1

1.5K 129 20
                                        

Gangnam-gu, Seúl

Las calles concurridas de Seúl estaban constantemente en movimiento, todos estaban acostumbrados a correr de un lado a otro sin importar que más sucedía al rededor mientras miraban distraídamente sus celulares.

Justo por esa razón Jin Jooha estaba a punto de llegar tarde a la sesión de fotos programadas ese día, el día en el que casualmente había tardado más tiempo del que debía dándose una ducha.

Se encontraba sentando en la parte de atrás del auto y su mánager en asiento del copiloto soltando maldiciones por lo bajo, ya que llegar tarde le daría una mala reputación a la empresa y a su propia imagen. No pudo evitar suspirar mientras veía a las personas ir de aquí para allá sin ver realmente el camino.

-Estamos varados y muy jodidos, hubiéramos llegado si aquel maldito peatón hubiera mirado el semáforo antes de cruzar- Dijo ofuscado su mánager señalando el lugar del accidente.

-¿Como sabe que no fue el conductor?- Preguntó Jooha irritado, pues sabía que su mánager cuando se le metía algo en la cabeza, era imposible llevarle la contraria.

-Pues porque nadie suelta el maldito celular, es lo mismo que si tuvieran la cabeza metida en el cu...

-Ey Hyung, está algo alterado... Igual no es nuestra culpa.- Dijo intentando convencerse más a si mismo que a su mánager, pues sabía que parte de la culpa era de él por tardarse de más.

-Claramente no es nuestra culpa, pero igualmente me quitarán la cabeza en la empresa- Dijo apretando sus puños.

Jooha no dijo nada más, estaba cansado de intentar tener una conversación común con su mánager que lo único que sabía hacer era soltar trastos sin parar, y ya tendría un día largo al llegar al set.

Desde hace un tiempo su agencia había estado más exigente e incluso había empezado a ser investigada por malversación de fondos, sin embargo, no era algo de lo que se hablará con los artistas, ellos debían seguir trabajando sin importar que su contrato fuera irrespetado en el proceso.

Jooha tenía muchos conocidos en la industria pero solo podía llamar amigos a unos cuantos. Nakyum y Dan habían demostrado ser personas increíbles y habían sido los únicos que habían mantenido una sola cara incluso cuando la fama los arropó.

Nakyum había entrado a la empresa queriendo ser un ídolo, quería formar parte de un grupo, y aunque estuvo a punto de lograrlo, sus rasgos que cumplían por completo el estándar coreano, le abrieron las puertas a la actuación y por obvias razones abandonó el resto y tomo la oportunidad.

Dan por otro lado, logró ser un cantante solista increíble, porque aunque también intento ser un ídolo, se dio cuenta de que bailar no era lo suyo.

Y Jooha había logrado ser modelo, tenía reconocimiento por sus rasgos andróginos casi femeninos y sus promociones con el soju lo habían catapultado a una fama inminente.

El chico bajo del auto al llegar y camino guiando el paso con su mánager detrás y un par de guardaespaldas que se unieron a ellos. El equipo de fotografía los miro mal por obvias razones y no hizo más que obedecer las indicaciones que se le dieron luego de disculparse, dando por terminada la sesión unas cinco horas más tarde.

Los chicos dormían en las instalaciones de su agencia, ya que se les hacía más fácil a la hora de trabajar. La disponibilidad inmediata se pagaba mejor y esa era una de las cualidades que tenía Lezhim a su favor.

Lezhim Entertainment era una de las mejores agencias de Corea, muchas personas querían entrar allí para lograr sus sueños, o así lo recordaban los chicos. La agencia al ser tan prestigiosa tenía muchos ojos encima y había muchos rumores a su alrededor que no podían ser desmentidos o confirmados, todo se trataba de especulaciones.

Una Bala al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora