Una Bala al Corazón

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Joo Jaekyung

Podría describir de muchas maneras la forma en la que el jardín se veía esa noche, incluso el olor que me rodeaba, pero aunque intentará describir lo que Dan me hacía sentir, solo lograría escribir simples líneas banales, no porque lo que siento sea superfluo, si no todo lo contrario.

El sentimiento de tener atascado todo lo que tengo para decir, de que mi respiración no pueda trabajar de forma natural, como si de pronto me hiciera consiente de ella.

Sabía que lo que sentía por ese chico no era romántico para nada, yo lo reconocía como una dependencia a la resistencia que el representaba. El nunca había bajado la guardia, el incluso me había retado y el que haya bajado sus barreras para tener sexo conmigo me hacía sentir inestable.

Sabía que de cierta forma era mi culpa por aprovecharme de su momento vulnerable, el momento en que se enteró de que para el mundo estaba muerto. No me encontré con sus palabras de sabelotodo pretencioso, porque en ese momento había dejado su verdadero rostro a la vista, ya no era la super estrella Kim Dan, era solo Dan y por alguna razón me gusto más su versión humana, su versión real.

¿Cuándo me volví el monstruo que soy hoy? 

Tenía en mente algunos momentos que marcaron mi vida para siempre, pero podía enumerar con los dedos de mis manos los que yo creía que habían acabado con la poca cordura que me quedaba. La muerte de mi madre encabezaba la lista, no tuve tiempo de llorarla, de extrañarla, porque estaba más ocupado pensando en sobrevivir, mi padre me había arrebatado el luto y justo allí entraba la segunda cosa de la lista; mi venta a la mafia.  Ambas cosas tenían algo en común, no había podido darles un cierre ya que el tipo que me heredó sus genes seguía vivo y no sabía dónde estaba y tampoco había podido vivir mi luto, ya que sufrir por algo que paso hace tanto tiempo me hacía débil y tener debilidades en la mafia te coloca una bala en la frente.

Mi lista se llena de algunas cosas más, quizás mi primera víctima y no, no habló del maldito que intento violarme, habló de aquella chica que secuestré, la que luego vendieron y torturaron para su placer sexual, la chica que era inocente y aún así el pulso no me tembló para volarle los sesos al terminar, no fallé aún cuando ella me rogaba otra oportunidad, cuando me pedía misericordia, cuando rogaba ser perdonada... Aunque no hubiera hecho nada para merecer toda la mierda que le pasó ese día.

O aquella vez que tuve que matar a toda una familia porque el tipo nos debía dinero, o cuando violé a alguien por primera vez. Claro que yo no era el único del Clan que había hecho cosas horribles, Dooshik estuvo en varios momentos oscuros de mi vida y Seungho tuvo los suyos propios.

Aún así no podía sentirme culpable, no podía porque yo también fui una víctima, yo no había decidido convertirme en esto, mi situación me obligó a ello, o al menos eso me digo a mi mismo siempre.

El camino a la habitación es silencioso, el personal de servicio se encuentra descansando y los guardias no tienen porque interferir en mi camino. Me detengo frente a la puerta y tomo la perilla pero no puedo girarla, por primera vez el pulso me tiembla y ni siquiera tengo una maldita pistola en la mano.

Podía recordar el momento exacto en el que me derrumbe, el momento exacto en el que mi mente empezó a ser un maldito caos y es que todo lo que me había dicho Dan aquella vez, donde me echaba la culpa de todos los males del mundo había hecho estragos en mí. ¿Cómo podía ser mi culpa? Si, había hecho cosas horribles, quizás si fuera el niño de antes, hubiera pensado igual que él, pero el mundo funciona de forma diferente cuando conoces sus lados más oscuros.

El ser humano busca la bondad, porque somos malos por naturaleza, buscamos aquello que nos hace falta y anhelamos amar, soñar, vivir en paz... Simplemente somos ingenuos.