16

291 41 13
                                    


Kim Dan

Hubo un momento de la mañana en la que empecé a extrañar mi antigua vida, a mis fans, mi trabajo, incluso mi hogar. Había estado tan ocupado pensando en lo desgraciado que me sentía que no había pensado en todo lo que había estado en juego.

Mi pasión, la que hace mucho no disfrutaba, la que veía como una carga; al final, se había convertido en nada. Me había quejado demasiado y ahora me encontraba en las garras de un mafioso. Ironías de la vida supongo. ¿Cuántas veces tiene que demostrarme la vida que no me quiere allí?

El cáncer me arrebato a mi abuela, mis padres nunca estuvieron para mí y al final solo me tuve a mi mismo. La empresa de Choi me dio una oportunidad, gracias a él pude sobrevivir y gracias a él ahora estaba secuestrado, creo que nunca le agradecí por sacarme de las calles y ahora no podía reclamarle mi destino.

¿Dónde están mis amigos? ¿Estarían pasándola tan mal como yo? ¿Era peor? Quería verlos, pero me daba demasiado miedo poner un pie fuera de la habitación. Todo se veía demasiado calmado, como si fuera una trampa, como si él estuviera esperando a que saliera para poder castigarme.

Me levanté de la cama, mi cuerpo dolía pero no era un dolor molesto como la primera vez. Caminé hacia la ventana y pude ver el jardín, me animé un poco al pensar lo que Jaekyung me dijo la noche anterior, podría salir al menos cuando el estuviera aquí. Los colores eran más llamativos, el ambiente se sentía fresco y limpio, no como Corea con su maldito polvo fino.

Sonreí y la añoranza me llenó, podía odiar todo en mi vida, pero nada le ganaba a mi situación actual. Dependía de un imbécil. Me daba mucho miedo pensar que había sido gentil la noche anterior únicamente para darme una última vez de satisfacción, tenía el presentimiento de que aquello no se repetiría.

Y pude confirmarlo de cierta manera cuando la puerta se abrió de un estruendo y apareció Jaekyung con la mirada pérdida, me giré por completo porque su actitud era extraña, su pecho subía y bajaba con sus respiraciones erráticas y las venas de su cuello y brazos parecían a punto de explotar y fue así que lo supe, el necesitaba desahogarse y para eso estaba yo, debía ceder porque así me lo había dicho la noche anterior y solo por eso caminé hacia la cama quitándome la camisa y antes de subirme a ella terminé de desvestirme bajo su mirada. Cuándo estuve acostado boca abajo el cerró la puerta con lentitud y yo solo podía rezar a todos los dioses, sin importar la religión, para que fuera gentil, esperaba que pudiera respirar y recordar que yo también era un humano. Caminó hacia mí quitándose las prendas, sin decir ni una maldita palabra.

Cuando estuvo desnudo por completo se subió a la cama y el nerviosismo estaba haciendo estragos en mi corazón, escondí mi cara entre mis brazos cuando con su antebrazo levantó mi cadera con rudeza, contuve la respiración cuando lo sentí en mi entrada y apreté los dientes cuando me invadió con fuerza.

Una, dos, tres estocadas, todas certeras, sin perder el ritmo. Mi cuerpo dolía cada vez que sus caderas chocaban contra mí, mi espalda estaba tensa, mis ojos lagrimeaban por el dolor agudo que me recorría, intenté no hacer ruido, en serio traté, pero en menos tiempo del esperado me encontraba sollozando, apreté mis manos para no intentar apartarlo, porque podría molestarlo.

¿Por qué estaba tan molesto?

Sollocé más fuerte cuando salió de mi interior y me volteó con brusquedad. Cerré los ojos con miedo y podía sentir la forma en la que mi cuerpo tiritaba sin control por el agotamiento. Sentí cuando se colocó sobre mí, pude sentir su respiración en mis pestañas, pero me daba demasiado miedo mirarlo.

-Abre los ojos- Dijo con la voz ronca, calmada, todo lo contrario a su comportamiento. Obedecí y abrí los ojos con lentitud. Seguía teniendo una mirada perdida, me estaba mirando pero su mente estaba en otro lugar.- Mírame cuando estemos así, conmigo no puedes fingir que soy alguien más, ¿Me escuchaste, Dan?

Una Bala al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora