Nostalgia I

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Maraton 1/4


-Freen, tiene que haber alguna forma de contactarnos con alguien, tenemos que conectarnos a internet, o usar un teléfono, algo!- reclamaba Becky impaciente.

Desde que había recordado a su mamá, la había asaltado una clara consciencia de que seguro su madre estaba enferma de la preocupación por saber dónde estaba su hija.

Freen la entendía, ella misma sentía lo mismo con su familia, y había estado pensando en alguna solución, pero por más que rebuscaba ideas, no encontraba ninguna.

Hacía ya una semana completa, siete días que estaban prácticamente atrapadas en la colina de la cabaña. La lluvia había cesado al quinto día, pero el río aún estaba desbordado.

-Becky, ya te lo expliqué, ves hacia allí? Allí debería estar el sendero para ir al camino más cercano que conduce a la ruta a Pai. Ves el sendero?- explicó Freen con un grado de impaciencia.

-No- contestó bufando y poniendo los ojos en blanco.

-Eso es porque lo está cubriendo el agua, por ende, no podemos pasar. A menos que quieras nadar hasta el camino- concluyó.

-Y para qué está la avioneta entonces?- reclamó la menor.

-Ya te lo expliqué Rebecca, no tenemos suficiente combustible, prácticamente despegariamos y tendriamos que aterrizar a los 10 segundos- exclamó cansinamente, ya que ésta conversación la habían tenido varias veces, y casi en el mismo orden.

-Ya ya, ok, entendí, pero y el caballo?- preguntó expectante.

-Qué con el caballo? No estarás insinuando ir con Khalan hasta el camino con el agua así, verdad?- replicó incrédula.

-No creo que esté tan alto, seguramente el caballo sobrepasa el nivel del agua!- respondió Rebecca.

-Estas loca, no Becky, no y no, no vas a exponer al pobre animal a algo tan peligroso. Además, es ilógico. Supongamos que logras llegar al camino, y luego qué? No sabes si hay o no aludes, o más derrumbes, son más de setenta kilómetros hasta Pai, y pueden haber muchas zonas inundadas, es una completa locura lo que intentas!- dijo tajante.

-Mi madre debe estar muy preocupada Freen, necesito hablar con ella!- clamó la menor con un puchero.

-Becky, lo sé, y estoy en la misma situación con mi familia, pero creeme que no tengo más ideas. Las he pensado todas y las he descartado por lo peligrosas que son todas. Además, dime, cómo contactarás a tu madre? No recuerdas ningún teléfono, sólo recuerdas el nombre y la cara- cuestionó Freen cruzándose de brazos.

-Estoy segura que debe estar moviendo cielo y tierra buscándome. De seguro deben haber carteles con mi cara por toda Tailandia, pero justo estamos en los confines de la tierra aparentemente!- replicó con autosuficiencia.

Freen asintió con una sonrisa paciente. Pese a ser una conversación bastante recurrente, le agradaba ver a la chica tan esperanzada, pero al mismo tiempo le dolía un poco pensar en que una vez que fueran a Pai, probablemente Rebecca se iría, y sus caminos se separarían. Íntimamente, ella estaba deseando que su tiempo juntas no acabara, y que tuvieran que permanecer en esa cabaña para siempre. No se reconocía a sí misma, que siempre había preferido estar sola y sin compañía. Ahora sentía que su vida iba a estar muy vacía cuando Becky ya no estuviera.

-Ok, salgamos y bajemos de la colina, veamos si el agua bajó un poco, y si hay alguna forma de ir al camino- propuso Freen, recibiendo saltitos de felicidad y una brillante sonrisa por parte de la chica.

Después de comer, salieron de la cabaña, apreciando el agradable clima soleado que parecía aún más hermoso después de tantos días de lluvia.

Descendiendo por la colina hasta el sendero que usualmente atravesaba el bosquecillo, confirmaron que el nivel del agua aún se mantenía alto.

-Y qué hay de ese lado?- preguntó Becky señalando hacia el lado norte, donde la inundación parecía permitir un mejor acceso.

-Pues, creo que a veinte kilómetros está Myanmar, y honestamente no quisiera traspasar la frontera- respondió Freen -Pai está hacia el sur, que es el sendero inundado. Quizás podríamos ir hacia el este, a Wiang Haeng, pero es otra provincia, y está mucho más lejos que Pai.

-Insisto en que podríamos ir con Khalan-

-Que no, deja de insistir con el caballo, no seas testaruda. Tendremos que esperar a que baje el agua-

Rebecca no pudo reprimir el puchero enfadado ante la rotunda respuesta. Pero ciertamente al verlo, entendía que no había muchas opciones para salir de ese lugar, así que aceptó volver a la cabaña y esperar a que bajara el nivel del agua.

De regreso a la cabaña se acercó a la avioneta que estaba estacionada, recordando la foto que Freen le había dicho que se encontraba allí.

-Freen, no habías dicho que tenías una foto de tu abuelo en la avioneta?- preguntó.

-Oh, es cierto, dejame ir por ella-

La aviadora abrió la compuerta, y se subió a la aeronave, e inmediatamente una agradable excitación la invadió. Hacía ya varios días que no podía volar el vehículo, y empezaba a extrañarlo. Tomó la fotografía de Poom, y bajó de allí, extendiéndosela a Becky para que la vea. La menor sonrió al mirar al feliz hombre posando para la cámara, con una cascada y un entorno selvático detrás.

-Tienes un parecido con tu abuelo. La sonrisa es casi idéntica-

-Si, mi familia siempre me lo dice. Mi madre dice que es porque aprendí a reír con él-

-Cómo aprendiste a reír con él?- preguntó confundida.

-La primera vez que sonreí siendo recién nacida fue porque él me estaba haciendo cosquillas- explicó Freen con una mirada nostálgica, tomando la fotografía y sintiendo como un pequeño nudo nacía en su garganta.

-Lo extrañas mucho?- preguntó Becky.

-Todo el tiempo. Murió cuando yo tenía veinte. Me sentí tan devastada cuando ocurrió, perdí el rumbo durante varios meses, hasta que encontré esta foto, y me decidí a aprender a volar como él- añadió con una sonrisa, pero con el nudo en la garganta persistiendo -cuando me siento asustada, pienso en él. Recuerdo sus historias de guerra, y todas sus anécdotas con mensajes de sabiduría escondidos. Últimamente me ha costado más encontrar ese consuelo. Es decir, sé que estoy en su tierra, este lugar maravilloso al que él quería volver, donde fue tan feliz, pero de alguna forma aún me siento ajena, y es difícil poder sentirme plenamente conectada, sabes? Quizás sea porque no veo a mi familia hace casi un mes. Él siempre decía que aunque los cielos fueran maravillosos, y volar fuera su pasión, nada superaba a la sensación de volver a tierra y estar con su familia- explicó con una ligera mueca de tristeza en sus ojos.

Becky miraba a Freen y la escuchaba atentamente. Era inusual escucharla tan desanimada, y eso le hacía doler el corazón. El vínculo que tenían era cada vez más estrecho, pero esta era la primera vez que Freen se mostraba tan vulnerable ante ella. Siempre parecía que tenía todas las respuestas, segura y confiada. 

Becky sólo atinó a poner su mano en la espalda de la chica, acariciando suavemente, tratando de expresar en ese pequeño gesto su apoyo y su sincero deseo de ayudarla. El cuerpo de Freen tensionandose levemente ante el contacto afectuoso e íntimo.

Fuerzas naturales | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora