Travesía I

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El día amaneció inusualmente frío, así como el ánimo en ambas chicas.

Freen tenía los ojos hinchados y enrojecidos, como clara señal de haberse dormido llorando, al igual que Becky. Ninguna quiso intercambiar palabras, y tan sólo se prepararon para el tan esperado viaje a Pai, donde todo terminaría.

Freen se encargó de empacar lo que necesitarían: comida, herramientas, la foto de Poom del altar, y por si acaso también, algunos objetos de campamento, ya que pensó en quizás aprovechar el viaje, y al regreso realizar una acampada en los bosques, para no tener que enfrentar la soledad de la cabaña tan rápido.

Becky no tenía nada para empacar más que su campera deportiva y su identificación. Lo demás que tenía era ropa de Freen, y aunque se sentía incómoda llevándosela, tampoco es que pudiera ir desnuda a ningún lugar. Así que mientras la otra empacaba, Becky simplemente se dedicó a recorrer el establo, mientras veía a los cerditos y las gallinas, y se despedía de Khalan.

Se subieron a la camioneta en silencio, emprendiendo el recorrido en un frío y tenso clima.

Ahora si, se sentía como una despedida.

Freen manejaba con la mirada al frente, imperturbable, aún pensando y repasando qué había pasado. Por qué en un momento estaban felices, después de finalmente haberse besado con tanto cariño, y al siguiente simplemente parecían dos extrañas.

Becky miraba por la ventanilla hacia el paisaje al que llegó a sentir como su hogar en esos días, recordando el paseo a la luz de la luna de la noche anterior, y la maravillosa sensación que había experimentado en los labios de Freen, pero también tenía fresco el sentimiento de traición y desconfianza por esa bendita palabra que le había escuchado decir, sintiéndose tonta, creyendo que Freen se estaba burlando de ella.

Si tan sólo alguna de las dos expresara en voz alta sus preguntas, quizás todo se resolvería más fácilmente.

Pero el orgullo es mal consejero, y nos ilusiona con un sentido de amor propio, cuando no es más que miedo al rechazo.

Adentrándose en el bosquecillo, la camioneta empezó a emitir un ruido extraño, haciendo que Freen tenga que detenerse. Mientras se bajaba, miraba alrededor. Como ese mismo lugar que ayer parecía tan mágico y resplandeciente, hoy se veía apagado y sin vida. O quizás eran sus propios ojos que estaban apagados.

Después de una breve revisión, concluyó que no había nada fuera de lo ordinario. Volviendo a ponerse en marcha, Becky pronunció las primeras palabras del día.

-Todo en orden?- dijo, tratando de mantener el tono más neutral que pudo.

-Si, no es nada. Supongo que es por haber estado mucho tiempo sin uso- repuso Freen en el mismo tono casi robótico.

Becky sólo respondió con un breve suspiro. A lo mejor, muy íntimamente, ella esperaba que el desperfecto las obligara a retrasar ese tortuoso viaje, que aún no tenía más que unos veinte minutos de duración, y ya se habían sentido como días.

Freen no se detuvo mucho a intentar interpretar su suspiro, y simplemente continuó el trayecto. No pasó demasiado tiempo hasta que llegaron al camino que las llevaría a la ruta a Pai, aquel que el día anterior habían empezado a despejar de los pequeños montículos de tierra que habían quedado de los derrumbes. Algunos no eran demasiado altos, y podían ser pasados con la camioneta en marcha, pero en otros más adelante tuvieron que detenerse para quitarlos con pala en mano, por lo que ambas chicas debieron bajarse en más de una ocasión, realizando cada acción en un silencio casi sepulcral.

Aún las aguardaban las partes más complicadas del camino, ni siquiera habían llegado a la ruta oficial, y ya estaban demorando varias horas, por lo que decidieron detenerse a comer.

Comieron en el mismo silencio que las venía acompañando desde que se habían despertado. Apenas podían dirigirse la mirada. En eso, una nueva llamada entró al celular de Freen.

Otra vez un número desconocido.

-¿Hola?- respondió dubitativa de nuevo.

-Freen?- dijo una voz masculina con algo de acento.

-Nop?- dijo Freen incrédula.

-Qué alegría escucharte! Estaba muy preocupado!-

-Lo siento mucho Nop, no había forma de contactarme con nadie, no tenía cobertura, tu sabes como es eso- explicó.

"Genial, el enigmático Nop apareció" pensó Becky con molestia. En algún momento había creído que había sido él en la llamada la noche anterior, hasta que recordó que Freen mencionó el nombre "Saint", además de que la conversación había sido en español, no en inglés como ahora.

Becky no tenía mucho interés en escuchar la conversación realmente. Ya sólo estaba pensando en llegar lo antes posible a Pai. Además, seguía sintiéndose molesta hacia la mera mención de Nop, pero después de unos minutos, un fragmento de la conversación llamó su atención.

-...mi familia ya sabe que estoy bien, anoche mi primo Saint logró contactarme- explicaba Freen para tranquilizar a su interlocutor, y Becky detuvo su bocado a mitad de camino.

Su primo. Saint, su primo...

"Becky, eres una idiota!" pensó, y se contuvo de no darse un golpe en la frente, mientras sentía un frío desagradable recorriendo su estómago.

Había arruinado un momento perfecto por no preguntar quién había llamado y sospechaba que ahora la situación estaba muy embarrada como para arreglar el daño. Freen se comportaba totalmente hermética y fría. Becky no sabía como empezar a disculparse, además, como explicaba el ataque de celos que había tenido? Si solamente se habían besado.

Por otro lado, hoy terminaria todo, entonces, valía la pena reparar lo que sea que tuvieran? Si de todos modos debían despedirse, quizás sería más fácil que sea en estas condiciones.

Becky volvió a concentrarse en su comida, intentando acallar sus pensamientos, mientras Freen terminaba su conversación.

Una vez concluido el descanso, reanudaron su viaje, ya estando más cerca de la ruta hacia Pai. Sólo debían cruzar un pequeño arroyo que, según recordaba Freen, tenía un puente de madera por el que podían pasar con la camioneta, pero antes, había un tramo del camino bastante angosto que se encontraba en la ladera de una colina elevada, lo cual hacía que la velocidad del vehículo tuviera que ser casi a pie para no terminar cayendo por el precipicio. Era un tanto riesgoso, y Freen solo había realizado el trayecto dos veces, pero sentía confianza en poder atravesarlo de nuevo.

El camino de tierra empezó a estrecharse paulatinamente a medida que avanzaban, como así también la altura aumentaba, haciendo el camino en subida. Freen tenía la vista fija hacia adelante, mirando hacia el velocímetro cada dos segundos.

Becky comenzó a notar el nerviosismo de la conductora, sin entender el por qué. Se permitió entonces mirarla, mientras alternaba dirigiendo su vista también hacia el camino. No podía dejar de notar que Freen se veía muy sexy manejando, aunque el momento quizás no sea el más adecuado para esa observación. Se sentía la tensión en la cabina, aunque ahora no era por el malentendido entre ellas, había algo más, y Becky estaba cada vez más desesperada por preguntar qué era lo que estaba pasando. Podía sentir que algo no marchaba bien, pero seguía en esa extraña guerra fría de silencio.

Freen comenzó a apretar más y más el agarre en el volante, y eso bastó para que la castaña se atreviera a preguntar finalmente.

-Freen, qué ocurre?- dijo mostrando claramente su nerviosismo.

Pero su pregunta no llegó a ser respondida.

En el mismo momento se pudo escuchar un desmoronamiento en el lado del acompañante, sintiéndose una sacudida en el vehículo. Partes del borde del camino se estaban deshaciendo bajo la rueda, resquebrajando la tierra endurecida, y haciendo peligrar la estabilidad de la camioneta.

Presa del temor, e ignorando la verdadera gravedad de la situación, Becky empezó a saltar nerviosa en el asiento, sin saber a donde mirar, mientras Freen la miraba con terror en la mirada.

-Becky, quédate quieta, no te muevas!- gritó con pánico, al tiempo que tomaba su muñeca y desaceleraba el motor hasta casi detenerse.

Estaban al borde del precipicio.

Fuerzas naturales | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora