Nostalgia II

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Maratón 2/4

Volvieron en silencio a la cabaña e intentaron distraerse con música. El día estaba llegando a su fin, y Freen aún se veía alicaída. La cena fue un poco más silenciosa de lo usual, y Rebecca sugirió que esa noche ella dormiría en el sofá, ya que la otra chica se había quejado un par de veces del dolor de espalda, que posiblemente se debiera al hecho de que llevaba una semana sin dormir en la cama.

Ya acostadas, Becky no podía conciliar el sueño. Se preguntaba por qué no podía animar a Freen de la forma en que ésta la animaba a ella con simples pero sabias palabras. Se sentía impotente de que no se le ocurriera nada que pudiera aliviar la tristeza de la chica.

Frustrada, tomó el libro de cuentos infantiles para leerlos con la esperanza de que el sueño finalmente la venciera.

*****

"Este era tu abuelo Chen, y ella tu abuela Lawan"

Pero mamá, por qué pones comida aqui?

"Porque son las ofrendas a nuestros ancestros Becky"

Ah, y las velas?

"También son ofrendas, es una ofrenda de luz, para iluminar el camino de sus almas"

Y las flores?

"Para adornar su existencia"

Y por qué les ofrendamos todo esto?

"Para siempre recordarlos, y sentirlos cerca nuestro"

La pequeña Becky sonreía a su madre, contenta de saber que sus abuelos estaban cerca de ella.

Rebecca se despertó de repente, con la imagen clara de sus abuelos en las fotografías de su altar familiar, y una sonrisa inmensa se dibujó en su rostro.

Estaba amaneciendo, asi que se apresuró a levantarse y buscar algunas cosas para armar un altar improvisado. Salió de la cabaña a buscar flores, y al regresar tomó una de las velas situadas en la pared, depositando todo en una pequeña mesita sin uso que estaba en la pared donde la guitarra permanecía colgada. Los inciensos claramente eran mas difíciles de conseguir, pero al menos tenía lo básico: las flores, la vela y la comida, agregando un pequeño cuenco con arroz sin cocinar.

Ahora, sólo necesitaba la foto.

Se dirigió a la habitación con mucho cuidado de no despertar a Freen. Se acercó a la mesa de noche al lado de la cama, donde vió la foto de su abuelo, pero antes de tomarla, miró a la chica que yacía dormida de costado.

Podía notar que tenía los ojos hinchados, y el ceño fruncido, como si se hubiera dormido llorando. Rebecca no pudo reprimir el impulso de acercar su mano al rostro de Freen, acariciando suavemente su frente, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja. Pasó su dedo pulgar por el entrecejo de la chica, acariciando en un intento de desarmar el gesto fruncido, recorrió su ceja y bajó por la mejilla, quedandose alli un momento, apreciando la paz que ahora parecía adueñarse de su cara. Se quedó asi, con esa suave caricia embelesada por los bellos rasgos de Freen, suspirando pausadamente. Podía sentir su propio corazón hincharse de ternura mientras la veía dormir. Sacudiendo un poco su cabeza, se deshizo del encantamiento en el que había caído y retomó su misión. Agarró la fotografía de Poom, la acomodó en el centro del humilde altar, y haciendo una reverencia de respeto, se alejó un poco admirando su obra, quedando bastante satisfecha, y volvió a acostarse con la esperanza de que al menos pudiera ayudar un poco al ánimo de Freen.

Luego de unas horas, presa de la impaciencia, Rebecca se acercó de nuevo a la habitación, observando a Freen dormir.

-Cómo es posible que duerma tanto?- murmuró con ansiedad -Ya son casi las diez! Mejor la despierto yo- resolvió.

-Freen, Freen despierta- la llamó, moviendo un poco su brazo.

La chica dormía como un tronco, pero aún así pronunció algunos gruñidos de molestia al ver su sueño interrumpido.

-Vamos Freen, despierta, quiero mostrarte algo- insistió.

-Por qué tan temprano?- inquirió la otra.

-No es temprano! Son casi las diez, por favor, levántate y ven!-

-Qué acaso bajó el agua?- preguntó Freen perpleja.

-Qué? Oh, no sé, no me fijé, no es eso! Ven!- pidió ansiosa.

Freen finalmente cedió a las súplicas de Becky, y se levantó de la cama, siguiéndola.

-Espera! Cierra los ojos!- le pidió la menor.

-Que cierre mis ojos?! Pero si los tenía cerrados recién en la cama y me pediste que me despierte!- replicó burlonamente.

-Qué chistosa, anda, cierralos!- pidió de nuevo, mientras Freen se cubría los ojos, y Becky tomaba su mano para guiarla.

-No huelo el desayuno, así que no será una gran sorpresa- volvió a burlarse.

-Sshhh, no lo arruines!- la regañó.

Cuando estuvieron frente al altar, Rebecca le indicó que podía abrir los ojos.

Freen los abrió lentamente, viendo la pared con las maquetas de aviones y la guitarra, sin identificar nada nuevo al principio, hasta que bajó su mirada a la pequeña mesa.

Allí estaba la sonrisa de su abuelo viéndola, rodeado de flores, una vela y un cuenco de arroz, muy parecido al altar que su abuela Nun mantenía en su casa.

Los ojos se inundaron rápidamente con lágrimas, pero esta vez eran de alegría, con una cálida sensación de hogar impregnandose en su corazón y dibujando una sonrisa. Estaba sin palabras, sin poder comprender cómo es que ese altar se había materializado allí.

Rebecca observaba el resultado de su idea complacida, sin poder disimular la sonrisa radiante de su cara.

-Recordé en un sueño el altar de mi familia. No sé si tu familia lo hacía. Mi mamá me decía que esta es una forma de tener a nuestro seres queridos cerca nuestro y recordarlos-

-Becky...yo...es-estoy sin palabras, n-no sé qué decir, en qué momento hiciste esto?- intentó decir Freen mientras las lágrimas anegaban sus ojos e interrumpían sus palabras.

-Mientras dormías, claro- respondió riendo -no pude conseguir el incienso, pero bueno, es bastante cercano a...- intentó explicar pero fue interrumpida.

Freen se había girado hacia ella, envolviendola por la cintura con sus brazos y pegando sus cuerpos, tomando totalmente por sorpresa a Rebecca. El abrazo estaba cargado de sentimientos. Gratitud, cariño, dulzura, ternura, todo lo que Becky provocaba en Freen, y que con el gesto de la chica, se había potenciado por mil. Casi se sentía abrumada por todo lo que sentía, y no supo cómo expresarlo de una mejor forma que estrechándose en ese abrazo largo y cálido. Becky respondió de la misma manera, enlazando a la mayor con los brazos en su cuello, haciendo que Freen pueda sentir muy cerca su respiración, generando que todos los vellos de su nuca se ericen.

Permanecieron asi varios minutos, sólo escuchando su respiración pausada, sintiendo sus manos acariciar suavemente sus espaldas, disfrutando el calor de sus cuerpos unidos, casi percibiendo los latidos de sus corazones en sintonía.

Rebecca no cabía en si de la felicidad que sentía cuando escuchó a la chica.

-Gracias por traerme un pedacito de mi familia- dijo Freen sin separarse.

Fuerzas naturales | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora