-Becky?- llamó Freen con cuidado a la chica que yacía dormida en la cama.
-Si, estoy despierta- respondió Rebecca, girando su rostro hacia la puerta.
-Ah, creí que dormías. Ya está lista la comida si quieres- indicó la otra chica.
-No tengo hambre por ahora, pero gracias Freen- respondió.
-De acuerdo, te guardaré un poco por si más tarde quieres- dijo la pelinegra un tanto desanimada, cerrando la puerta al irse.
El recuerdo de su "nombre" había dejado a Becky bastante cansada y confundida. No lograba comprender por qué el recordar su apodo no era un motivo de felicidad plena. Algo en esa palabra, "Becky", le traía una sensación de angustia muy grande, casi como si tuviera miedo de su propio nombre, era muy difícil de explicar. Tampoco pudo identificar qué fue lo que dijo Freen que desencadenó la marea de sensaciones e imágenes en su cabeza, que de todos modos no lograba recordar. Sólo tenía borrones y fragmentos de recuerdos incompletos, que no tenían ningún contexto, ni sonido o procedencia. Como un rompecabezas donde las piezas son todas distintas, sin un patrón definible, y sin una foto para poder seguir. La frustración de toda esta situación había sumido a la castaña en un estado malhumorado bastante notable, razón por la cual Rebecca había decidido acostarse y aislarse un rato, sobre todo para proteger a la otra chica de su propio estado.
Freen se encontraba confundida. Habría creído que la chica estaría feliz de recordar algo nuevo, pero la actitud de Becky le decía todo lo contrario. El pasado de la castaña se volvía cada vez más intrigante, sumado a esa sensación que Freen aún tenía de conocerla de antes.
Al terminar de comer la aviadora se acercó a una de las ventanas de la cabaña, específicamente la que mostraba la vista del río que tenían no muy lejos de allí. Las fuertes lluvias no habían amainado casi nada, y el lecho del río había crecido considerablemente. Si ya antes era difícil que salieran de allí para poder bajar a Pai por provisiones, ahora la tarea sería doblemente complicada.
-Por casualidad tu amigo no tiene un bote también, no?- preguntó Becky mirando hacia la ventana también, asustando a Freen que no la había escuchado venir.
-Me asustaste, y no, la cabaña de los sueños viene con camioneta y avión, pero el bote se vende por separado- bromeó Freen imitando los comerciales de las casitas de muñecas.
Rebecca rió sin gracia en respuesta, y se alejó para sentarse en el sillón, tomando uno de los libros de Nop.
Freen la observaba con cautela, casi como temiendo algún estallido de la castaña, quien mantenía el semblante serio y los ojos fríos.
-Sabes qué es lo más extraño? Leo esto, y lo entiendo, entiendo qué dice, pero no puedo leerlo en voz alta, porque las palabras no salen. Sólo podría recitarlo en inglés- expresó Becky con sorna.
-Entonces, sabes thai? Sólo que no recuerdas cómo hablarlo?- inquirió Freen.
-Tal parece que sí- respondió con amargura.
-Bueno, eso es mucho más que lo que yo sé de ese idioma. Tu memoria volverá, sólo debes tener paciencia...- intentó consolarla la aviadora, pero Becky la interrumpió.
-El problema es que no sé si quiero recordar! Sigo teniendo pesadillas durante la noche, recordé que me llamo Becky y no puedo sentir alegría, siento miedo, y no entiendo el por qué. Quiero saber, y al mismo tiempo no quiero, y es frustrante estar en asi!- descargó la menor, ya sin poder reprimir todo su mal humor, su ansiedad, sus temores, y aquello que rondaba en su mente desde que se despertó por primera vez en esa cabaña.
Freen asintió en silencio, intentando absorber toda la información que Becky había expulsado, a falta de una mejor forma de definirlo. Podía llegar a entender su frustración, y le intrigaba mucho qué era aquello que le causaba temor, pero no tenía sentido preguntarle, viendo que ni Rebecca lo sabía, o mejor dicho, no recordaba. Parecía como si su cerebro estuviera protegiéndose a sí mismo de algo.
La mayor se agachó hasta estar a la altura de sus ojos, tomándole la mano con suavidad, y mirándola directamente. Al sentir la piel de Becky en sus manos, un ligero y agradable cosquilleo se extendió por sus dedos y su palma, como si millones y millones de micro corrientes eléctricas recorrieran su piel.
-Sabes qué es lo más difícil de volar?- le preguntó a la más joven, quien negó con una expresión perpleja en la cara.
-Lo más difícil de volar es superar el miedo inicial de saber que estarás en el aire, sin nada que te sostenga, no hay redes, no hay colchones, no hay nada que pueda amortiguar tu caída si el avión cae. Pero al mismo tiempo, ese es el punto. Eso es volar. Recorrer las alturas sin ataduras al suelo. Es casi contradictorio, no te parece? Pero si uno no supera ese miedo, no descubre esa maravilla- explica Freen, dedicando una sonrisa cálida a Rebecca, quien la miraba con toda su atención en ella. Las palabras de la mayor eran tan suaves, tan cuidadas, tan claras, que Becky no tuvo más opción que sonreír tímidamente. Casi podía sentir que Freen la acariciaba con sus palabras, y su corazón se empezaba a sentir un poco más ligero, desarmando el nudo de sentimientos que albergaba.
-Por qué siento que constantemente me estas salvando Freen?- le preguntó con un suspiro.
La aviadora no se esperaba esa pregunta, y sin duda la ruborizó mucho. Ella no tenía complejo de salvadora ni mucho menos, de hecho siempre se auto definía como un lobo solitario, alejado de las manadas, sólo ocupándose de sus asuntos. Sus hermanas más de una vez le habían recriminado que no era tan dedicada a la familia como a ellas les gustaría, por estar con su mente más en el cielo que en la tierra. Pero algo en Rebecca despertaba esa necesidad de protegerla, de alentarla, de cuidarla. Quizás fuera el hecho de que era menor que ella. O tal vez que la conoció siendo una "víctima" de un terremoto. Aún no podía darle forma a los motivos, pero se sentía bien. Se sentía correcto. Pero no podía responderle todo eso, sería muy extraño, no se conocen tanto...y al mismo tiempo, se entienden mucho.
-Sólo estás pasando por un momento difícil, puedo entenderlo, y te comparto un poco de lo que me dijo mi abuelo cuando me sentía mal- le respondió Freen para animarla -y de qué es el libro entonces?- preguntó volviendo su atención al libro tailandés.
Rebecca apartó su mirada de la aviadora, sintiendo que la había observado por toda una eternidad, y miró hacia el libro.
-Es un libro de cuentos infantiles. Mi madre solía leermelo, tiene el cuento de "La pequeña luciérnaga"- explicó sin darse cuenta lo que decía.
-Un momento, recuerdas eso? Recuerdas a tu madre leyendote?- preguntó Freen con asombro, conteniendo la respiración.
Rebecca la miró con los ojos abiertos como platos, al darse cuenta de lo que acababa de decir.
Lo recordaba, si.
Recordaba el rostro de su madre, y su dulce voz leyendo el cuento, acariciando su mejilla con cariño. Podía ver en su mente los ojos, iguales a los suyos, mirándola con amor. Podía recordar esa sensación de protección, como si nada pudiera dañarla con su mamá allí, leyendo y acunando su rostro en la palma de la mano, dándole un beso de buenas noches, alejando los malos sueños.
Una lágrima de felicidad escapó de los ojos de la castaña, quien ahora sonreía ampliamente.
Y así, casi sin pensarlo mucho, Rebecca recuperó uno de los recuerdos más valiosos que tenía.
____________________________________________________
Uno de los capítulos que mas me gustó escribir, espero que puedan disfrutarlo tanto como yo!
Próximo capítulo recién el martes, pero festejando el cumpleaños de Freen, será con maratón de 4 capítulos!!
Nos leemos luego!
![](https://img.wattpad.com/cover/346625075-288-k333433.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Fuerzas naturales | FreenBecky
FanfictionFreen Sarocha sólo buscaba los hermosos paisajes de sus abuelos. Pero conocerá a Rebecca Armstrong en inusuales circunstancias, y sus expectativas cambiarán sin evitarlo. Las fuerzas de la naturaleza pueden actuar de maneras misteriosas. Historia O...