| Capítulo 9 | Campamento

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—Vamos, Winter. No hagas esto —me decía mi madre, intentando controlarse, pero podía percibir en su voz que estaba totalmente desesperada tanto por la escena que estaba montando como por la vergüenza que esto le causaba.

—¡No, no me moveré de aquí! —le grité.

Estaba abrazada a un árbol, mi padre y Levi habían intentado soltarme de allí, pero no lo lograron. Me aferré con más fuerza y no me moví ni un centímetro. Agarraron mis pies y tiraron de mí, pero tampoco aflojé el agarre.

—¡Sólo es una escuela de verano, Winter! —me gritó Levi. No lo quise escuchar, si lo hacía me pondría nerviosa y los brazos me flaquearían.

—¡Cállate, esto es tu culpa! —exclamé.
Algunas personas se nos quedaban mirando, nos encontrábamos a la entrada de la escuela de verano para niños matemáticos en medio del bosque.

El director había me recomendado asistir para tener ventaja o un extra para entrar a la universidad, cosa que no necesitaba. Así que no le dije a mis padres.

—¡¿Mi culpa?! ¿Qué tengo que ver yo? —me preguntó Levi, tirando de mis pies. Kuchel se había unido a ayudarlos y ahora se me hacía más difícil mantener mis brazos junto al árbol.

—¡Eres más listo, me haces parecer una tonta frente a mis padres! —le dije. Lo decía de broma, me importaba en absoluto parecer una tonta o una chica lista, sólo quería que me soltaran. Pero Levi pareció pensarlo y me soltó. Se fue al lado de mi madre con el rostro serio y me miró con tristeza.

Me había creído. Era muy débil a la hora de detectar mentiras.

—Winter, vamos. No es tan malo como piensas, harás amigos nuevos y hasta puede que te diviertas —me dijo Kuchel. No era tan malo si lo ponía así, lo que sucedía era que yo no quería más amigos, con los que tenía me bastaba. Solo quería pasarla en la pista de patinaje.

—¡No me soltaré, tendrán que amputarme los brazos si quieren que entre!

—Traeré la cierra —escuché que decía Frieda.

—¡Puedes encontrar novio allá, Winter! —me gritó Historia. La pequeña Historia ya tenía once años y en lo único que pensaba era en chicos, aun así me pareció graciosa su manera de convencerme.

—¿Tienen problemas? —dijo alguien. Moví la cabeza un poco y vi que era un hombre vestido de militar, era mayor y en su pecho tenía insignias y medallas. A su lado iba un chico castaño y alto, aparentaba mi edad.

Levi se le quedó mirando con mala cara, como Nana cuando se acercaba a Snow, el gato de Holly.

—Es mi hija, no quiere entrar —le explicó mi madre. El hombre sonrió y me dedicó una mirada rápida. Me dio miedo.

—¿Reprobada, cierto? —
Mi madre negó, el hombre le miro confundida y miró al chico.

—Mi hijo también está aquí contra su voluntad, pero los chicos de hoy en día necesitan disciplina —y dicho eso le preguntó a mi madre si necesitaba ayuda para disciplinarme, ella asintió y supe lo que pasaría.

El hombre se acercó hasta donde mi padre y Kuchel forcejeaban, ellos me soltaron, el hombre me agarró de un pie y tiró de mí. Ni aunque tuviera músculos habría seguido abrazada al árbol, caí al suelo sobre el húmedo césped y me ensucié la ropa.

Levi corrió a ayudarme. Debía admitir que desde el incidente de Sparks –que en paz descanse-, se había vuelto más atento. Seguíamos peleándonos como perros y gatos, pero después se disculpaba y me regalaba galletas o un pastel de manzanas que robaba de la cocina.

—¿Cómo le hace eso? Se pudo haber lastimado —exclamó Levi, dirigiéndose al hombre militar. Él rio, su risa era tosca y desagradable.

—Calma, chico. Tu novia está bien —le dijo él.

Cold As Ice - Levi Ackerman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora