| Capítulo 12 | Sí O Sí Pt. 2

92 7 0
                                    

—En realidad, yo le pedí eso... —escupí todo el chocolate que estaba bebiendo sobre la mesa.
¿Que él había hecho qué?

—¿Ah?

—Bueno, los necesitaré ¿no? —me dijo como si nada. Yo estaba ahogándome con el propio aire que respiraba.

—Así que el pequeño Levi es un pervertido —le dije más como un reproche que como una broma.

Me acarició otra vez la mano, pero la aparté antes de que surgiera su efecto. Me miró sorprendido, estaba quebrando la tregua y no me importaba, no podía hablar de esas cosas como si fuera lo más normal del mundo -en realidad, lo era, pero tampoco quería darle la razón.

—No sé por qué te pones así, sólo son condones, nada del otro mundo —me respondió. Controlé las ganas que tenía de zarandearlo, no me incomodaba que me hablara de esas cosas, ya estábamos grandes, bueno estaba a un mes de cumplir 15. Lo que en realidad me enojaba era el hecho de que se los había pedido a Petra.

—De todas formas, no has estado con una chica desde los quince, y eso que fue tu primera novia, ¿para qué los necesitas ahora, pequeño pervertido?

—Los guardo para una chica especial, pronto estaremos juntos y quiero estar preparado —y ahí fue cuando los celos aparecieron.

Odiaba admitir que aún sentía cosas por Levi. Era estúpido porque el único trato que teníamos era el de hermanos, eso parecíamos. Sin embargo, esa oleada de rabia que se acumulaba en mi pecho no era casualidad, el sólo imaginar que Levi pensaba en acostarse con otra persona me revolvía el estómago y me quitaba el apetito.

—Eres repugnante —le bramé y me levanté furiosa. Dejé la comida a medio comer, pero no me importaba, Levi había hecho que todo me supiera asqueroso.

—¿Qué dije ahora? —escuché que decía.

Me encerré en mi cuarto y no salí de allí hasta que Kuchel tocó mi puerta para decirme que la abuela había llegado. Demoré en bajar porque cepillé mi cabello, la abuela siempre me decía que parecía un nido de pájaros.

Abajo todos conversaban alrededor de la chimenea, las luces de navidad iluminaban la estancia de modo que se viera mágica. Ignoré olímpicamente a Levi y me senté al lado de la abuela. Le di un abrazo enorme y me comí las galletas que me trajo.

El día transcurrió tranquilo desde que sus compañeros y nuestros amigos se marcharon. Por la tarde aparecieron los tios de Levi, si, Mikasa si era su prima, lo descubrieron cuando ellos vinieron a mi casa a cenar y los padres de Mikasa y su tio Kenny reconocieron a Kuchel, tuvieron una larga platica.

Con eso las visitas estaban completas, sólo faltaba la cena que tenían preparada para la noche y al fin acabaría la tregua. Las ganas que tenía de gritarle a Levi eran incontrolables.

Fui lo más educada posible con todos, evitando dirigirle la palabra a Levi. La abuela se dio cuenta y me preguntó el por qué estaba así.

—Porque es un idiota —le contesté.

—No deberían estar enojados, en especial hoy —quise decirle el verdadero motivo de mi enojo a la abuela, pero si se lo revelaba seguro le daba un infarto—. Él se disculpara, tenlo por hecho. No resiste más de dos horas sin escuchar tu voz.

Quise saber que tan cursi sonaba eso, pero era verdad. Levi siempre se disculpaba antes de que yo lo hiciera.

—Está bien, ahí veré si lo perdono —Sin embargo, no lo hizo.

Nos llamaron para cenar y Levi no me había hablado, ni siquiera me miró o se acercó. Como cuando éramos niños y nos ignorábamos el uno al otro. Pero si él creía que caería en su trampa, estaba equivocado. Conocía su plan, hacerme sentir tan culpable que yo correría hasta sus brazos para pedirle perdón, lo que él no sabía era que yo no me humillaría.

Cold As Ice - Levi Ackerman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora