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Jeongin se despertó porque su padre lo agitaba.

—Cariño, tu madre y yo ya vamos a trabajar—le habló con suavidad. Jeongin ladeó su cabeza confundido aún dormido y su nivel de comprensión estaba bajo—, les dejamos el desayuno a los tres.

—Está bien...—murmuró y su padre sonrió besando la frente de su hijo quien se acostó nuevamente.

El mayor de los Yang volvió a despertar largos minutos más tarde, masculló una maldición levantándose con la mayor pereza del mundo.

—Ah, no quiero ir—lloriqueó yendo hacia el baño para tomar una ducha rápida. Cuando salió volvió a su habitación para ponerse la ropa.

Yang no se dio cuenta que cuando se estaba terminando de colocar sus pantalones, alguien lo miraba fijamente desde la puerta de la habitación.

Felix se mordió su dedo pulgar con una traviesa sonrisa en sus labios admirando el blanquecino torso del menor.

—Pero que buena vista luego de despertar en la mañana—la grave voz adormilada del pecoso hizo que Jeongin se estremeciera tomando su camisa y tapándose rápidamente.

Del susto se había despertado por completo.

—¡Idiota!—le gritó tapándose aún—¡¿En Australia no te enseñaron a tocar la puerta?!

—Me enseñaron a disfrutar de una buena vista—levantó la comisura de su labio formando una sonrisa coqueta.

—Eres un pervertido—masculló dándole la espalda para ocultar sus mejillas sonrojadas e ignoró los alocados latidos de su corazón.

—Si quieres me saco la camiseta para que estemos a mano—Jeongin negó con fuerza poniéndose la camisa del instituto.

Cuando estuvo ordenado volvió a darse vuelta para mirar a Felix con el ceño fruncido, pero se detuvo en admirar como le quedaba su ropa al más bajo.

Carajo, se le veía mejor que a él. En serio, no podía verse más lindo, apartó su mirada, sonrojado y rebuscó en sus cosas para darle una toalla.

—Mejor anda a ducharte y ponerte el uniforme que está en la secadora. Toma—le extendió una toalla limpia y Felix la tomó caminando hacia el baño—. Te dejaré la ropa en la habitación.

—Entendido, Honey—le tiró un beso y Jeongin rodó sus ojos ignorando nuevamente los latidos alocados de su corazón.

Fue a buscar la ropa del mayor de la secadora, pero se distrajo comiendo un poco del desayuno y posteriormente en despertar a Changbin.

Cuando llevó la ropa a la habitación ya estaba Felix ahí, con la toalla envuelta en su cintura mientras observaba el paisaje de la ventana.

Oh por Jesucristo...no, este hombre definitivamente no podía ser real.

 I Wanna Be Yours | ʲᵉᵒⁿᵍˡⁱˣ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora