"Capítulo 11"

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¡Yo me opongo!

Alessia

Siempre he pensado que casarse es una cosa de ensueños, un acto donde dos personas se unen y forman una sola alma, un solo cuerpo. Pero, lo más importante es que se van amar por la eternidad.

Y...¿Qué es "Eternidad"?

Existen varias definiciones, y creo que sería como otra vida después de la muerte, una segunda oportunidad para seguir amando o volver a reencontrarte con esa persona que perdiste. Quien te arrebato el destino y quedaron cosas pendientes, su amor quedó pendiente, fueron ese tal vez que nunca pudieron cumplir.

Y a esa persona la identificaríamos como quien te enseñó una lección de vida, a las buenas o a las malas, la que posiblemente te hizo dar cuenta que el amor duele o que el valor de la vida es indescifrable, que en un segundo todo puede cambiar.

Porque todo cambia y nada es para siempre.

Pero, aceptando la realidad, creo que estoy dando un concepto equivocado sobre este tema y no sé con qué derecho hablo si aún no creo saber amar como debería hacerlo.

Sin hacerme daño a mí misma.

Y es tan difícil lograrlo, debido a que solo el hecho de pensarlo te hace recapacitar y darte cuenta que no estas prestando la debida atención a la ceremonia, pues, ya nos encontrábamos en el momento de silencio antes de pasar a los votos, donde el sacerdote da ese lapso de tiempo para que alguien se oponga o no.

¿Quién se opondría a esta hermosa unión?

Nadie, por supuesto. Y si eso pasara esa persona fuera un tremendo tont-

—¡Yo me opongo!

Esto es imposible.

Cuando se escuchó ese estruendoso grito hizo que el silencio de la iglesia acabara, provocando que todos los invitados se dieran la vuelta y miraran a la entrada, para encontrarse con dos curiosas personas, y una de esas la conocía yo.

Ryan.

Me llevo yo...

¡Le dije que no se apareciera aquí!

Me levanté de inmediato para dirigirme donde él y sacarlo de aquí, sin embargo, sentí que alguien me tomo de la muñeca.

—Siéntate, Alessia. No hagas un escándalo. —Susurró Joshua.

Observé a mi hermano sin saber qué hacer y rogando al cielo para que esto terminara, puesto que, el novio se empezó alterar reclamándole a la chica pelinegra que iba a ser su esposa; pero, al momento que iba a desobedecer la orden de Joshua, Ryan volvió a hablar terminando con los murmullos de la gente:

—Discúlpenme...me equivoque de boda —mencionó con un tono irritante, al mismo tiempo que regañadientes empujaba con enojo a su acompañante para que saliera de la iglesia.

Me quedé anonada ante su acción, era lo más sensato que había hecho hasta el momento; volví acomodarme en mi lugar esperando que el sacerdote continuara con los votos, pero, de nuevo empezaban los murmullos, entonces decidí de nuevo a mirar hacía la entrada a ver que sucedía.

Y aún estaba ahí.

Observándome mientras en sus labios se aparecía una sonrisa sorna.

—Pero...mejor me quedare, debes en cuando es bueno asistir a misa. —Dijo en un aludido, para después irse a sentar en la última banca y hacer un gesto con su mano indicando que prosiguieran.

"Una historia de..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora