"Capítulo 1"

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"Primer día"

Toronto- Canadá, 2019

Alessia

Estaba sentada en el sofá de la sala, mirando fijamente a mi madre mientras me daba el mismo sermón de todos los años, era algo tan repetitivo que ya me lo sabía de memoria y cada año se iba haciendo más aburrido escucharla. Sentí como mi celular vibraba, así que decidí revisarlo, era un mensaje de mi hermano Cohen. Cohen es uno de mis dos hermanos gemelos, hace 7 años se había mudado a Europa para estudiar arquitectura, por lo cual cada día me enviaba un mensaje dándome buenas vibras para empezar mi día. Abrí el mensaje intentando que mi madre no me viera, el mensaje decía lo siguiente:

"Feliz primer día de kínder, pequeña inútil. "

Atte. Jato

Leí su mensaje haciendo que suelte una estruendosa carcajada mientras movía mi cabeza de un lado para el otro.

—¿De qué te ríes Rafaela?, ¿Acaso te estoy contando un chiste? —Vi su cara de pocos amigos.

La mire con rabia, me molestaba que me llamara por mi segundo nombre, se escuchaba tan rudo. La seguí mirando por unos minutos causando un silencio incomodo, este era mi fin, pero me tranquilice cuando escuche la alegre voz de mi hermano Joshua.

—Mamá déjala tranquila, es su último año de preparatoria. —Dijo con una gran sonrisa.

Joshua era una de mis grandes salvaciones ante mi madre, nosotros no teníamos una relación muy buena desde pequeños, pero nos apoyábamos mutuamente en todo.

—Joshua, no te metas en lo que no te importa. —Respondió mi madre enojada, fulminándonos a ambos con la mirada.

—Mejor nos vamos antes de que se forme la tercera guerra mundial y no salgamos vivos de esta. —Rio, mientras buscaba el casco de su moto—. Ale, levanta tu maldito trasero del sofá y recoge tu mochila que te espero afuera.

Asentí con mi cabeza mientras lo veía salir de la casa, me levante del sofá, recogí mi mochila y me acerque hacia mi madre para despedirme; mientras me acercaba para darle un suave beso en su mejilla susurro en mi oído:

—Veras lo que te va a pasar cuando regreses de clases. —Lanzó una sonrisa lobuna llena de placer.

Su amenaza hizo que mi piel se erizara, me separé de ella y salí rápidamente de la casa antes que decidiera cumplirla.


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Después de un largo viaje llegamos a la preparatoria, mi hermano se bajó de la moto y después me ayudo a mí.

—Debes aprender ya ha bajarte sola porque algún día yo no estaré. —Pronunció fríamente.

-¡Claro!, Soy lo suficientemente alta para poder bajar de este monstro.— Dije irónicamente.

"Una historia de..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora