Plácidamente

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Plácidamente, me quedaría dormida sobre tu sexo, apaciguando mis deseos de volver a poseer tu entera alma, pero está vez prometiendo hacerlo lenta y calmada, pues quiero ver cómo nos corremos una y otra vez sobre nuestras sábanas blancas teñidas de lujuria, deseo y pasión desenfrenada.
Tú besarás mi delicada, pero a la vez perversa flor y yo devoraré tu hermosa, levantada y sollozante hombría, ahogando mis suspiros con tus traslúcidas y blancas muestras de amor hacia mi irresistible lamer sobre tu endurecido palpitar.
Y en ese preciso momento, haré mías todas tus convulsiones, tus contracciones, te besaré y haré que pruebes el sabor de tu sexo con mi boca, ahogando tu garganta con la calidez y avidez de mi lengua sedienta de ti.
Y morderé tus espacios, tu hermoso e hinchado y venoso cuello, te someteré con mis manos, mi furia loca, mis deseos, te besaré y te amaré, una y mil veces más, hasta hacerte desvariar, perderte en la profundidad de mis cuevas.
Y tu ancho pecho rozare con la punta de mis pezones, retoños de flor embravecida y vida, dados a ti, para que pruebes de ellos con tus labios y sientas como se desasen en tu boca.
Y dejaré a tus dedos moldear una vez más mis carnes, penetrarla, hasta hacerla llover toda su esencia, sus gruesas gotas llenas de gemidos y frenesí, ven y embriagante de mis fluidos, elixir, muestra de mi desenfrenado embeleso por tu sexo, por tu piel.
Ámame, así tal como soy, una vez más, no descansemos jamás de darnos y entregarnos en cuerpo y alma, de someternos a nuestros besos, caricias, labios encendidos, manos impacientes, piernas sedientas de placeres, a nuestra única danza y entrega, para terminar, plácidamente dormidos, abrazados, sobre nuestro sexo, nuestro amor.

sentimientos contradictorios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora