Me enamoré de la calidez de tu dulce alma.
Me enamoré con el solo roce de tus manos y el suave tacto de ellas sobre mi piel.
Me enamoré de tus besos, tus palabras, tu sonrisa y del sabor de tu humedad.
Me enamoré de las caricias escritas y hechas sobre mi piel.
Me enamoré de tu seductora y deliciosa anatomía. Me enamoré de la embriaguez que le haces sentir a mi flor con tu saliva.
Me enamoré por ver cómo la desojas y abres uno a uno sus pétalos encendiéndola de pasión.
Me enamoré.
Por eso hoy quiero que mi luz agotes y mi alma la vuelvas traslúcida con el penetrante vibrar de tu sexo.
Por eso hoy no quiero la paz de tus manos, quiero más bien la querrá interminable de tus besos sobre mi cálida y encendida piel.
Porque quiero ser yo quien te provoque temblores, he incertidumbre cuando cabalgue tú excitante cuerpo.
Porque hoy, simplemente me enamoré de ti.
¿Qué esperas?
Ven y enamórate de mí.