Enferma de nostalgia mi alma vaga sobre el mar tempestuoso de mi alocada mente, perdiéndome y sumergiéndose en la profundidad de mis propios pensamientos.
Naufragando en el recuerdo de tu ondulante y adorada sombra, esperando la llegada de tu espíritu desnudo, queriendo verme nuevamente dentro de la infinita oscuridad de tus ojos.
Anhelando y queriendo lanzarme al aire nuevamente como Halcón hambriento, en busca de tu cuerpo para despedazar tus carnes con fiereza y embriagarme con tu amor.
Respirarte sería mi alivio y naufragar en la blancura de tu mundano sexo sería un placer, dulce aroma ese y tibio a la vez, melancólico soñar y desear el de mi alma caprichosa, esa que hoy quiere morderte, poseerte y tenerte para sí.
Y es en tu fresca boca donde podría apagar mi sed, esa interminable y agonizante sed de beberme tu entera alma, maldito veneno que no mata, pero me envicia haciéndome cautiva de tu verbo, de tu suave y rica saliva.
Hoy mi alma quiere el contacto único de tus manos sobre mis inquietas montañas, ese contacto que me da la vida y me mata, quiere desesperadamente tus besos, quiere que te hundas en mi agonizante flor y la ahogues con la calidez de tu lengua, abrázame con ella, fatígame, no me dejes respirar y has que mis lánguidos suspiros sonoros se alcen potentes entre tú saliva, tu boca, tus ansias y las líneas de tu cuerpo tallado y sensualmente varonil.
Enferma de ti estoy y mi corazón no sabe callar sus penas ni su melancolía, solo sabe doblegarse ante tu palpitante y lacerada alma, condenándome entre las olas de tu mar embravecido,
entre la nostalgia
y los recuerdos.
Entre tristezas.
Entre el tiempo.
Por tu piel.
En tu placer.
En tus labios.
Por verme nuevamente en tus ojos.
Entre tus tibias aguas.
Allí quiere mi nostálgica alma, vagar por siempre.