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Pasa una semana desde los acontecimientos que habían ocurrido en el palacio, Twilight suspiraba mientras miraba los copos de nieves caer lentamente desde el cielo.
Esa era la primera nevada desde que se fue instalado el campo del poder del corazón de cristal que protegía al imperio del infierno helado, desde que tiene memoria u uso de razón no había presenciado un día nevado, no sabía la causa de este, pero en lo personal le gustaba mucho esa nevada a causa de que está no era azotadora ni amenaza la integridad física de nadie, era una nevada tranquila y pacífica.
Caminando por las calles de cristal con destino a la biblioteca, miraba a los demás ponis que al igual que ella, se regocijaban de esa pequeña nevada que era una probada de otro clima a demás del acostumbrado sol y lluvias que el imperio les brindaba, no miraban ese clima como una amenaza ya que si nevaba así y el corazón de cristal seguía en el castillo, no había razón para alarmarse, así que la yegua morada miraba como los potrillos jugaban en la nueve y los padres o demás disfrutaban de una humeante taza de un caliente café o chocolate abrigados de manera correcta en esa temperatura.
Twilight estaba igual de vestida a petición de su madre con unas botas de invierno para que sus cascos no se resbalaran con los suelos congelados, un chaleco color blanco un tanto afelpado junto con una bonita bufanda azul oscuro que su abuela le había tejido a juego con otra que también le había echo para su hermano.
Fijando su vista en la biblioteca entro en esta y al estar en el interior suspiro el calor ambientado dentro del lugar al igual que el maravilloso olor a libros que tanto le gustaba, saludo a la bibliotecaria y se interno en los pasillos de su favorito género de lectura.
Buscando entre los diversos libros de magia tanto básica como avanzada, tomaba el que mejor le llamaba la atención con su magia y si era de su agrado los apilaba en su lomo para seguir buscando.
Pasaron unos minutos y ya con tres libros de magia básica y un libro de plantas medicinales, estaba por irse hacia la bibliotecaria e irse con ellos cuando la mención del rey en el pasillo continuo llamo su atención.
— se los prometo, estoy seguro de haber visto como el rey a media noche quitaba el corazón de cristal de su lugar para colocar otro igual — aseguró una voz masculina un tanto alterada.
