𝘚𝘰𝘮𝘰𝘴 141, 𝘢𝘴í 𝘯𝘰 𝘮á𝘴
𝘗𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘭𝘰𝘴 𝘣𝘶𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘮á𝘴
Sus habilidades de hackeo la obligaron a trabajar para el narco y esto le traerá más problemas, cuando un grupo especializado llega a las Almas, en b...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con detenimiento miró el mapa de la base, recordando cada parte de las instalaciones. Se precipitó demasiado al mandar a sus hombres a infiltrarse; en todos sus años como líder del cartel, jamás se había arriesgado de tal forma. Era claro que aplicar la misma estrategia no rendiría frutos, conocía bien cómo es que las tropas se moverían. Ahora siendo un juego de estrategia más que de fuerza. Arrancó el mapa, arrugándolo entre sus manos para después botarlo.
La bola de papel rodó hasta los pies del pelinegro que entraba a la habitación, pateandolo en modo de juego.
— Tan temprano, ¿y ya estás enojada? — preguntó divertido
Valeria le dedicó una mirada fulminante, no estaba de humor para sus juegos.
— Cierra la boca — acalló —. Estoy resolviendo tu cagadero —
Sin sentirse amenazado por la mujer, siguió con la misma actitud vigorizante con la que llegó.
— Nuestro — aclaró, sirviéndose un poco de alcohol del minibar de la habitación —. Te lo pedí porque eres quien más experiencia tiene en esto. Confío plenamente en tus conocimientos — regresó la mirada a ella, señalandola en modo de brindis
Valeria bufó con cierta gracia, aproximándose hasta él y quitándole de las manos el vaso con aquel líquido color caramelo.
— No necesito que me adules — su humor cambió, siendo un poco, solo un poco más amigable —. Sé mis propias capacidades — sonrió, dándole un par de golpecitos en el barzo, para después darle la espalda al mayor para regresar a su trabajo.
El moreno sonrió, volviéndose a servir otro vaso. Una de las cosas que admiraba de Valeria, era el carácter tan determinado que tenía para dirigir, era fuerte, segura y sobre todo temible, pilares que se necesitaban para ser líder de un cartel tan poderoso. Muy pocas veces lograba toparse con mujeres que no cedieran ante él.
El ambiente se mantuvo neutral, el humor de Valeria había mejorado a comparación de hace un par de minutos. Había una brecha entre las personalidades de los dos, mientras que ella era seria y fría, él era lo contrario a eso, irradiando energía y carisma. Hasta eso los dos llegaban a entenderse de cierta forma, Valeria podía llegar a soportarlo y Antonio optar por posturas más serias antes las situaciones. Funcionaban juntos.
— Por cierto, ¿por qué estás obsesionado con ella? — preguntó recargándose en el escritorio — ¿Es tu amante? — dijo sin escrúpulos
Por un momento Antonio casi se ahoga con el licor, tosiendo levemente, a la vez que la miraba con cierto horror por aquella suposición.
— Había más maneras de preguntarme si estoy soltero —- se recompuso de la pregunta tan repentina
La morena solo soltó una ligera carcajada, negando con la cabeza. Pensaba que el pelinegro tenía ciertos aires de superioridad, cuando era nada más que su competencia en una muy muy baja escala. Si él pensaba que con eso ya la tenía enganchada, estaba bastante equivocado.
