𝘚𝘰𝘮𝘰𝘴 141, 𝘢𝘴í 𝘯𝘰 𝘮á𝘴
𝘗𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘭𝘰𝘴 𝘣𝘶𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘮á𝘴
Sus habilidades de hackeo la obligaron a trabajar para el narco y esto le traerá más problemas, cuando un grupo especializado llega a las Almas, en b...
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El ritmo al que iban los dos británicos era mucho más rápido de lo que creyó. Su formación consistía en que Soap iba por delante, despejando el área para poder seguir. Ghost se mantenía por detrás, cuidando que nadie les estuviera siguiendo. Por ende ella quedaba en medio de los dos, lo que le daba mayor protección en caso de cualquier ataque.
Los dos eran ágiles, veloces, letales, sabían moverse en conjunto y no dudaban al atacar. Lo hacían parecer tan sencillo de lo que en realidad era. Quedó bastante vislumbrada al verlos trabajar tan de cerca. Le erizaba la piel.
Cerca de ellos, ya no se sentía estar en peligro.
Algo le quedó bastante claro, es que jamás habría podido llegar hasta ese punto sin ser atrapada en el proceso. En el recorrido se encontraron uno que otro par de narcos, que eliminaron al instante para seguir apresuradamente con su camino.
Sofía podía presentir que estaban acercándose cada vez más al punto donde estaría la central de las cámaras.
Apenas el sargento entró al pasillo, no previó que les esperaban, ya listos para disparar. Apenas reaccionando para cubrirse del lado opuesto. Pero Sofía no tuvo ese tiempo ni la distancia suficiente para detener su marcha, estando a escasos centímetros de pasar por el corredor justo donde les trataron de sorprender. Ghost se apresuró a tomarla, rodeando su brazo nuevamente por su cintura, jalándola hacia él para apegarla a su cuerpo, cubriéndola.
El sonido tan cercano de las balas golpear contra el concreto, la asustó en un principio; pero se vio interrumpida ante la conmoción por el repentino actuar del enmascarado, robándole un jadeo rápido. Cualquier otro sonido o reacción quedó pasmado, centrando más su mente en la sensación que le producía estar tan de cerca del mayor, el contacto con su cuerpo, su arrítmico pecho chocando contra su espalda, lo robusto y fuerte que era, la firmeza con la que abrazaba.
Levantó la atónita mirada, buscando sus ojos en medio de la oscuridad y encontrándose como si supieran donde estaría el otro. Intercambiaron miradas en medio de la trifulca, incluso olvidando la enemistad que se traían en ese momento.
Fueron apenas unos instantes, que para ella duró largos minutos.
—Quédate aquí — ordenó el teniente, soltándola para apartarla un poco —. Mantente agachada y en cubierto hasta que te demos señal —
Incrédulamente, asintió con la cabeza al ver que su boca no formulaba palabra alguna. Haciendo caso a las indicaciones dadas.
En lo que ellos se encargaban de hacer su trabajo. Tuvo un momento a solas para pensar en lo que recién había ocurrido con el enmascarado.
¿Qué chingados había sido eso? No lo decía por Ghost, lo decía por ella.
Miró sus propias manos, le temblaban levemente. Suspiró profundamente, calmando esa sensación de falta de aire y también tratando de calmar su ritmo cardiaco. Golpeó levemente sus mejillas para quitarse esa sensación del cuerpo. El solo tacto que tuvieron, le produjo nervios que se esparcieron como hormigas por toda su piel.
