Arlecchino x Malereader!

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El corazón gélido

Todo empezó en el orfanato. Tu trabajo era simple, cuidar a los niños que dentro de un tiempo se convertirian en asesinos a sangre fría. Soldados. Por lo general, tu rutina era darles entrenamiento físico, así que era bastante fácil. Solo tenías que ordenarles y ya... parecería como si fueran perros, totalmente obedientes. Su obediencia se debía a la ama del orfanato, Arlecchino. Decían que era una mujer totalmente desquiciada, sin ningún tipo de cordura en ella. Solo la habías visto unas pocas veces, de lejos, y cada vez que la veías, es como si su sola presencia te estuviera alejando, haciendo que permanecieras en tu lugar. Como un perro obediente. Y eso era lo único que eras. Un simple soldado que arruinaba el futuro de aquellos niños. Pero no podías evitar sentirte curioso por tu jefa, Arlecchino...aquella mujer que te causaba escalofríos, te ponía en tu lugar, que te podría matar en menos de 2 segundos y perder por completo tu cordura. Pero eso lo hace más emocionante, ¿No es así?

Tu rutina volvía a empezar. Sabías que no podías encariñarte con los niños, debido a que pocos duraban, algunos eran ejecutados por ser demasiado débiles y otros...eran enviados a otro de los heraldos Fatui, Dottore. Pero, a veces no podías evitar darles pequeñas caricias a su cabeza, como formas de cariño y demostrar lo orgulloso que estabas de ellos. Los niños también te tenían cariño, después de todo, eras uno de los soldados más jóvenes en el orfanato. Y alguna que otras veces, los demás soldados se burlaban de ti.

Después de un arduo entrenamiento matutino para los niños, era tiempo de almorzar. Mientras los niños almorzaban obedientemente, un azote vino detrás tuyo, inmediatamente volteaste, viendo cómo un soldado reposaba sus manos en sus rodillas, mirándote como si hubiera visto a un demonio. Y quizá si lo vió.

-L-lady Arlecchino...- el soldado dijo con dificultad, mientras agarraba aire.

-¡La señorita Arlecchino está viniendo!- el soldado finalmente logró decirlo, mientras sus ojos estaban bien abiertos, incluso lo podías ver a través de su máscara.

Te quedaste helado, mirando fijamente al soldado. Después de unos milisegundos, miraste a tu alrededor, inmediatamente avisándole a tus demás camaradas. Y todos tenían la misma reacción: pánico puro. Te parecía curioso aquel pánico que sentían. Y esto era malo. Muy malo.

Rápidamente todos se alistaron, los soldados moviéndose de un lado a otro, algunos regañando a los niños y otros arreglando el orfanato. Sin embargo, a ti te encargaron algo más. Recibir a la mismísima Arlecchino. Arreglaste tu traje de soldado, esperando pacientemente en la puerta principal mientras estabas totalmente recto, tus manos al lado de tus caderas. Tus ojos mirando al frente, mientras tus manos temblaban un poco, así que te obligaste a ti mismo a sostener tu muñeca con tus dedos.

Desde lejos, a través de la nieve, viste una carroza llegar. Apenas se podía ver debido al clima que siempre estaba en Snezhnaya. Te pusiste aún más nervioso, pero tomaste un respiro largo, esperando aún más pacientemente. Después de unos minutos, finalmente pudiste detallar aún más la carroza. Se veía muy elegante, con tonos oscuros y un poco de rojo, pero no tuviste demasiado tiempo detallando ya que la carroza se acercó a la entrada, y un soldado se bajó, abriendo la puerta donde ya suponía quién estaba. Lentamente, una bota se vió, la puerta aún cubriendo su rostro, pero su abrigo y botas se podían ver perfectamente. Guió su mirada a ti, unas perfectas "x" rojas mirándote fijamente, mientras su cabello se movía ligeramente debido a la fría brisa en la región. Por primera vez en tu vida, tu corazón se detuvo y te quedaste paralizado, pero después de milisegundos, retomaste conciencia, sacudiendo tu cabeza un poco y devolviéndole la mirada con dificultad.

¡One-shots de Genshin Impact!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora