10. Búscame

327 13 2
                                    

Llegamos a mi habitación y Millos me recostó en la cama, digamos que lo empecé a ver más y más atractivo.
—Buenas noches Nath— se levantó de la cama.

—¿Que?, ¿ya te vas?, no, no, quédate a dormir— le di una media sonrisa.

—Nath, no creo que sea apropiado, tu estas ebria y tu padre no esta en casa.

—No es inapropiado, porque somos novios— me puse de rodillas sobre la cama para estar a la altura de Millos y me acerqué lo suficiente a el que nuestros labios estaban casi pegados.
—Mejor besame— lo jale de su camisa y estamos tan juntos que era imposible no besarlo, nos besamos por varios minutos, sus labios eran tan suaves y su dulce aroma me volvía loca, podía percibir que olía a manzanilla, me encantaba el aroma de el y cada vez que lo besaba sentía que necesitaba más y más.

—Quitate la camisa— le susurre aún teniéndolo muy cerca de mi.

El seguía besandome pero parecía como si me hubiera ignorado así que alce su playera y acaricie con mi mano su abdomen, eso me hizo desearlo más, así que alce su camisa pero Millos me apartó de él.
—¡No!, no, no, no, tu estás muy ebria y yo no quiero aprovecharme de ti

—Pero, yo quiero estar contigo— me acerque denuevo a el pero el estaba temeroso.

—No, Nath, lo mejor es que nos vayamos a dormir— acaricio mi pelo.
Yo negue, me quité la blusa, y lo besé denuevo de forma apasionada.
—Nath, por favor no me tientes más— decía Millos y yo intentaba seducirlo hasta que el estaba muy agitado y supongo que fue tanta su desesperación que corrió a mi baño y se encerró.

—¡EMILIO!— grite desesperada

(...)

Me desperté con una resaca espantosa, me había quedado dormida afuera de la puerta del baño, lo bueno es que aún no era tan tarde para llegar a tiempo a la escuela, así que me levanté con mi espantoso inmenso dolor de cabeza y abri la puerta del baño pero me llevé tremendo susto al ver a Millos dormido en el piso de mi baño.
—¿Millos?— se despertó en cuanto mencione su nombre.

Trate de recordar lo que había pasado, pero no tenía recuerdos del porqué estaba en el piso de mi baño.
—¿Que haces aquí?— aún se estaba despertando y recuperando la conciencia.

—¿No recuerdas lo que pasó anoche?— yo negue

—Bueno, no creo que quieras recordarlo, no te preocupes, no pasó nada malo, ahora, lo mejor es que me vaya a casa— se levanto con muchos esfuerzos del piso, parecía como si hubiera pasado la noche ahí.
Fue entonces cuando recordé todo y mis mejillas se pusieron Rojas.

—Bueno, lo mejor es que te vayas— aún estaba muy sonrojada.

Millos me miro por unos segundos supongo que se había dado cuenta que había recordado todo.
—¿Te acordaste?— dice a modo de pregunta pero el ya estaba bastante seguro.
Me pude demasiado nerviosa pero la risa me gano y tuve que aceptar que si había recordado todo.

—Perdoname Millos, me porté como toda una puberta— Millos me sonrio

—Te perdono si me dejas vestirme, vamos tarde a la escuela.

Asenti, me salí de la habitación y baje a la cocina a preparar unos huevos revueltos, los cuales comimos muy de prisa para poder llegar a la escuela, pasamos a casa de Millos rápido a que se cambiara de ropa, aun estaba sorprendida de que habíamos llegado a tiempo.

—¿Me acompañas a mi loker?, tengo que sacar mi libro de historia— digo con flojera y los dos comenzamos a caminar para mi casillero.

—Agh, odio esa materia, me choca— Millos puso sus ojos en blanco mientras yo abría el casillero.

—No tenemos de otra, ojalá que el siguiente ciclo nos cambien de maestro— digo mientras saco el libro, a Millos se que formo una sonrisa enorme, y me contagió la sonrisa.

—¿Que?— digo sonriendo

—Nada, ven, vamos a clase– me tomo de la mano y comenzamos a caminar, mientras aún reíamos por lo que había sucedido anteriormente estúpidamente me topé con Matias.

—¿Que haces con Nathalia?— dice de forma altanera Matias, su piel blanca se tornó roja y miraba a Millos con unos ojos llenos de furia, miraba su odio, y si las miradas mataran Millos ya no estaría aquí sosteniendo mi mano.

—¿Perdón?— dice de forma retante Millos.

—¿Porque se están tomando de la mano?— intento soltarnos la mano pero Millos no lo dejo.

—Lo siento profesor, pero sostengo la mano de Nath porque es mi novia, además no entiendo porque se pone así, si no esta prohibido tener novia en el colegio

—Tienes razón, pero están en horario de mi clase— dice con firmeza

—¿y?— contesto el castaño

Matias seguía viéndolo con furia pero solo eso, ya no se atrevió a decirle nada.
—Amor, vamos al salón— dice Millos para mi, y yo asentí, así que los dos caminamos al salón mientras ardía con furia Matias.
Entramos al salón juntos y nos sentamos en diferentes lugares para que el no pudiera ir en contra de Millos, y así fue, aunque lo malo es que en toda la clase nos estuvo mirando de mala manera a el y a mi.
Al terminar la clase Millos fue hasta mi lugar por mi, me ayudó con la mochila y después me dio un beso en la boca frente al maestro, cuando ya estábamos en el pasillo y Torres ya no nos veía se detuvo.

—Perdoname por ese beso, es que me dio mucha rabia que nos estuviera observando como un zopilote, no sabes como lo odio— le di una media sonrisa.

—Siempre voy a agradecer que seas tan valiente, aveces me gustaría que esto fuera real— soy una tonta, nose porque se me ocurrió decir eso, Millos de inmediato se sonrojo y yo me puse como loca.
—No es cierto, digo... sabes que, mejor nos vemos más tarde— digo apenada y Millos asintio, me dio un beso en la frente y se fue a clases.
Ese día me tocaba regresarme sola porque Millos tenía que recoger a su hermana, pensaba en lo que le había dicho, en eso recibí un mensaje y me distraje mientras caminaba por la banqueta para poder llegar a casa.

Millos 👀
"Oye, más tarde iré a mis clases de Esgrima, me gustaría que me acompañaras, ¿Que dices?"

Obvio que iría, cuando estaba a punto de responder solo sentí como alguien me empujaba, alguien me había tomado por detrás y me había metido a un callejón bastante solitario, me preocupé menos cuando vi que se trataba de Matías.
—¿Que te pasa idota?, me asustaste— digo bastante alterada.

—¿Que me pasa a mi?, más bien a ti, eres una maldita zorra, tu eres mía, ¿cómo te atreves a coquetear con ese imbesil— dice bastante alterado, aún más que yo.
Me abrazo de forma violenta e intento besarme pero no me deje así que cuando vio que no quería me soltó.

—Nathalia Palmar, estoy enfermo de celos, te quiero en mi cama denuevo, y solo quiero que seas mía— eso último lo grito, la verdad estaba algo asustada y después cuando vi que su cara estaba roja, me confundí aún más.
—Tu ganas amor mío, dejo todo por ti, me caso contigo, pero deja a Emilio, te juro que me caso contigo si lo dejas, porque yo... yo te amo— había matado por escuchar a Matias decirme eso, pero lo cierto es que... ya no sentía nada, no causaba ya nada en mi.
Después de eso se hincó y me abrazó, su cara estaba pegada a mi abdomen y lloraba como un niño pequeño.

—Es que... Matias, no es que yo no quiera estar contigo, es que yo... ya no te quiero— le di una media sonrisa, se puso aún más rojo y le pego fuertemente al piso asustandome mucho más, tanto que tuve que usar otras palabras

—Esta bien, está bien lo voy a pensar, pero ya levántate porfavor— digo angustiada, Matias se levantó de inmediato y me sonrio.

—Te daré todo el tiempo que necesites amor mío, búscame cuando tengas una respuesta.
Me sorprendió lo rápido que cambió su humor.

LAGRIMAS DE MANGO || MILLOS 999Donde viven las historias. Descúbrelo ahora