22. Celos rojos

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Millos

Tome las rosas de color rosa claro, estaban llenas de vida y muy lindas me subí a la moto y comencé a manejar hacia la casa de Nat, estaba sumamente emocionado con la idea de que ella se sorprendiera y viera sus hermosas rosas igual que ella, estaba ansioso ansioso por llegar hasta que vi que estaba con el pendejo de la otra vez, los vi de lejos y aunque Nat me había dejado dicho que solo estaba con el por lástima básicamente estaba esperando que lo despidiera para yo poder acercarme, hasta que vi que lo beso, sentí como un malestar en mi corazón, honestamente estaba helado, quería salir corriendo, solo tome las jodidas rosas las tire y me fui, me llene de celos y rabia, quería matar a ese tipo sentía que me había quitado lo más importante, a mi Nat, yo la amaba y por idiota la había perdido, ese día llore hasta que me quede dormido y soñé con la cara de mi amada Nat.

Al día siguiente los vi otra vez, estaba en el estacionamiento con el, los quería matar así que pase de largo, no puedo explicar los intensos celos que sentía dentro de mi, estaba sacando fuego por los oídos, así que entre a clases estaba desesperado.
—Asi que ni para ti, ni para mí— reconocí esa fastidiosa voz, suspiré con cansancio y lo mire fijamente.

—Vete a la mierda Torres— el soltó una carcajada.

—Esa no es forma de hablarle a tu profesor... Pero bueno, no te culpo, eso te pasa por enamorarte de una zorra como Nat— lo mire a los ojos y estuve a punto de darle un golpe en la cara pero me contuve, Torres se alejo un poco asustado.

—No te gustará ser expulsado por culpa de Nathalia o si?, como sea, iré a dar tu clase, espero que llegues tarde, necesito tener excusas legales para poderte reprobar sin ningún problema— quería matarlo a golpes pero no hice nada, me trate de tranquilizar, y pase todo el día ignorando a Nathalia.
Mi amigo Hazziel se vino conmigo después de clases, el plan era estar en mi cuarto tomando alguna cervezas.

—Nat es muy bella pero... Ya es de otro chico, lo mejor es que ya la dejes ir— le di un trago hondo.
Luego le volví a dar otro trago más hondo, con la esperanza de no sentir más este vacío dentro de mi.

—Yo la amo— dije de repente y baje mi mirada.
—Jamas había amado a nadie con la intensidad que amo a Nathalia, es el amor de mi vida y nosé que hacer para recuperar a la mujer de mi vida, se que fui un hijo de puta con ella, y me duele tanto haberle fallado, pero te juro que no dejo de aferrarme a ella, necesito estar con ella— comencé a llorar, le dio otro trago enorme Hazziel y me abrazo.

—Millos, nosé que decirte, me quedé sin palabras— me miró fijamente y yo asentí.

—No me digas nada, solo dame otra cerveza, vamos a embriagarnos, total, Nath no va a regresar.
Hazziel se quedó dormido después de un par de cervezas más, sorprendentemente yo no, estuve pensando y pensando todo eso, hasta que dieron las tres de la mañana, sabía que no dejaría de pensar en ello así que a escondidas salí muy cuidadosamente de mi casa, y comencé a caminar hasta la casa de Nat, nosé como le hice pero logré subir hasta su ventana, quería despertarla pero su rostro mientras dormía me conmovió y no la moví hasta que ella se despertó asustada y muy desconcertada.

—¿Que haces aquí?— dice muy asustada.

—Vine a verte— digo tratando de disimular que estoy sumamente borracho.

—No puede ser, vete de aquí estás ahogado en alcohol— puso sus ojos en blanco y trato de empujarme hacia la ventana.

—Sueltame Nath, sueltame— ella se detuvo después de que dije eso.
—¿no lo ves?, estás matándome de celos, estás matándome de amor, yo te amo Nath, y tú solo... Me rechazas, y ya no puedo más, ya no puedo más, yo te amooooo— me tapo los labios para que me callara.

—Millos, yo también te amo, pero estás borracho, y así no vamos hablar, vete porfavor.
En ese momento mis ojos se iluminaron, y comencé a llorar, me había dicho que me amaba, estaba viviendo un sueño de película.

—No llores, espera, no llores— me abrazo y yo le sentía como un niño entre sus brazos, jamás me había sentido tan seguro y feliz con nadie.
Ella alzó mi rostro lleno de lágrimas, y me comenzó a besar, de una forma muy apasionada, llegamos hasta la cama, yo tomé su pijama que era un conjunto de seda y lo deslice por su piel hasta quitarlo por completo, tome sus cenos y los hice parte de mi pecho pegandolos completamente a mi, y luego entre dentro de Nat aunque estaba ebrio, el ver su cara mientras yo estaba dentro de ella me hacía sentir único en esta tierra, el gesto de ella estaba en mi mente y nunca saldría de mi cabeza y su gemido en susurro me volvio loco, en ese momento me di cuenta que había perdido por completo la cabeza por una mujer, Nath me había vuelto completamente loco, hasta que Nath paro todo y me empujó lejos de ella, la mire con mucha confusión y se puso rápidamente su pijama denuevo.
Se acercó a mi oído y aunque ella estaba muy agitada al igual que yo me susurro.

—Dijiste que no se iba a volver a repetir esto, ahora toma tu pantalón y vete como lo hiciste la otra vez.
En ese momento recordé lo malo que había sido con ella.
Yo solo negue con mi cabeza.

—Por lo menos déjame hablar contigo.
Ella solo negó con su cabeza.

—No, estás borracho, no me gusta hablar con borrachos, ahora toma tu pantalón y vete de mi cuarto, iré al baño y espero ya no verte cuando salga.
Todo lo que le había hecho a Nath, se me estaba regresando y lo entendía perfecto pero aunque lo entendiera, me dolía muchisimo

LAGRIMAS DE MANGO || MILLOS 999Donde viven las historias. Descúbrelo ahora