Parte 25

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Jimin entró a la sala principal y dejó sus pertenencias en la entrada. Estaba llegando del trabajo y se sentía algo cansado. Y el ver a su Omega y a su hija sentadas en el sofá, lo hicieron sentirse presionado una vez más.

— Buenas noches. — saludó llamando la atención de las dos féminas.

— Buenas noches. ¿Cómo te fue en el trabajo? — le preguntó Yang Mi mirándolo con una leve sonrisa.

— Bien. Tuve mucho qué hacer hoy, pero nada que no pueda manejar. ¿Todo bien aquí? — la mayor asistió. — ¿Cómo vas en la escuela, Sun Hee?

La rubia se tensó al oírlo decir su nombre y se acomodó mejor en su lugar.

— Bien. — fue lo único que pronunció, haciendo que su madre la mirara algo decepcionada.

— Estabamos hablando justamente de eso. — comentó Yang Mi. — Sun Hee ya lleva por adelantado dos de sus proyectos y por fin a entendido los temas de los que tratarán sus últimos exámenes.

— ¿En serio? Qué bien. — se acercó Park, desajustándose la corbata. — ¿Cómo vas con ... Tus alfas? — si bien, estaba intentando interesarse en los asuntos de su hija, sin embargo, no podía esconder lo molesto que era para él el hablar de los jóvenes que la habían mordido antes de su primer celo. — ¿La marca temporal ya está desapareciendo?

Sun Hee apretó los labios ante la plática con su padre.

No sabía lo que estaba pasando, pero no le agradaba del todo. Sun Hee lo sentía todo tan forzado y eso le estaba molestando.

— ¿Por qué tantas preguntas? — la rubia lo encaró.

— Estoy preocupado por ti. Soy tu padre, es normal que te pregunte estas cosas.

— No. No es normal. Nunca lo haces y jamás te has interesado en algo que sea relacionado a mí.

— Sun Hee. — Yang Mi la llamó tratando de calmarla.

— Estoy dando lo mejor de mí. Por lo menos aprecia mi esfuerzo. — le respondió Park.

— No. No lo aprecio. Y menos cuando lo estás haciendo todo tan forzado y tan falso. No estás preocupado por mí y nunca lo estarás.

— ¿Cómo puedes decir todas esas cosas? ¿Acaso eres yo? ¿Puedes leer mis pensamientos? ¿Puedes sentir lo que yo siento?

— No hace falta, papá. Ya ni siquiera sé por qué te llamo así.

Jimin gruñó enojado y trató de acercarse a su hija con autoridad, sin embargo, Yang Mi se colocó entre ambos y alejó a su Alfa empujándolo levemente del pecho.

— Jimin, cálmate. — le exigió su Omega. — Estás muy alterado.

Park la miró a los ojos y con la mandíbula tensa pasó a un lado de ambas para subir las escaleras.

Sun Hee sintió su cuerpo tensarse ante la energía de su padre y evitó mirarlo a los ojos.

Yang Mi miró a su hija y se cruzó de brazos, sabiendo de antemano que Sun Hee había sido grosera con su Alfa.

— Fuiste muy borde con él.

— No quiero que se meta en mis asuntos, mamá.

— Sun Hee, es tu padre. Por lo menos está intentando cambiar.

— No está intentando cambiar. Sólo quiere aparentar que lo hace.

— Deberías darle una oportunidad. Tu padre no es una mala persona.

— Eso no lo sé. Lo único que sé es que no me ha prestado atención desde que era una niña. — Yang Mi la miró entristecida. — Mamá, debes entender que esto es muy difícil para mí también. El hecho de que él venga a interesarse después de muchos años, sólo me incomoda.

Nuestra Omega (BTS y tú) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora