Capítulo 6 "Una misteriosa mujer"

9 0 0
                                    


  

Cerré los ojos por un segundo.

—Hoy no— me digo en voz baja —.

Un rugido de la bestial criatura se hace presente.

Al abrir los ojos puedo ver como ahora está presa de esa jaula de luminosidad.

—Gracias a que robé la esfera —agrego —gracias a la Armera —digo con una sonrisa desvergonzada, desenredando mi pierna de donde estaba atorada, punzante por la sangrante herida que me han causado las espinas de las raíces que hay en el suelo.

—Este bosque es un arma mortal —me quejo, dando el ultimo tirón —.

Logro ponerme de pie.

—Debo vendarme —trago saliva —

"De otro modo dejaré un rastro de sangre" me digo mientras arranco un pedazo de la tela del ya rasgado pantalón, envolviendo mi pierna, las manos me tiemblan al toque de cada herida.

—tengo que llegar a esa estupida cabaña —gruño ligeramente, soltando otro improperio.

Antes de dar marcha, miro a la criatura, sus dos abismos negruzcos se cruzan con mis azules y electrizantes ojos.

le hago una sutil sacada de lengua y este me responde con un rugido que me eriza la piel.

****

Después de haber caminado por al menos una hora.

—Duele... —aprieto la mandíbula —no me deja avanzar más rápido, me está sangrando la pierna —trago saliva —la herida fue más profunda de lo que pensé —me quejo mientras reviso el mapa —Ya...estoy cerca —continuo hablando en voz baja —solo espero que la criatura no me siga —.

Una gota de frío sudor me resbala por la frente.

Me siento perdida en este lugar inhóspito, ni siquiera sé si esa sirena haya sido real o solo una alucinación.

"Soy tan débil" pienso de pronto "Voy a morir aquí" trago saliva "no podré cumplir la promesa que he hecho" sollozo internamente.

—No digas estupideces, ¡Agente! — me escupe una voz femenina —.

— Mi...Minok —titubeo —¿Eres tú?¿en dónde estás? —hablo con los labios secos, mirando mi brazalete con la esperanza de que mi amiga me estuviera hablando.

—No estoy ahí, no seas ingenua — increpa — estoy aquí —.

Siento una cálida caricia ahí, en ese pedazo de piel que cubre mi corazón.

—Minok —siseo, llevando mi mano al pecho.

Me pongo en pie, apoyándome con una rama, pues ya no me queda fuerza, tras seguir caminando un rato más, empiezo a temblar.

—Ahí, ahí está la cabaña — endilgo —.

Doy traspiés, llegando a los peldaños de madera, me sostengo de una viga.

—¿Alguien aquí? —digo, subiendo por las escaleras que crujen a cada paso que doy —.

No hay respuesta, por lo que reviro de nuevo.

—Hay...— No termino la oración.

Mi visión se nubla y solo puedo ver unos pies descalzos frente a mi.

*****

Un rato ha transcurrido.

Abro los ojos para darme cuenta de que estoy cubierta de hojas, en mi pierna herida y la frente.

Agente OceanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora