#6

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Número desconocido: Ya ha pasado la maldita semana. Ha sido muy dura.

Yo: Eres imbécil, por tu culpa me lo quitaron. Al cogerlo tenía más de 2.000 mensajes.

Número desconocido: No sabes cuánto lo siento.

Yo: Ya, no lo sé, como todo sobre ti. ¿Me puedes decir de una vez, cómo te llamas?

Número desconocido: Prefiero que sea un secreto.

Yo: Te da igual que me haya quedado sin móvil durante una semana. Tendrías que haber visto la cara de mis padres, en esa semana me pusieron más castigos.

Número desconocido: A mí no me da igual. Te he dicho que lo siento mucho, ¿es que no viste mis mensajes de la semana pasada?

Yo: Claro que los he visto. ¿No cogiste el móvil durante todo ese tiempo?

Número desconocido: Em... No, pero estuve a punto de hacerlo.

Yo: Ah... Eso me imaginaba.

Número desconocido: ¡Te he dicho mil veces que lo siento!

Yo: Borra mi número.

Número desconocido: Dios mío... ¿Vas a volver a ser la misma gruñona y cortante?

Yo: ¿Qué? Siempre he sido así contigo.

Número desconocido: ¿Y con los demás?

Yo: ¿Y con las demás personas a las que conozco y las he visto en persona? A ellas las trato de diferente manera que a ti.

Número desconocido: Entonces, tienes doble personalidad.

Yo: No. Lo que pasa es que sé el nombre de esas personas.

Número desconocido: Y dale... ¿Quieres saber mi nombre?

Yo: Oh, eso no estaría mal. Saber el nombre de una persona con la que hablas casi todos los días estaría bien, ¿no?

Número desconocido: ¿Y por qué? ¿Qué necesidad tienes? ¿Es algo de vida o muerte?

Yo: Es de no caer en la locura. Eres un pesado.

Número desconocido: Y eso te gusta.

Yo: Claro que sí, campeón.

Número desconocido: Sí.

Yo: Borra mi número, desconocido.

Número desconocido: Oh, no. ¿Desconocido? Yo no soy un desconocido para ti. Me empiezas a cabrear...

Yo: Y tú a mí.

Número desconocido: Pero tú lo haces porque, por alguna extraña razón, me odias.

Yo: Sí, te odio.

Número desconocido: ¿Y por qué? Si no me conoces.

Yo: Pero eres un plasta mandándome mensajes todo el rato, y con eso, ya te odio.

Número desconocido: Llegas al odio en muy poco tiempo.

Yo: ¿Y? Sigo enfadada.

Número desconocido: A ver... Cuéntame por qué.

Yo: Y ahora haces de psicólogo...

Número desconocido: Dime.

Yo: Sigo enfadada desde el día en el que me empezaste a hablar. ¿Por qué? Porque a pesar de que te dije que olvidaras todo, porque fue un malentendido, seguiste hablándome y no quisiste borrar mi teléfono. ¿Por qué no aceptas una confusión? Como la "chica de la disoteca" te dio mal su número, has venido a fastidiarme y a ver si intentas algo conmigo.

Número desconocido: ¿Intentar algo contigo? De eso no va la película preciosa. Seguí mandándote mensajes porque quería hablar con una persona desconocida. ¿Nunca has hecho eso?

Yo: No... Pero si lo hubiese hecho, y la otra persona me hubiese pedido un trillón de veces que borrara su número, lo hubiese hecho.

Número desconocido: Seguro.

Yo: Anda, vete de una vez con la chica esa.

Número desconocido: No tengo su número, ¿te estás perdiendo?

Yo: Ya sé que no lo tienes, pero vete a otra discoteca y cógete a otra.

Número desconocido: No quiero.

Yo: ¿Prefieres quedarte aquí molestándome? Déjame de una vez.

Yo: Conmigo no va a funcionar.

Número desconocido: ¿El qué?

Yo: No voy a hacer los mismos planes que teníais tú y la chica que te encontraste.

Número desconocido: ¿Qué planes?

Yo: "Enamorarla".

Número desconocido: ¿Crees que te intento enamorar? Vas de lista, ¿eh? A ella si quería "enamorarla", tienes razón, pero contigo intento establecer una conversación decente.

Yo: Eres un imbécil y un mentiroso.

Número desconocido: ¡No miento!

Yo: ¡Claro que sí!

Número desconocido: ¡No! ¡No lo estoy haciendo! ¡Yo nunca intentaría tener algo contigo!

Te has equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora