Capítulo 5: Rusos y excusas

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"Nunca deseé tanto la libertad que tenía hasta que me la arrebataron como si les perteneciera a ellos"

Todo lo que escuchaba era las conversaciones en ruso, no lograba ver nada y eso me estaba estresando. Hace cinco minutos me habían metido a un auto que se puso en marcha cuando las puertas se cerraron, los hombres que iban aquí no dejaban de hablar, dominaba el ruso, pero aun así era algo cansado acostúmbrate a un idioma al que no estabas muy acostumbrada a escucharlo.

― Se ha interceptado mucho movimiento policial en esta ciudad, jefe. Debemos regresar a Rusia ― escucho como dice uno, todos se quedan en silencio y solo se escuchan los demás autos de la carretera.

― Todavía no es hora, tengo asuntos aquí― dijo un voz ronca y más tosca como si eso fuera posible. Se escuchaba a mi lado, lo que me hizo que moviera incomoda― . ¿De dónde eres? ― me dijo en inglés.

― México― pretendí no mostrar temor en mi voz, pero creo que no lo logré.

― ¿Cómo llegaste aquí?

― Usted me compró― contesté con la mente en otro lado, me estresaba hablar sin poder ver. Escucho como tose una persona, pero después de eso nadie habló.

― Me refiero a la subasta.

― Preferiría no hablar de eso ― me sentía muy incómoda.

― Te he hecho una pregunta, responde.

― Me trajeron con engaños.

― ¿Y fuiste lo suficientemente estúpida como para creértelos?

― Cómo ve estoy con usted por algo.

― Como dijiste antes, te he comprado― me dijo―  En realidad esperaba que siguieran ofertando para bañarme en su sangre. Tuviste suerte de que aborrezca a los alemanes.

― No veo la diferencia entre tener suerte y caer en desgracia―  literalmente, no veo nada en este estúpido lugar.

Escucho una breve risa que se detiene rápidamente como empezó.

A mi lado cargan un arma y casi me hago encima otra vez, a veces no puedo controlar mi carácter y eso me ha traído muchos problemas a lo largo de mi vida.  Rob siempre decía que era muy emocional y era mejor mantenerme lejos de la acción. Pasa un minuto y dejo de apretar los ojos, como no tengo las manos atadas me levanto un poco la venda de mis ojos y solo logro ver una sonrisa y un arma apuntando antes de que me obliguen a bajar la venda.

― No te mataría aquí, el auto es nuevo y limpiar la sangre es muy difícil. Además, ahí está la diferencia, ellos no se detendrían hasta destrosarte.

― ¿Y por qué no lo hace usted? ― debería de callarme.

― Me costaste millones y el dinero no se desperdicia, además no me has dado motivos. No soy de asesinar a chicas inocentes.

― Eso debió de pensar antes de comprarme, porque obviamente contribuyó― murmuro en español.

― ¿Qué dijiste?

― Dije que usted era muy amable al no matarme ― contesto en inglés, sonreí un poco, estar encerrada y sin ver en este auto casi me asfixia, prefiero callar todo el camino hasta que llegamos a algún lugar.

Se escucha como abren las puertas y siento unas manos que me jalan del collar, muero por quitarme esa cosa. Casi tropiezo cuando hay que subir escaleras, pero no puedo aguantar más, el dolor es insoportable. Al ver que no me muevo un tipo me levanta y me pone en su hombro.

Al llegar al lugar se detienen para bajarme y quitarme la venda de mis ojos. Lo primero que veo es un hombre de como treinta y dos o treinta y cinco años, es muy alto por lo que levanto la mirada para verlo, cabello rubio, ojos azules y un poco de barba, sus facciones son muy marcadas al igual que sus músculos, trae puesto un traje que lo hace ver muy elegante.

UNHOLY MC#1 (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora