Capítulo 14: El padrino

104 39 4
                                    

“Le haré una oferta que no podrá rechazar”

Con paciencia hago clic en las teclas ctrl y n,  presiono la de espacio dos veces para luego dar enter. Cuando veo que se acerca a mí cierro mi computadora rápidamente tocando  mi corazón.

—¡Me asustaste! — exclamo.

—¿Qué estabas haciendo? — pregunta deteniéndose a mi lado.

—Viendo porno— contesto alejando mi computadora de él.

—Muéstrame — me pide.

—No…— me arrebata mi computadora y la abre.

Cierro mis ojos cuando se empiezan a escuchar los gemidos.

Incómodo.

Demyan la cierra y me observa.

—No digas nada,  es tu culpa por irte…— le empiezo a decir tratando de desviar su atención.

—Te advertí sobre no ver a otros hombres — comenta.

—Fueron solo unos vídeos nada que ver, gánster— le replico parándome de mi cama para ir a la ventana.

— ¿Solo unos vídeos? — comenta alcanzandome y tomando mi mano para acercarme a él —. Cuando me vaya quiero que me extrañes— me mira fijamente soltando mi mano y tomándome por el cuello  para que no mueva mi vista de él.

—Soy tu esclava no tu esposa, obvio, me voy a alegrar cuando te…— me interrumpe poniendo sus labios contra los míos desesperadamente, pero logro escapar —. Aquí esta Andrea y su niñera no…

—Andrey se las llevo. Nada ni nadie te podrá salvar — me comenta, para volver a besarme y quitarme mi ropa.

(…)

El fin de semana con Demyan fue agotador.

Solo estuvimos él, los rincones de su departamento y yo, puesto qué, le había regalado un viaje a Nasti y Sergey por su aniversario, no los veremos hasta en dos semanas.

Terminé adolorida y con mareos, pero disfruté tanto como él.

Y estás dos semanas solo seremos él y yo.

Estaba más cansada de lo normal no solo por el agotamiento que me sometió el fin de semana sino porque aproveché la madrugada para volver a armar la tarjeta con cuidado. Solo espero que Ann no la haya necesitado el fin de semana.

—Necesito que me imprimas estos documentos. Y me saques 12 copias —me dice Dem cuando entro a su oficina para dejar su café.

—Se los traigo en un momento.

—Los llevas a la sala de juntas — asiento mientras salgo para hacer esas copias.

Imprimo las hojas y las ordeno no sin antes echarles un vistazo a cada hoja.
En ellas, hay objetos con sus precios y descripciones, por lo qué,  saco unas copias extras para investigarlos y si los están, los buscaré para encontrarlos e irme de aquí.

Todo era bienvendido si me ayudaba a pagar la deuda.

Al terminar, subo a nuestro piso y toco la puerta de la sala de juntas.

UNHOLY MC#1 (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora