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El regreso a clases fue menos deprimente de lo que habían pensado, ahora que todos estaban bien y no estaban peleados.

Para Nikolai, echarse un poco de maquillaje antes de salir se le había hecho costumbre. El grupito de Shirase en ocasiones lo miraba mal, pero Chuuya los mantenía a raya. Y Nikolai era muy feliz.

Sus padres aún no sabían nada. Tenía pensado decírselo a ambos ese mismo día, pero todavía estaba repasando mentalmente su discurso.

Sigma tampoco le había dicho nada a Bram, aunque era más porque no tenía tiempo que porque tuviera miedo. El chico se había metido a un semillero de inglés que impartía una universidad de Tokyo, y también empezó clases de basketball.

Y, hablando de basketball, ese día era la final del torneo de la escuela. Por poco Fukuchi no los deja salir a cambiarse para él partido, pero Dazai lo amenazó con acusarlo con Fukuzawa, y no tuvo más remedio. Chuuya le agradeció con la mirada mientras salía, y el castaño le deseó suerte en un susurro.

Sin embargo, a Chuuya le pareció muy raro el hecho de que, aunque había ayudado al equipo a salir a tiempo para cambiarse de ropa, no estuviera observando el partido.

Vio en las graderías a Sigma y Nikolai, pero ni Dazai ni Fyodor estaban allí. Sintió un nudo en la garganta, pero no tenía tiempo de pensar en ello, así que simplemente salió y se lució en el partido.

Mientras tanto, Dazai y Fyodor estaban encerrados en el baño del tercer piso.

—Pero, ¿y si me rechaza?

—¡Que no te va a rechazar, por el amor de Dios! —El ruso suspiró con exasperación— Y si te rechaza no va a pasar nada.

—¡Claro que va a pasar algo! —Replicó el castaño— ¡Quedaré como un idiota frente a todos! ¡Y todos sabrán que soy gay!

—¡Pues tienes que arriesgarte!

Dazai suspiró, y Fyodor se llevó una mano a la sien.

—Escúchame, Dazai. Está clarísimo que a Chuuya le gustas. Tú lo sabes, pero estás tan nervioso que no lo quieres aceptar. ¡No puedes acobardarte ahora! Si te atreves, voy a matarte lenta y dolorosamente por ser tan idiota.

—¿Y si mejor me matas de una manera rápida e indolora?

—Eso sería hacerte un favor.

El castaño se tumbó en el suelo.

—Fyodor, ¿cómo lo haces?

—¿Hacer qué?

—Renunciar a tus sentimientos para ayudarme.

Dostoyevski se quedó estupefacto, y luego se acostó al lado de Dazai.

—Nadie dijo que yo haya renunciado a nada —Suspiró.

—¿Y no duele?

—Duele mucho.

—¿Y entonces por qué sigues negándote a salir conmigo?

—Porque tú quieres a Chuuya y no a mi. Ya te dije que no voy a ser la segunda opción de nadie.

—Yo nunca creí que sería la primera opción de nadie —Confesó el castaño—. Si fuera la segunda opción no me quejaría.

El ruso hizo una mueca.

—Auch.

Dazai se sonrojó y se incorporó rápidamente.

—¡Yo no lo decía por...! ¡No me refería a...!

—Ya, ya, no te esponjes. Sé que no lo decías con esa intención.

Adolescencia  //BSD//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora