Operación conquista

Capítulo 28: Abandonadas

Narra Olivia Grace:

En el preciso momento en el que me vi siendo arrastrada en una camilla contra mi voluntad dejando la casa en la que vivía cada vez más diminuta ante mis ojos, supe que mi vida cambiaría.

Aun recuerdo las desesperadas súplicas que salían de mis labios para que mi bonita chica de cabello corto no llamara a la ambulancia, era lo único que le pedía, y aquello que decidió ignorar.

El dolor de mi pecho era aun mayor que el de mi cuerpo, pese a que sentía cómo si algo se me estuviese clavando en el hombro y en la espalda.

- Tranquila, ya verás cómo dentro de poco se te va a quitar el dolor.- Escuché que dijo la enfermera a mi lado, creyendo que mis lágrimas eran por el golpe.

Adri subió conmigo a la ambulancia, quiso sujetar mi mano pero se la aparté, estaba demasiado asustada por lo que pasaría, mi hermana, las preguntas que podrían hacernos, mi madre... Sentía que si simplemente me hubiese ayudado a levantarme me hubiese podido sujetar lo suficiente como para aguantar sin llamar la atención.

El camino al hospital se me hizo eterno mientras me iban haciendo unas pruebas. Nada más llegar lo primero que me hicieron fueron radiografías y antes de darme cuenta me durmieron para operarme. Una de mis vértebras se había hecho añicos.

- ¿Oli? Oli, cariño. - Escuché la voz de Adriana.

Esto fue lo que me hizo regresar del más profundo de los sueños que para mí apenas había durado un minutos, mientras al parecer habían sido unas horas.

A medida abría los ojos un molesto pinchazo se iba haciendo presente en la zona de mis costados, entonces fue cuando noté que tenía la zona vendada por la operación, y el brazo lo tenía ahora en un cabestrillo una vez me habían colocado el hombro bien. Los efectos del sedante aun estaban en mi, que lo único que quería era abrazarme a la chica frente a mi y dormir apoyada en ella.

Sin embargo, la realidad me golpeó de nuevo, ¿qué habría contado ella?, ¿alguien me preguntaría qué sucedió?, ¿qué sucedería con mi hermana y conmigo ahora?.

- ¿Patri?.- Conseguí preguntar con voz entrecortada.

- Ella está bien, está en nuestra casa con mi padre. - Aseguró Adriana. - Ahora la que te tienes que recuperar eres tú.

La incertidumbre, el miedo de qué sucedería a partir de entonces se mezclaban con el enfado que tenía hacia la chica frente a mi por no haberme hecho caso y llamar a la ambulancia. Pero lo irónico era que aun así lo único que quería era que me abrazara y dijera que todo iba a estar bien.

Igual era el sedante, o tal vez el agotamiento emocional y mental que tenía, pero quería apagar todo y dejarme querer.

- No me gusta lo que hiciste. Estoy enfadada- Traté de explicarme.- luego hablaremos de...- El efecto del sedante era demasiado.- ¿Puedes venir más cerca ahora y darme besitos?

Lo siguiente que noté es el contacto de sus dedos fríos en mi piel apartando el pelo de mi cara, y seguidamente sus labios acariciaron con suavidad mi mejilla antes de depositar besos por ella y por la frente.

- Ojalá puedas entenderlo algún día, tenía que llamar. - Explicó, pero estaba tan cansada que me dejé vencer por el sueño.

La siguiente vez que abrí los ojos vi a la chica con pequitas a mi lado sentada, me di cuenta de que mi mano sostenía con fuerza la suya, y nuestros dedos estaban entrelazados. Apenas nos miramos unos segundos cuando dos agentes de policía hicieron acto de presencia.

- Señorita Grace. - Escuché la voz firme de uno de ellos.

Al verlos, el pánico me invadió y solté de golpe la mano de la chica que estaba a mi lado.