Operación conquista

Capítulo 29: El Acuerdo

Narra Adriana Claire:

Olivia Grace había dejado la escuela.

Esa es la noticia que más impacto había causado entre los alumnos hasta el momento. La ausencia permanente de la morena en su habitual asiento había hecho que montones de especulaciones circularan por la escuela.

- Su padre las ha abandonado. - Escuché mientras caminaba por el pasillo.

- Al final ella no deja de ser una chica negra. - Decía otra.

- Pobre Hugo, cómo lo engañó.

- No seáis malas personas, deberíamos ver cómo ayudarla.

Nunca me habían gustado los chismes de instituto. Había personas que disfrutaban de hacer daño, mientras que otros simplemente amaban los cotilleos como si no proviniesen de personas que sufren.

- Mira ella es la que más cosas puede saber, últimamente eran muy amigas.- Me señalaron mientras me abría paso para ir a clase.

Las últimas semanas allí estaban resultando insoportables. Todo el mundo hablaba de Olivia y yo la extrañaba demasiado. Lo peor era no tener noticias de ella, me preocupaba saber como estaba pero no había forma de contactarla. Lo último que supe es que había sido su cumpleaños, había alcanzado sus dieciocho y abandonado el orfanato en el que se encontraba.

Olivia debería odiarme. El que llamase a la ambulancia causó que llevasen a ella y a su hermana a aquel lugar, y lo que es peor que ahora la separasen de la persona que ella más amaba. La culpabilidad por lo ocurrido me atormentaba haciendo que hasta respirar me doliese. ¿Pero qué debía haber hecho sino?. Me asusté de ver aquello, no quería que ella siguiese sufriendo y sabía que debía revisarla algún médico después de que cayera desprendida por las escaleras.

- Otro día más en el que no aparece tu noviecita. - Distinguí la voz del alto chico rubio que tanto detestaba, aproximarse a la silla del fondo de la clase en la que habitualmente me sentaba.- ¿No piensas decir nada?.- Rió llamando la atención del resto.

- Perdona, ¿que decías?.- Me quité mis audífonos que estaban apagados pero él no tendría porqué saberlo. - No te escuché.

Eso pareció sacarle de sus casillas ya que no había conseguido el juego de intimidación que pretendía frente al resto de ojos.

- Decía que si tan pronto te abandonó tu noviecita. - Volvió a reír. - Ni para la chica pobre eras suficiente. Aunque si te agradezco que me la quitaras de encima.

Cómo odiaba a ese tipo.

- Fue ella sola la que se libró de ti. Acabas de demostrar a todos el porqué. - Hablé tratando de permanecer calmada.

- ¿Eso te dijo? Veo que también a ti te tenía engañada. - Rió.- Yo pensé que era una chica normal con dinero y resulta que tenía una madre alcohólica. Vergüenza me da saber lo que tendrá que hacer ahora para ganar dinero, igual hasta la dejan sin papeles.

No pude contenerme más. Sabía que esa no era la solución, pero las palabras tampoco eran lo mio. Siempre fui más de actos, y eso fue en lo que en esos momentos hice. Mis puños se apretaron, me estaba clavando las uñas por dentro de la palma de la mano y el sentido común se me fue cuando le di un golpe directo en la cara.

- Eres un mierdas.- Dije exaltada.- Vas de guay pero solo demuestras una y otra vez el tipo tan vacío de persona que eres.

Él me empujó quitando la mesa, y fue mi hermano que acababa de entrar por la puerta el que lo detuvo poniéndose en medio. Entonces fue cuando todo se salió de control, llegó la profesora, nos llevaron con la directora, me veían como la chica callada de clase con pinta ruda que acababa de pegar un puñetazo al chico perfecto y bonito estereotípico de portada de la escuela.