Capítulo 36: El Baile Real (Parte 1)

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Conforme transcurrían los días en el barco, mi estado mental había mejorado significativamente, no recordaba del todo, pero al menos habían desaparecido las convulsiones y el constante insomnio.

Un martes por la noche el médico que llevaba mi caso decidió darme de alta, puesto que mi cuerpo ya había superado el síndrome de abstinencia. El doctor estaba convencido de que los recuerdos volverían lentamente a mí sin necesidad de alguna otra estimulación farmacéutica, antes de marcharme me recordó que debía evitar estar expuesto a situaciones que representasen un estrés emocional alto, pues esto podría traer consigo una recaída o el empeoramiento de mi estado.

—He pensado que después de estar varias semanas en una camilla y rodeado de 4 paredes en altamar, querrías un poco de aire fresco—Se escuchaba cada vez más cerca la voz de Bell, mientras 2 mayordomos me conducían hacia proa rumbo a la terraza.

—Así que decidí trasladar nuestra cena ¡bajo las estrellas!—Hace una reverencia y me invita a sentarme en la elegante mesa para 2

—No sé qué decir Bell, estar agradecido ahora parece me poco.—Me cruzo de brazos y juego con mi mentón con una mano.

—Tienes razón, no tienes idea lo mucho que me costó para que la luna se quedase sobre el mar cuando salieras—Soltó una agradable risa, que me hacía sentir en casa.

—Pues en ese caso, me gustaría que la hicieras girar un poco para que pueda iluminar mejor mi rostro—Le respondo soltando una pequeña sonrisa, colocándome la servilleta en el cuello.

Quizás estuviese perdiendo la cabeza, pero sentía que conocía a Bell de toda la vida, probablemente antes nos habríamos cruzado estando en Londres, o existía la posibilidad de que su rostro lo relacionara con alguien familiar.

—Y bien...¿Qué historia te gustaría escuchar ahora?—Lo cuestiono tomando los cubiertos de plata para cortar el filete que dejó el mayordomo en mi plato.

—Me gustaría que esta noche dejases descansar tu mente, no quisiera que te vieras presionado a recordar algún suceso que pudiese resultar desagradable—Se aclara la voz para después tomar un sorbo de su copa de vino.

—Me temo que eso no será posible, desde que emprendí este viaje me propuse una sola cosa que no me permitiré olvidar y es que debo, más bien, necesito encontrarme a mí mismo, saber qué rayos tuvo que sucederme como para olvidar gran parte de mi vida...Y sé que será cuestión de días para que lleguemos a tierra, cuando eso ocurra y desembarquemos, tú irás en busca de tu hijo, y a mí me gustaría saber si lo que iré a buscar al menos existió o solo es real en mi imaginación—Respondo alzando la voz y al terminar hundo la cabeza entre mis brazos.

—No tienes idea lo que daría para hacerle saber lo importante que es para mí, que me encuentro en este barco por él, aún sabiendo que cuando él me vea no pueda significar nada para él. Al igual que tú, la incertidumbre me consume cada día, pues a pesar de que el dinero mueva al mundo, hay cosas que el dinero no puede alcanzar.—Tenía la mirada destrozada y sabía que estaba siendo honesto conmigo.

—¡Ayúdame! y prometo ayudarte a recuperar a tu hijo para cuando vuelvas a Londres, te doy mi palabra ¡amigo!—Le tiendo la mano para darle un apretón de manos y noté cómo se le iluminaba la mirada a aquel hombre.

—Siendo así vayamos a la última vez que viste a Alex, el último recuerdo que tengas con ella—Los mayordomos continúan sirviendo los siguientes platillos, mientras Bell vuelve a concentrarse en mí.

A pocas semanas de terminar nuestro segundo año de universidad, Abril me había enviado un mensaje de texto diciendo que me esperaría afuera de mi facultad. Imaginaba que sería para acompañarla a casa como en ocasiones anteriores, pero no fue así.

—¡Hola castaño!—Me saluda plantándome un beso en la mejilla, el cual le devolví. Había empezado a llamarme así para burlarse desde que supo que era el apodo entre Alex y yo.

—¡Hola pitufina! ¿lista para ir a casa?—Le puse ese apodo desde que noté que tenía mucha semejanza con ese personaje, no necesariamente por ser azul, sino debido a que era normal verla usar zapatillas a diario, además de tener como pasatiempo principal la jardinería.

—Esta vez no, alguien más se ha ofrecido a acompañarme ¡adivina quién!—Me sujeta ambos brazos, dando pequeños saltos de felicidad.

—Nooo ¡Zane!—Digo en un grito, para después taparme la boca con la mano.

—Shh, así es, no me debería sorprender, vivimos bastante cerca—Responde en voz baja.

—Además de darse cuenta que eres inteligente, bella y dulce, bueno al menos hasta que se de cuenta del demonio que eres realmente—Bromeo y de inmediato ella rueda los ojos.

—A propósito, ¿tienes planes para el próximo viernes por la noche?—Me cuestiona.

—Tenía planeado preparar una cena para celebrar mi aniversario con Alex, pero me ha dicho que tiene que asistir a un evento de su facultad para una noche de gala, me ofrecí para recogerla cuando haya culminado para llevarla a casa. Estoy libre el resto del día. ¿Necesitabas algo?—Me cruzo de brazos y agacho la mirada hacia su dirección.

—Alex tiene 2 boletos para un Baile Real, y ella quería que fuese su acompañante, pero creo que sería mejor para ambos que fueses tú en mí lugar. Al ser un baile podrás tenerla cerca y tocarla tanto como ella lo permita. Ve con ella.—Saca de su mochila un boleto dorado con las indicaciones para la noche de gala y me lo entrega.

—No sé si esto esté bien, ella quería que fueras con ella—Extiendo mi mano para devolverle el boleto.

—Ella querría que fueses tú—Me responde liberando una discreta sonrisa.

—Gracias pequeña, prometo que será una noche inolvidable. Avísame cuando llegues a casa.—Le planto un beso en la frente.

—¡Ohh! sé que así será Jock, espero que la próxima vez que salgamos juntos seamos nosotros 4 porque me gustaría que conocieran mi casa, y quizás después pasar juntos navidad ¡eso me gustaría mucho!—Me sujeta por unos segundos las manos y después se marcha perdiéndose lentamente en la oscuridad.

Crecimos demasiado rápido, vivíamos demasiado preocupados por alcanzar nuestras metas que perdimos de vista lo fugaz que se hacían los días.

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BYLUR (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora