Capítulo 8: Escuchando a Alex Parte V

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—¿Has traído tu dinero?—Me cuestiona.

—Sí...—Antes de que pueda continuar me interrumpe.

—¿Has traído la mochila, tus trabajos, tus llaves y un abrigo por si el frío aumenta?—Enumera una lista de cosas que debí traer y asiento para tranquilizarlo.

—Todo está en orden papá, no tienes de qué preocuparte—Le indico y tomo mi abrigo para entrar a clases.

—No llegues muy tarde a casa, y no vayas a dejar que se burlen de tu gorro—Bromea y me da un cálido abrazo antes de salir de la camioneta.

—Te quiero y gracias por traerme papá—Le doy un beso en la mejilla y me entrega mi mochila por la ventana cuando bajo del auto.

Me sonríe mientras sube la ventana y muevo mis manos en señal de despedida mientras me acerco a las escaleras de la entrada.

Camino a la cafetería para recoger mi café con leche de todas las mañanas y es evidente que el señor de la cafetería se ha sorprendido al ver mi exótico gorro, pero lo disimula casi al instante cuando me entrega mi café.

Me dirijo a mi aula de clases por todo el largo pasillo y como si Dios escuchase mis pensamientos cuando paso frente a la puerta de la oficina de Clark, ésta se abre y sale a mi encuentro.

—Buen día Alex

—Buenos días—Le sonrío.

—¿Cuál es tu primer clase?—Me cuestiona con una pequeña sonrisa.

—Voy a entrar a Física

—Con el doctor Sheldon ¿cierto?—Me interrumpe una voz detrás de mí.

Me encuentro frente a un tipo alto, más alto que yo, haciendo que mi altura apenas le llegue al cuello, lleva un gorro azul marino con dobladillo, tiene el cabello castaño y largo, los ojos color café miel, los labios gruesos y muy rosados, tiene la nariz ligeramente grande pero fina, tiene la tez clara y un pequeño lunar al inicio de la mandíbula.

Estoy lo suficientemente cerca de él que ahora puedo oler su aroma, huele a bebé y algodón de azúcar. Huele delicioso.

No sentía ni la mínima sensación de la inmensidad del huracán en el que me había introducido.

—Él es Aidan Doria, muy conocido en la facultad por su buen historial académico y deportivo, creo que es muy bueno que se hayan conocido ahora—Responde Clark con una enorme sonrisa mientras sujeta su portafolios.

—Jocker—Se aclara la voz. —Me gusta más mi segundo nombre—Responde volviendo su tono más amable.

Me mira fijamente con una mirada que no podía deducir lo que significaba, pero era tan intensa que me deja paralizada sin poder reaccionar.

—¡Nos vemos más tarde Alex! ten un lindo día—Clark rompe el silencio incómodo, cierra con llave su oficina y se pierde en el pasillo.

Vuelvo a mirarlo y siento mis manos humedecerse por la calidez que me transmitía su mirada, aún con nieve cayendo a nuestro alrededor, lograba que mi cuerpo desafiara las leyes de la física, provocándome un latir rápido, aún a temperaturas tan bajas.

¿Has tenido alguna vez esa sensación de no querer dejar de ver a una persona? Dejé de parpadear y probablemente, al mismo tiempo dejé de respirar.

No lo conocía, pero quería que se quedara para siempre conmigo.

Pero ninguno de los dos dijo nada más.

Cuando decido marcharme a mi aula de clases, vuelvo mi mirada hacia atrás y me quedo contemplando los hoyuelos que se forman en sus mejillas cuando sonríe hacia el cielo al ver caer los copos de nieve en la palma de su mano.

. . .

BYLUR (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora