Capítulo 40: Jocker

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Ese es el último recuerdo que tengo de ella.

Acurrucada entre mis brazos, acariciando su rostro bajo la manta, mientras su cálida respiración caía sobre mi pecho.

Nunca planeé que un día la perdería.

—Qué ironía es que muchas de las cosas que más amamos y las que deseamos recordar siempre, un día el cerebro decide eliminarlas sin consultarnos—Revela Bell su primer pensamiento que surge al terminar de relatarle mi historia.

—Sé que aunque no puedo recordarlo todo, aún recuerdo perfectamente su rostro, recuerdo la forma en la que siempre me veía...Recuerdo cada pequeño detalle de ella— Respondo sin más, y noto que a mi alrededor comienza a aparecer el amanecer.

—Ojalá pudieras recordar el resto...tanto como yo—Arrastra aquella frase apenas en un susurro, y noto que enseguida se arrepiente de haberla externado.

—¿Qué quieres decir con eso?—Lo cuestiono y sostengo mi mirada firme a la suya.

Sentía que me ocultaba algo. Lo había sentido desde la primera vez que se había presentado ante mí.

Un hombre elegante, de apellido noble, en busca de su hijo heredero. ¿Aquella historia había sido realmente cierta?

¿Es acaso que por alguna mágica razón aquel caballero se habría compadecido de mi exorbitante dolor reflejado en mi rostro?

O que quizás ¿se había mofado de mí solo para entretenerse durante estos meses navegando en altamar?

Todo me parecía absurdo y lógico, al mismo tiempo.

—¿A qué te refieres con eso? Dime, Bell—Sin pensarlo me escucho a mí mismo gritándole a aquel hombre y teniéndolo tomado del cuello-

—No es la primera vez que tú y yo nos vemos Jock—Tose un poco y se aclara la voz. —Te conozco desde que eras apenas capullo—Noto cómo se le quiebra la voz y enseguida suelto el cuello de su traje.

—Jamás te había visto, no hay forma de que lo que digas sea real. Tú eres de Inglaterra...y yo de América—Sigo negando con la cabeza, intentando hilar la información para no caer en la locura.

—Probablemente sea la persona que más te conoce en todo el mundo—Intenta aclararse la voz, pero esta vez un chillido agudo se le escapa.

—Si lo que dices es verdad, ¿por qué nunca te había visto? ¿Quién eres realmente Bell?—Mi cuerpo sigue sin poder moverse de ahí, a pesar de que lo intento.

—Tu madre y yo... llegamos a un acuerdo cuando tú naciste. Estarías con ella hasta cumplir los 25 años de edad, y al llegar esa fecha yo vendría por ti, para llevarte conmigo a Inglaterra—Sus ojos comienzan a volverse llorosos.

—¿Por qué te diría eso a ti mi madre?—Digo aún más confuso.

—Tu madre no quería que vivieras con el agobio de ser un príncipe desde pequeño, ella quería que tuvieras una vida normal, que conocieras el mundo y que no tuvieses las preocupaciones que conlleva la realeza. Es por eso, que tu madre y yo nos alejamos—Se consuela así mismo con un corto silencio.—Soy...tu padre Jock—Esta vez es imposible evitar su llanto, y puedo ver caer las lágrimas de sus mejillas, una a una.

Mi padre...

Aquel hombre era...mi padre. Digo para mis adentros una vez más.

Me sentía como en aquellas pesadillas, que lo único que haces es despertar una y otra vez del mismo sueño, pensando que esta vez ya estás en la realidad.

—No te creo, ni siquiera un poco—Le respondo molesto dirigiendo mi mirada hacia el muelle, que está a solo unos minutos para nuestro arribo.

—Puedo probarlo—Responde enseguida, intentando acercarse a mí.

—Tienes 8 minutos, antes de nuestro arribo a puerto—Le indico y él se queda pensativo un momento.

—Te llamas Ascian Jocker Kenneth Doria, naciste el 29 de septiembre, tu color favorito es el verde, duermes del lado derecho de la cama, comenzaste a leer los libros clásicos desde los 6 años, solo podías dormirte todas las noches después de que te leyera un capítulo de tu libro favorito "las mil y una noches", siempre soñaste que viajarías en un crucero por el mar después de que te obsequié un barquito por tu cumpleaños, odias las películas de romance porque piensas que nunca superan al libro...

—Eso solo podrían saberlo 2 personas, mi madre y Alex—Digo y puedo sentir que se me corta la voz.

—Y sé que esa no fue la última vez que se vieron tú y Alex, porque ustedes 2 se casaron—Después de oír eso último, se me forma un enorme nudo en la garganta.

—¿Qué?—No puedo contener las lágrimas que rápidamente se deslizan por todo mi rostro, nublando mi vista y haciéndome sollozar ante aquella revelación.

Siempre me gustaron las tormentas, no por los truenos que retumbaban en el cielo, sino por el relámpago reluciente que lo precedía, pues éste tenía la particularidad de iluminar cualquier habitación, aún en aquella con densa oscuridad.

Alex se había convertido en aquella habitación oscura que necesitaba ser iluminada para descubrir la verdad.

Y Bell... ese relámpago que esperaba, me pudiera ayudar a eliminar toda su oscuridad.

. . .

BYLUR (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora