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Emilio estaba pidiendo permiso para  cortejarlo...

Joaquín miró al alfa, el rizado estaba nervioso e inquieto por una respuesta suya. 

Su omega quería decir sí, pero su parte racional lo hacía dudar, ¿Realmente Emilio se merecía cortejarlo?, después de todo por lo que hizo pasar, ¿Lo merecía?

- Entenderé si dices que no. Me he comportado cómo un completo estúpido contigo. No te sientas obligado a aceptarme. - habló nervioso Emilio.

"Él vá a decir que no", habló su alfa resignado y triste.

El omega observó a Emili9, los ojos del alfa demostraban desesperación y miedo por la respuesta, Joaquín sonrió, la actitud nerviosa del alfa era algo que le era muy tierno.

¿Cómo decirle que no?

- ...debes darle un beso en la mejilla al alfa ó colocarte la flor en la cabeza en señal en que aceptas el cortejo. Y si lo rechazas sólo debes pisar la rosa ó decir que no - recordó las palabras de su hermano.

-  No debes responderme ahora. - dijo el alfa aún más nervioso - Te dejaré pensar, sí, eso haré. - insistió retrocediendo sus pasos para alejarse del omega y dejarlo.

"Alfa tonto", susurró su omega enternecido por la actitud del rizado.

Joaquín rió mirando a Emilio.

- Emilio - habló, haciendo que el alfa detuviera sus pasos y quedara parado en medio de la sala.

Joaquín dejó el cupcake en el buró junto al sofá y caminó hacía el alfa con la rosa blanca entre sus manos.

"Él vá ha rechazarnos", pensó el alfa lleno de tristeza. "Debiste tratarlo mejor", gruñó.

El omega quedó frente a Emili9, a escasos centímetros de distancia y miró la flor entre sus manos.

¿Debo decir que si ó no?, se preguntó internamente y dirigió su mirada una vez más hacía el alfa, sonriendo, ya tenía respuesta.

Emilio estaba tan tenso que no podía hacer otra cosa que no fuera escuchar los regaños de su alfa.

Joaquín con las manos temblando y su corazón golpeando su pecho, levantó la rosa y lentamente la colocó en su oreja derecha.

El corazón del alfa se aceleró.

El omega se acercó más a él, se miraron a los ojos por unos segundos antes de que Joaquín se pusiera de puntitas, pisando una de las botas cafés del alfa, para alcanzar el rostro de Emilio. 

Ese aroma vainilla y canela que lo volvía loco llenaba sus pulmones. 

Emilio sintió su corazón detenerse por completo por unos segundos cuándo sintió los labios del omega en su mejilla.

- Acepto tu cortejo alfa. - susurró separándose de él, con una sonrisa en su rostro sonrojado.

Emilio se quedó sin palabras, sintió su corazón martillar con fuerza en su pecho, nunca había sentido algo similar con ningún omega.

Era porque Joaquín no era cualquier omega, era su omega.

"Dijo que sí. ¡Hasta que haces algo bien!", celebró su alfa lleno de felicidad y orgullo.

- ¿No vas a decirme nada? - preguntó Joaquín divertido mirando al rizado.

El alfa se acercó a él y lo abrazó delicadamente de la cintura.

Alfa Estúpido // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora