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Al entrar a la casa Emilio sintió el aroma del omega llenar la casa y su alfa se sintió feliz.

Joaquín estaba en la sala rodeado de libros, él siempre estaba haciendo tarea ó estudiando, pero el omega no estaba concentrado en sus libros, miraba su celular con el ceño fruncido y un leve toque de preocupación se hizo presente en su aroma.

- Cachorro. - habló Emilio llamando la atención del chico.

- ¡Deja de decirme así! - gruñó molesto, mirando al alfa.

Emilio se sentía desfallecer por esos ojos mieles.

- ¿Porqué estás preocupado? - preguntó el rizado sentándose junto a él.

- No estoy preocupado. - mintió regresando su mirada al celular.

- Si lo estás, no mientas.

Joaquín rodó los ojos y lo ignoró.

- ¿Estás molesto conmigo? - preguntó el rizado.

El omega rió.

¿Cómo se atrevía todavía a preguntar si estaba molesto?

- ¿Cómo crees que voy a estar molesto? - dijo sarcástico el omega. - ¡Por supuesto que lo estoy! - gritó - ¿Qué ibas a decirme en la cafetería?, ¿Qué no debería andar de qué?, ¿Ibas a decirme puta ó zorra?

- Yo realmente... - balbuceó el alfa pensando en que decir - Lo siento mucho, no sé porqué actué así. - se disculpó.

- Claro. - murmuró Joaquín.

- ¿No vas a decirme porqué estás preocupado? - preguntó el alfa.

- No. Déjame en paz.

- Te he traído algo. - susurró Emilio abriendo su mochila, dónde había metido la rosa que compró.

Aunque Joaquín no lo hubiera querido sus ojos brillaron de emoción.

- ¿Qué? - preguntó emocionado.

El alfa sacó una rosa roja de la mochila y el omega de Joaquín estaba emocionado y feliz.

"Nos trajo una rosa. Él nos quiere." chilló su omega en su interior

- ¿Una rosa? - preguntó sonrojado.

"¿No le gustó?, ¡Oh dios, no le gustó!" Se preocupó su alfa "Haz algo para que no se moleste" le gritó.

Pero antes de que el alfa respondiera, el omega tomó la rosa de sus manos y comenzó a olerla.

La imagen de Joaquín con su nariz enterrada en la rosa, con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas, eras de las mejores imágenes mentales para el alfa.

- Es muy linda. - susurró el omega separándose de la rosa.

"No tanto cómo tú." pensó en alfa.

Joaquín volvió a mirarlo a los ojos y le sonrió en agradecimiento por el regalo.

El alfa tragó en seco y siguió mirando al omega de cerca, cada facción de su rostro, quería grabar en su mente hasta el último detalle de aquel angelical rostro.

Sus rostros se comenzaron acercar poco a poco, hasta que la distancia entre ellos era mínima, el omega cerró los ojos en un acto de sumisión, aceptando cualquier cosa de parte del alfa.

Emilio miró fijamente los labios del pequeño, quería probar aquellos delicados y dulces labios, lo quería, lo deseaba.

Lo necesitaba.

Alfa Estúpido // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora