》Joaquín tiene un flechazo con Emilio, un alfa, que es el mejor amigo de su hermano Jorge y llega a vivir con ellos.
Ó dónde Emilio ignora a Joaquín y su "tonto" enamoramiento, pero todo cambia cuándo el pequeño ojimiel se presenta cómo omega.
- E...
- Soy nueva aquí. A mi padre le ofrecieron una plaza en ésta ciudad y tuvimos que mudarnos - comentó Leidy comiendo su helado.
- Vá a gustarte. Es lindo aquí.
- ¿Llevas mucho tiempo viviendo aquí?
- Crecí aquí, bueno algo así. Dónde nací está un poco alejado de aquí. Me mudé con mi hermano, él quería una universidad lejana a la casa, así que se mudó, y yo estaba interesado en la misma universidad y en el plan de estudios de la preparatoria anexa a la universidad, así que me vine a vivir con él y su amigo.
- ¿Amigo?
- Sí, ellos literalmente crecieron juntos, se conocen desde muy pequeños, son mejores amigos, ambos querían la misma universidad y se mudaron juntos.
- ¿Entonces son 3 omegas viviendo sólos?
Joaquín rió fuerte y negó con la cabeza.
- No, no, el mejor amigo de mi hermano es alfa.
- Un alfa y dos omegas no es una buena combinación. ¿Qué hacen cuándo tienen sus celos?
- Bueno, yo... apenas me presenté, sólo he tenido mi primer celo y no recuerdo mucho de eso. Y Jorge suele irse e igual Emilio.
- Oh - rió la alfa.
Joaquín rió igual.
- Eres muy lindo - dijo la pelinegra mirando al omega a los ojos.
- Tú igual eres muy linda - contestó sonrojado.
La alfa rió de nuevo, realmente Leidy era una persona muy linda.
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- ¿Qué te pasó? - preguntó Emilio mirando el pantalón sucio de Joaquín.
- Choqué con alguien en la calle y me caí - contestó avergonzado con la mejillas rojas.
- Omega torpe. - rió Emilio abrazándolo.
- Alfa estúpido - susurró escondiendo su rostro en el pecho del alfa.
- ¿A qué hora se besan? - preguntó Jorge interrumpiendo a la pareja.
- Qué te importa - gruñó Emilio.
Joaquín rió.
- ¿No tienes algo más importante que hacer que mirarnos? - preguntó el alfa.
- Sí, pero no son igual de divertidas.
Emilio rodó los ojos fastidiado y se fué a la cocina dejando a los hermanos sólos, era el momento perfecto para saber qué era lo que le sucedía a Jorge.
- Jorge - llamó el castaño - ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro - asintió el pelinegro.
- He notado que estás algo nervioso y extraño conmigo, me pides perdón cada vez que nos miramos y quería saber el porqué.
