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El alfa entró a la casa.

El omega abrió las piernas inconscientemente.

Emilio sintió algo extraño al momento de entrar en la casa, miró hacía todos lados, y sin entender porqué su alfa gruñó.

- Joaquín - susurró dejando su mochila en el piso y caminó buscando al omega.

- Emilio - jadeó el omega en su habitación. 

El alfa sintió el aroma de Joaquín incrementar y caminó hacía su habitación.

El omega sintió la presencia de su alfa.

Emilio abrió la puerta de la habitación de Joaquín.

Joaquín abrió un poco más las piernas.

El alfa tragó en seco y gruñó.

Joaquín estaba en celo.

- Emilio - gimió Joaquín desesperado en su cama, retorciéndose.

- Omega - susurró tragando el gruñido que quería salir de su garganta.

- Duele. Duele mucho - sollozó aferrándose más a las sábanas de su habitación.

- Voy a ayudarte. No vá a doler más, lo prometo. En un momento regreso - habló nerviosamente Emilio abriendo la puerta para salir de la habitación, estaba usando todas sus fuerzas de voluntad para no tomar al omega en ese instante.

- Te necesito. No te vayas, por favor - suplicó de nuevo, sus ojos estaban llenos de lágrimas por el dolor que estaba experimentando, sus piernas temblaban y su interior ardía demasiado.

- Regreso en 1 segundo - respondió y salió corriendo de ahí.

Joaquín sollozó de dolor, las lágrimas rodaban por sus mejillas, el calor y dolor parecían aumentar con cada segundo, su omega aullaba llamando a su alfa y él no podía parar de temblar.

Emilio corrió a la sala dónde dejó su mochila, tenía planeado lo del celo de Joaquín, pero no ese día, al parecer el celo del omega se había adelantado, por suerte lo que había comprado había llegado a tiempo, no era cómo lo había planeado, pero lo único importante ahora es ayudar a su omega, su plan tendría que esperar para otra ocasión.

El alfa tomó la mochila y regresó corriendo a la habitación del omega, con los dedos temblorosos le escribió un rápido mensaje a Jorge.

Mensaje a La pelinegra.

Joaquín. Celo   
1:23 pm

- No puedo más... - gimió Joaquín al momento en que el alfa entró a la habitación.

- Tranquilo. Estoy aquí - susurró Emilio sacando una caja de su mochila, dejando la caja en la cama junto a Joaquín y su mochila en el suelo.

- Alfa - jadeó retorciéndose entre las sábanas.

Emilio tragó en seco mirando cómo la piel de los muslos del omega brillaban por el sudor.

El aroma a vainilla y canela aumentó, haciéndose más dulce a sus sentidos.

Emilio subió a la cama colocándose frente a las piernas de Joaquín, el omega cerró las piernas sin entender el porqué de su acción.

- Abre las piernas - ordenó con la voz ronca, pero dulcemente.

Joaquín obedeció y lentamente abrió de nuevo las piernas, Emilio gruñó ante la vista de la ropa interior del omega húmeda por su lubricante natural.

Alfa Estúpido // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora