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Estaba nerviosa. Inexplicablemente.

Había pasado una hora desde que el mensaje que envió a Lalisa, fue recibido y esta no había llegado. Estaba segura de que no le tomaría más de media hora llegar hasta el café. Sin embargo, los minutos pasaban muy rápido y Jennie, ante la angustia de la incertidumbre de su espera, parecía estar a punto de desmayarse.

Bogsung-a, es el nombre del lugar en donde estaba. Uno de los sitios favoritos de su mejor amiga, además de la granja de sus abuelos maternos a las afueras de Daegu. Este café, combinado con una pastelería, siempre era utilizado por Jennie, en todas aquellas ocasiones en el que las razones ameritaban que su sensible y más íntima amiga tomara el motivo de su reunión con más tacto.
Esperaba, con mucho anhelo, que en este caso resultara de igual manera.

—Lo siento —dice, en cuanto llega a la mesa donde Jennie se encuentra—. Hyun-jin tardó mucho en regresar del hospital.

—Hyunjin-ah, ¿está bien?

—Sí. Es Sujin, volvió a tener una recaída. —explica, ubicándose perfectamente en su cómodo asiento frente a Jennie, quien la escuchaba atentamente—. Me pidió que lo cubriera hasta que una de sus tías llegara para cuidar de ella.

—¿Hace cuánto fue eso?

—Hace una media hora.

—Son casi las seis.

—Faltan veinticinco minutos para eso.

—No es a lo que me refiero —se apresura a decir Jennie, jadeando ante los pensamientos alarmantes en su cabeza—. Empiezas el turno a media noche y terminas a las nueve y media de la mañana.

—No estoy cansada, si eso es lo que te preocupa.

—No has dormido nada.

—Dormiré en cuanto llegue a casa.

—Solo tendrás cuatro horas.

—Suficientes.

—Me preocupa que tomes a la ligera tu salud.

—Jennie, estoy bien —aseguró con una sonrisa forzada—. En todo caso, solo estoy devolviendo un favor. Sabes que suele cubrirme a veces. Como aquella noche por tu fiesta de cumpleaños. Pude asistir gracias a él.

—Ya sé, pero...

—Tranquila. No voy a desmoronarme por no cubrir mis ocho horas de sueño —añade despacio y firmemente—. Ahora hablemos de lo que sea, por lo que me has citado aquí, tan repentinamente.

Ante aquello, Jennie toma una gran bocanada de aire y agarra entre sus delicados y finos dedos, la taza de su café latte ya frío en la mesa, mientras sopla distraída el contenido, que a simple vista luce intacto.

—¿De qué hablas? He estado muy ocupada. Quería verte.

—¡Oh, vamos! No hagamos esto de nuevo.

—¿Mm?

—Fingirás que me has extrañado, yo pretenderé que esa es la razón por la que estamos aquí, mientras me ordenas un Mousse de chocolate, para ponerme de buen humor. Beberás un latte para calmarte y al final me soltarás lo que sea que crees que me enojará, al punto de causarme una jaqueca.

—¿Qué?... ¿Cuándo yo-?

—Su Mousse de chocolate, señorita —interrumpe una de las empleadas del café, cortando la maraña de excusas que Jennie estaba, con mucho esfuerzo, soltando a su mejor amiga. Apenas.

Lalisa recibe el postre con una gran sonrisa y reverencia levemente en cuanto la empleada hace lo mismo, observando cómo se marcha poco después. Entonces, ella vuelve su mirada hacia Jennie, contemplando el rigor de sus bonitas facciones, temblando ante la ojeada cautelosa que le da.

ECHOES OF YOUR SOUL ﹁  Jjk-LlmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora