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—¡Oh, cariño! Ahí estás —exclamó Myeong-suk, en cuanto ve a su hija acercarse—. ¿Está todo bien? Jennie y tú tardaron bastante allí arriba.

—Sí. Lamento haberme distraído tanto, ¿Papá y tú llevan mucho solos?

—¡Ay, no! Los Kim no hace mucho que se fueron.

—¿Y por qué están en la mesa más alejada del jardín?

—Era la única desocupada —contesta su padre, mirándola desde su asiento mientras le sonríe.

—Ven cielo, siéntate.

—¿Qué es esto? —pregunta Lalisa a sus padres, observando los aperitivos sobre la mesa.

—El empleado que los trajo dijo que son higos rellenos.

—Uhg, paso.

—Debes comer algo.

—No me gustan los higos.

—¿Quieres que te busque otra cosa?

—No, papá. Estoy bien, gracias.

—¡Señorita Manobal! —exclama alguien detrás suyo.

Lalisa consciente de que la llaman, gira levemente la cabeza a su espalda y ante aquella presencia, el aliento se le estanca en el pecho y el cuerpo se le contorsiona de disgusto.

—¡Oh, Doyun! ¿Cómo estás? —saluda Myeong-suk cuando ve que su hija no lo hace.

—Sintiendo la habitual calidez de una reunión familiar, señora Manobal. Es un placer verlos nuevamente. A usted también, señor Manobal.

Lalisa puso los ojos en blanco.

—¿Están aquí tus padres?, quisiera ir a saludarlos.

—Todos deben estar con mi querida prima. Felicitándola por su cumpleaños.

—¡Es cierto! Somchai deberíamos ir también —vocifera la mujer con mucho ahínco, dirigiéndose a su marido, para luego mirar a Doyun de nuevo—. ¿Podrías quedarte con Lalisa?, no me gustaría que estuviera sola.

—Mamá...

—¡Por supuesto! —contesta Doyun rápidamente, no importándole ocultar su emoción. Observando a Lalisa con la mirada fija e intensa, mientras los adultos caminaban lejos de donde ella yacía sentada—. Hace mucho que no te veía. He extrañado nuestras charlas.

—Yo no.

Y en consecuencia de su rápida respuesta, Doyun deja escapar una atropellada y tosca risa nasal, tomando asiento junto a ella poco tiempo después.

—Eres divertida. Me gusta cómo has mejorado tu humor...

—Detente Doyun. Aborrezco el melodrama que siempre te empeñas en montar -masculla ella, tajante y firme, mirándolo directamente a los ojos—. Mi respuesta sigue siendo no.

Pero no era suficiente, nunca lo era. Doyun tiene el carácter de un niño pequeño al cual le malcriaron sus padres. Un pobre hombre con delirios de grandeza y un ego muy frágil; Le es muy difícil creer que pueda haber una cosa que no pueda tener. O aún peor, una mujer que define como alguien inferior a él, siendo capaz de reducirlo a nada, con solo unas cuantas palabras.

Al principio, eso le gustaba. Creía que era una especie de juego entre ellos.

Sin embargo, cuando intentó acercarse una noche, para robarle un beso y esta le golpeó el rostro con una fuerza excesiva, se dio cuenta, de que, tal vez, sería más complicado el tenerla.

—He adquirido varias edificaciones en la capital —menciona, ignorando deliberadamente lo antes dicho por Lalisa. Las manos le tiemblan, incluso cuando no está viéndola, y aun así, puede sentir esos ojos, apuñalarle una y otra vez, mientras está quieta en su asiento, respira lento y luce deseable. Junto a ese aspecto de niña buena que suele tener, combinado con la expresión mordaz de sus ojos, que le excita—. Mis padres me heredaron una finca en Busan, que estoy remodelando. Podríamos ir allí, tú y yo solos, pasar un buen rato y conocernos mejor. Creo que te haría bien salir del estrés de la ciudad. Estoy seguro de que una de las razones por las que te niegas a salir conmigo es porque te sientes poca cosa.

ECHOES OF YOUR SOUL ﹁  Jjk-LlmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora