Silencio. Lalisa veía con satisfacción como el silencio hacía que aquel hombre atormentado, comenzara a perder el control; Sudaba y se veía abatido. Lalisa incluso podía apreciar como los ojos se le movían inquietos. Además, se mantenía con la mandíbula tensa, como si se forzara a permanecer con la boca cerrada. Por lo que ante la evidente angustia contraria, decidió caminar por la oficina.
El lento andar y la manera en la que su perfume se regaba en el lugar, inquietó al hombre.
«¿Qué era lo que quería?», se preguntó, mientras tomaba bocanadas de oxígeno y se arreglaba el traje para no lucir afectado por la presencia femenina, cuando ya era demasiado tarde para ello.
—Señorita, disculpe pero está en un sector restringido —dijo él, en un tono suavemente sarcástico que hizo sonreír a Lalisa—. Necesita autorización para ingresar.
—Yo ya lo hice.
—Sí, pero vera... me refiero a que no debería estar aquí.
Se tomó un momento para mirarla, mientras Lalisa se detenía frente a él quien detrás del escritorio se sostenía una mano con la otra, como si se impidiera a sí mismo a hacer algo.
—¿Por qué estás tan nervioso? —preguntó ella.
—Señorita, debe irse.
—Dong Min...
—Este es un sector restringido.
No pudo terminar de hablar. La voz del hombre quedó atrapada en su garganta, cuando la corbata se ajustó en su piel, gracias al fuerte tirón que Lalisa ejerció en ella para acercarlo a su rostro. Quería ver con detenimiento las líneas de expresión, que con tanto esfuerzo Dong Min intentaba camuflar.
—Eso ya lo dijiste —murmuró, con los ojos entornados. Dong Min estaba haciendo que perdiera la paciencia, sobre todo cuando no dejaba de mirarla con fascinación, y una ternura ridícula—. Te falta el aire Dong Min, ¿por qué sonríes?
—Pranpriya, te ves aún más hermosa que cuando éramos niños —consiguió decir él, atento a esos ojos azules que lo observaban con un coraje que no reconocía. La garganta le dolía por la presión de su corbata, pero tenerla tan cerca se sentía como una necesidad que había sido apaciguada al fin. Pues aunque lo estaba ahorcando, Lalisa lo mantenía expectante con el roce de su mano en la mandíbula que no dejaba de temblar ante su toque suave y estimulante. Tal comportamiento masoquista, era tan asquerosamente molesto que Lalisa no lo pudo evitar.
Le mostró al hombre una sonrisa con labios sellados, y fastidiada de verle la cara, lo tomó por el cabello de la parte trasera de su cabeza, e hizo que el rostro se golpeara con la dura madera del escritorio.
El hombre gritó, una y otra vez.
—No me gustan los gritos —siseó para callarlo. Lalisa detuvo la presión de sus manos en su cabeza, y en cambio, la acercó a su pecho para sostenerla maternalmente, donde simuló darle consuelo mientras este seguía jadeando por el dolor—. Fingiste no conocerme Dong Min —siguió murmurando—. Has agarrado la costumbre de mentir, desde la preparatoria.
—Perdóname —reconoció él con franqueza, mientras intentaba retomar el aliento—. Pero me tomaste por sorpresa.
—No hablo sobre esta situación —dijo Lalisa con indiferencia—. En la tienda, la primera vez que fuiste a comprar, fingiste no conocerme. Una vez es entendible, no nos habíamos visto hace años, y he cambiado mucho mi aspecto desde que nos graduamos. Sin embargo, has ido a mi trabajo más de lo que podría contar con los dedos de mis manos y pies. Lo que dice que deliberadamente quisiste engañarme.
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ECHOES OF YOUR SOUL ﹁ Jjk-Llm
FanfictionPor culpa de una noche pasada de copas, Lalisa, se ve atrapada en las redes de uno de los hombres mas poderosos de Corea del Sur, convirtiéndose en su principal objetivo. Esta historia sólo está disponible en Wattpad e Inkitt 😚