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—¿Vamos arriba? —Susurra él, en su oído.

Tiene una mano en su cintura, la cual desliza en cuanto la siente perder el equilibrio. Cada sensación sofocando sus sentidos. Su mente, procesando con ardor tal simple contacto. Es firme y duro. Jennie es profundamente consciente de todas aquellas partes de su cuerpo que chocan con el contrario; la palma de su mano y pechos.

La curva de sus caderas siente un persistente hormigueo ante la sorpresa de su tacto, la cual es maravillosamente placentera.

Su corazón está enloqueciendo dentro de su pecho, las manos le tiemblan y sus ojos se enceguecen. Pasan unos segundos y apenas se da cuenta de que ha dejado de respirar.

—¿Jennie...?

—Espera —contesta para su sorpresa.

Su mirada recorre el salón rápidamente, aun con el resguardo del calor que le brindan las grandes manos de quien la sostiene, mientras busca a su mejor amiga de entre todos los invitados, encontrándola poco después en una de las esquinas del fondo. Allí, la imagen que visualiza, la tranquiliza. Está riendo y conversando con un hombre muy apuesto que, con ningún disimulo, se le acerca poco a poco. Ella parece estar a gusto, por lo tanto, decide dejar que se divierta.

Entonces gira su rostro nuevamente hacia el hombre que con los ojos parece querer devorarla, mientras se mantiene sonriente y expectante. Jennie asiente en una sugerencia a que suban, siendo ella quien esta vez guía el camino a una de las habitaciones del segundo piso.

Y allí, el cambio de expresión del hombre, resulta instantáneo e inquietante. Jennie nota que le arden las mejillas y por el brillo pícaro de sus pupilas ve que se ha dado cuenta.

—No he podido quitarle los ojos de encima, desde que entró por esa puerta. —Murmura, recorriendo con su dedo su clavícula.

¡Ay Dios!

—Ha llenado mi mente de deliciosas ideas —añade.

—¿Cómo qué?

—Me vi desnudándola —dice mientras sus dedos suben hasta el botón de su blusa y lo desabrochan sin dificultad—. La imaginé desnuda. —Otro botón—. Es muy hermosa.

Él acaricia suavemente el hueco entre los pechos y roza la puntilla de su sujetador de satén con el pulgar. Y en consecuencia, el aliento se agolpa en su garganta. Sus dedos encuentran el cierre frontal del sujetador y lo abren con la misma facilidad con la que ha desabrochado la blusa, que cuelga de sus hombros. Su gruñido es grave y ansioso, desesperadamente excitante. Y Jennie lo único que quiere es cerrar los ojos y rendirse.

—Taehyung, por favor...

Él la mira a los ojos, respira pesadamente y todas las angulosas facciones de su rostro reflejan deseo.

—Es su elección, Jennie. Dígame que pare y lo haré. Pero hágalo deprisa porque voy a besar esa boca de pecado que tiene y no habrá nada que me detenga después de eso.

Antes de que ella tenga tiempo de reaccionar su boca, cubre la suya. La reclama. La marca en rojo. La hace suya. Su mente queda en blanco, sus pensamientos se desvanecen y son sustituidos únicamente por el placer, por la necesidad de que este hombre la haga suya, de abrir la boca, de tomar y ser tomada.

Jennie lo acaricia a ciegas. Hunde los dedos en su pelo y lo atrae hacia ella, aún más cerca. Sus bocas chocan cuando alza el rostro, y él responde saboreándola. La cabeza le da vueltas y se siente débil. Su grave gemido de placer, sacudiendo cada parte sensible en el cuerpo de Jennie, como si fuera consciente de lo que hace y provoca.

ECHOES OF YOUR SOUL ﹁  Jjk-LlmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora