Capitulo XIV

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El ruido de un tono pegajoso la sacó de sus sueños. Sin ver exactamente a dónde se dirigía su mano, buscó a ciegas su celular en el pequeño mueble que tenía a su lado, cuando lo tomó miró la pantalla y se dio cuenta de que eran las 5 am, faltaba una hora aún para que su alarma sonase, y es porque el ruido venía de una llamada, un número no registrado.

-¿Hola?- preguntó volviendo a cerrar sus ojos, con su voz adormilada.

-Hola Sana-saludó una animada Momo al otro
lado de la línea. Momo al escuchar su voz sonrió de
inmediato- ¿Te desperté?-preguntó preocupada.

-No te preocupes -respondió aun con su sonrisa y sus ojos cerrados- ¿Cómo estás? Pensé que tu celular se había roto.

-Te estoy llamando desde una cabina telefónica- respondió sonriendo dentro de la cabina roja, era un poco anticuado, pero a Momo le seguía pareciendo impresionante- aprendí tu número e intenté marcarlo por aquí; y sonreí mucho cuando respondiste-rió- no pensé que fuera a funcionar.

- Oh, qué bueno que funcionó entonces- rió con ella mientras frotaba sus ojos con su otra mano -¿Cómo estás?

-Muy feliz- respondió sinceramente- decidí llamarte antes de ir a trabajar, espero que no te moleste. Quería darte los buenos días- se encogió de hombros viendo cómo el vidrío de la cabina se empañaba, sonrió al pensar que quizá era señal de nieve. A Momo le encantaba la nieve, mucho másque la lluvia.

-¿Puedo despertar así de ahora en adelante?- preguntó con una sonrisa, imaginando la de Momo.

- Puedo llamarte todos los días a esta hora- respondió emocionada, tomando el teléfono con ambas manos para sostenerlo mejor- cuando salgo de casa y camino hacia mi auto me cruzo con esta cabina, nunca antes la había usado- dijo sinceramente- pero ahora tengo una razón. Buenos días Sana.

-Buenos días Momo-rió un poco- ¿A qué hora despertaste?- la sonrisa de Momo se redujo un poco.

- Cuatro-respondió sinceramente, sería honesta en lo que pudiera serlo-despierto primero, hago el desayuno y el almuerzo, luego tomo una ducha, me arreglo, me despido de Heechul y salgo de casa-asintió-para llamarte y darte los buenos días a partir de hoy- eran muchas cosas qué hacer para solo una hora. Al parecer, tenía cada cosa calculada.

-Entiendo -susurró aun adormilada. Momo sonaba muy animada a pesar de dormir pocas horas, y eso era algo muy curioso-¿Ya te dijeron lo preciosa que te ves hoy?- Momo negó con su cabeza, aunque Sana no pudiera verla, mecánicamente.

-No-respondió.

-Te ves preciosa-le dijo sin dejar de sonreír.

-Pero no me has visto hoy- respondió un poco confundida, comenzando a sentir frío en sus manos.

-No necesito verte para saberlo- dijo en tono obvio- estoy segura de que así es- Sana escuchó la risueña risa de Momo al otro lado de la línea y fue inevitable reír con ella.

-Entonces tú también, debes verte preciosa en pijama - rió antes de darse cuenta de lo que acababa de decir - no quiero decir que solo te veas bien así, me refería a que...

-Momo- interrumpió-tienes que entender que yo no me molestaré contigo- le habló suavemente -sé que piensas eso. Al final del día eres humana, no te disculpes por existir.

-Lo siento... -suspiró inaudible. Suspirar significa cansancio y cansancio significa irrespeto, lo tenía claro - ni siquiera soy buena para existir -rió un poco.

-Oh, eres buena existiendo porque aún no aprendes a vivir -respondió quitando la manta de su cuerpo, aunque comenzara a sentir frío.

-Supongo que comprendo lo que me tratas de decir- dijo volviendo a sonreír mientras miraba hacia atrás, fijándose de no tener ojos no deseados puestos en ella -Satang, lo siento. Tengo que ir a trabajar- le dijo, aunque no quisiera irse. Momo tenía que ir a trabajar, y si llegaba tarde le costaría más que su puntualidad.

Momo ( SAMO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora