Capítulo XXI

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Kim Momo amaba la nieve, le parecía tan suave, blanca y bonita. El ambiente que acompañaba las nevadas para ella era tan agradable; Sana lo sabía, así que al ver por su ventana la nieve caer, sonrió al pensar en la emoción que seguramente tendría.

—Hola Sana, buenos días— saludó Momo cuando Sana contestó su llamada.

—Buenos días, Momo— respondió con una sonrisa sin dejar de ver la nieve—¿Cómo estás?—Momo se encogió de hombros, no quería mentirle.

—El equipo de Heechul volvió a perder— dijo un poco bajo. Sana puso sus ojos en blanco—no te enojes cuando vayas a verme hoy— pidió cerrando sus ojos.

—No lo haré, sabes que no me molesto contigo— respondió sinceramente — sólo con el...Imbécil de mi esposo— terminó en una risa. Sana asintió— ¿Y tú cómo estás?

—Estoy bien, feliz porque iremos al teatro—respondió emocionada y Momo también lo estaba—por cierto, ¿te diste cuenta? Está nevando, Momorin.

— ¡Sí! —dijo emocionada mientras miraba la nieve caer suavemente fuera de la cabina telefónica— hace tanto frío. La nieve es un buen calmante para el estrés, yo misma lo he comprobado— rió, notando cómo los vidrios de la cabina se empañaban por su respiración.

— También el chocolate caliente— respondió
dibuiando con su índice un corazón en la ventana— ¿Te gusta el chocolate caliente?

—Me encanta— respondió escribiendo la inicial de Sana junto a la suya en la ventana de la cabina, como si fuera una adolescente descubriendo el amor— ¿Y a ti? — preguntó pensando en ella, como ya acostumbraba hacerlo.

— También— suspiró con una sonrisa— algún día prepararé para ti, o tú lo prepararás. Sinceramente pienso que tú cocinas mucho mejor que yo — rió — pero sí quieres yo lo puedo hacer.

— Me gusta cocinar, amaría cocinar para ti — le dijo emocionada de solo pensarlo —prometo que nunca se me quemaría nada — rió un poco — solo sí es para ti.

— Incluso quemado me lo comería — respondió honestamente, nunca la haría sentir mal de esa forma, ni siquiera se atrevería a rechazar su comida —cocinas tan rico, Momorin—Momo sonrió sonrojada.

—Te quiero mucho— le dijo simplemente —tengo que irme.

—Te quiero incluso más —sonrió al escuchar su risa — cuídate.

—Tú me cuidas —respondió sin dejar de sonreír — te quiero mucho — repitió antes de colgar el teléfono.

Sana suspiró con una sonrisa mientras abrazaba a sí misma su celular, veía la nieve caer y a su mente solo llegaban imágenes de Kim Momo, su amante.

Cuando caminaba hacia la cocina para prepararle el desayuno a Lisa, no esperó encontrarse con su aun novio de pie de brazos cruzados, levemente recostado en la barra de la cocina.

—Buenos días— dijo BangChan al verla caminar hacia, creía, él.

—Buenos días —respondió rodeándolo para abrir el refrigerador. BangChan la miró sin comprender.

—¿Cuándo vas a hablarme de nuevo?—preguntó siguiéndola con su mirada.

— Estamos hablando —respondió sacando la caja de leche antes de cerrar el refrigerador. BangChan asintió.

—¿Somos conocidos o somos novios? —preguntó directo. Sana lo miró colocando la caja sobre la barra.

—Ni siquiera yo lo sé— respondió luego de unos segundos. BangChan no se esperaba esa respuesta— y ya que estamos hablando de esto, creo que deberíamos...

Momo ( SAMO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora