11. Alcohol Y Malos Entendidos

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Narra _____

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Narra _____

Es obvio que después de lo que pasó en ésa maravillosa cita, nuestra pequeña tregua se murió.

Querrás decir que la matamos…

Da igual.

Kagami no tardó en darse cuenta de todo y me obligó a contarle lo que pasó. No me dejó sola luego de éso…

Decidimos enfocarnos en el esgrima, en entrenar y darlo todo para ganar la competencia, dejando a un lado cualquier recuerdo o pensamiento inútil.

¡Y claro que ganamos, maldita sea!

Por primera vez en cinco años, la academia D'Argencourt ganó varias medallas. Y aunque resultó ser algo amistoso, éso no nos quitó el delicioso sabor de la victoria.

Al finalizar el evento, el profesor Armand firmó los permisos para salir después del toque de queda y la mayoría de nuestros compañeros se unieron al equipo local para ir a un bar y divertirse un rato.

Bebí un poco, no voy a negarlo.

Sí, un poco.

Hubo cerveza y otras cosas que no reconocí, por lo que sólo me hundí en el delicioso néctar dorado que legalmente no debería haber tomado.

Pero equis, somos chavos.

Ahora mismo estoy en el hotel. Tampoco es que hubiera bebido tanto, pero estoy segura de que la realidad no debería verse tan… extraña.

Me dirijo hacia el ascensor luego de pasar algunos minutos en el lobby esperando que el suelo dejara de moverse, y hago una mueca en cuanto veo a Clélie y a Jéremy dentro, comiéndose la boca como si no hubiera un mañana.

Mejor no tomo ése ascensor…

Suelto un fuerte suspiro y marco el número de Kagami en mi celular, rogando que aún no esté dormida.

Pues resulta que ella fue la única que prefirió quedarse en el hotel y festejar de manera "sana".

Comiendo helado.

―¿Puedo dormir contigo esta noche? ―le pregunto en cuanto responde la llamada―. Es que vi a Clélie y a Jéremy metiéndose mano mientras entraban al ascensor y bueno… estoy segura de que usarán mi habitación.

Espera, _____, ¿dónde estás? ―cuestiona, suena adormilada.

―Estoy en el lobby del hotel.

Dime que no tomaste.

―¡Claro que no, mamá! ―respondo con diversión―. Aún puedo contar hasta diez.

La oigo suspirar y sé que está negando con la cabeza.

Te dije que no era una buena idea ir con ellos… ―me regaña y arrugo el ceño.

El Secreto Que Compartimos (Chat Noir/Adrien y tú) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora