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--Y yo que pensé que los narcotraficantes tenían más clase. —menciono Hoseok mirando el almacén a unos metros de donde se encontraban y donde yacía el auto azul estacionado. Los pasajeros habían bajado y entrado al almacén/taller de mala muerte en medio de la nada. --¿Cosechan la hierba aquí o...?

--Chistoso. —menciono Taehyung mirándolo con cansancio, pero no había ofensa realmente. Hoseok sabía que no era malintencionado. —Cosechamos en el maizal. Lindo.

--Uno nunca sabe. Si los mafiosos no tienen presupuesto para un almacén decente, ahorran costos en la tierra.

Taehyung rio con verdadera gracia. Hoseok lo miro con una sonrisa, que esperaba no se viera de otra forma. Amistosa. No de admiración y embobada. Como si estuviera...

No, así no debía ser. Punto. Él era mejor que esto.

Miro hacia otro lado.

--Deberíamos ir. —dijo Hoseok al cabo de unos segundos, donde Taehyung asintió sin darse cuenta de que sus ánimos habían bajado.

Dejo que saliera del auto primero.

Si bien antes lo había maldecido como un camionero y había dicho que prefería pegarse un tiro, no era del todo cierto.

Si, era un idiota con patas y si no perdía su cabeza era porque estaba adherida a su cuerpo. Pero lo cierto era que le agradaba, le agradaba lo idiota y egoísta que era. Podía ser todo un irracional y aun así le divertía su forma de ser y aceptaba sus defectos, hasta les ponía al final un: "... aunque es tierno".

No, nada de eso era tierno.

¿Qué había de tierno en seguirlo en una persecución de alto riesgo buscando a su ex novia con su nuevo novio que le había robado el auto, y que al parecer este chico es de la mafia local o algo así y habían infringido ya bastante leyes, apartando el hecho de que estaban prófugos y los estaban buscando por todos lados?

No había nada de lindo en eso y aun así, Hoseok se había divertido más en esta travesía que cuando tuvo su primera cita con Boyong y creyó que era el mejor día de su vida.

No, el mejor día de su vida fue cuando Taehyung le dio el abrazo más hermoso que jamás haya podido recibir. Sin cuestionamientos y siendo un caballero que jamás pensó que necesitaría.

Estaba consternado a mas no poder.

Se supone que había escapado de esto toda su vida. Había escapado de no parecer tan gay, porque se había considerado no gay, hasta Taehyung, entonces todo había dado vueltas y se había sentido tan mareado por el hombre un año menor que él, que había considerado que estaba enfermo. No por la cosa gay, respetaba a los gays. Se refería enfermo a que no te puede gustar alguien de 22 años, "narcotraficante", y en menos de 4 días.

Era un eufemismo. Una broma de mal gusto. Algo sin poder creérselo aún.

Y estaba sucediendo. Para su desgracia. La vida no lo quería tanto.

Había pasado toda su vida pareciendo otra persona, que cuando vino aquel sujeto, poniéndolo patas arriba, no le quedo de otra salir de su caparazón. De paso, dándole la razón a aquellos que lo habían llamado extraño.

El amor te hacia extraño, para variar. O solo había salido el verdadero Hoseok, que no podía creer que siempre fue así, solo que no había salido por temor a lo que los demás dijeran. Poniendo otra piel en su cuerpo para proteger su verdadero él.

A pesar de que muchos habían insinuado que sería gay, Hoseok había rechazado tal cosa. Irónico que ahora le gustara el chico y sentía que no respiraba por el hecho de que tuviera una ex y peleaba a mas no poder por ella.

Y eso era otra cosa. Los celos. Habían aparecido cuando la había nombrado al segundo día. Si bien se lo había contado mucho antes, los celos arraigaron su sistema cuando la menciono nuevamente y ya se la había estado pasando genial solo los dos juntos.

¿Por qué tenía que mencionarla? ¿Por qué recordar la misión, que para eso habían estado juntos en primer lugar?

Había tratado de eliminar ese sentimiento, había tratado de eliminar todo en realidad, pero se había vuelto más gruñón y por ende, Taehyung también. Y es que era imposible no estar como un idiota también alrededor de ese hombre si la había mencionado y ahora estaban en líos por ella. Hoseok quería arrancarle la cabeza y morir luego porque sabía que Taehyung y él jamás serian algo.

Aun Hoseok dudaba de que fuera un poco gay como para sumar los celos por esa chica desconocida y como Taehyung babeaba por ella.

Nunca se había sentido tan mal, ni siquiera cuando Boyong lo había engañado. Sintiéndose humillado por lo que dijo, pero aquí era diferente, se sentía traicionado, cuando no debía. Estos celos eran demasiado que le quemaban todo el estómago y quería vomitar.

Es por eso que lo estaba tratando mal o más duro que antes, menos flexible porque estaba molesto por quererla a ella y no a él, por preferir arriesgar su vida por ella que pensar un poco en el pobre Hoseok...

Y ahí estaba de nuevo.

Esos pensamientos detestables.

Taehyung no tenía la culpa de que Hoseok se hubiera enamorado o de que asombrosamente se hubiera dado cuenta que era un poco gay y que encima estaba pensando dejar todo atrás por seguirlo en sus persecuciones.

Taehyung no sabía que Hoseok suspiraba por él como un bobo gay frustrado.

"Ridículo", eso le diría, como el resto, cuando se enterara.

Hoseok podía ver la desgracia venir si se enteraba.

Salió del auto y comenzó a caminar a la par de Taehyung.

Nadie podía enamorarse en tres días. Nadie podía ser gay de la noche a la mañana. Nadie podía querer tanto a alguien y depositar tanta confianza sin cuidado, como para sentir celos de una desconocida y querer asesinarla.

Salvo que Hoseok era ese nadie.

Debió haber huido aquel día en el bar. 

Dos tontitos en fugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora