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— ¿Crees que será solo llegar y entregarlo aunque no sea uno de sus hijos? — Preguntó Eunhyuk. —No lo sé, pero no podemos ir por allí con un niño arcángel de cabello negro sin notificarlo al reino, de hacerlo y enterarse alguien nos ejecutarán a todos— Respondió.

—Conozco a la matriarca del ejército, quizá nos escuchen al menos— Voltearon a mirarme. —Aunque tiene cierto parecido con ella… — Se acercó a verme más de cerca la mujer. —Aunque sus dos hijas están a mi nivel con diez y nueve años— Empezó a pensar.

—Su primogénito tiene doce, y para ser un niño también está a la par conmigo— Siguió pensando. —El niño no se movió siquiera, no sabemos si tenga magia o pueda controlar un elemento— Opinó el hombre.

—No nos incumbe, pero los arcángeles suelen nacer a la par de las mujeres toda su vida— Se sentó en su sitio nuevamente.

— ¿A los ocho años qué podías hacer? — Cuestionó Eunhyuk. —A esa edad partí un árbol pequeño con una espada— Reveló.

—Pero las niñas de ella… — Le dió un escalofrío obvio. —Escuché que una ya usa dos elementos— Suspiró.

Luego de un buen rato andando, el carruaje paró, bajándose todos, siguiendo yo de último.

— ¿Un arcángel? — Preguntó la mujer en la entrada, casi riendo. — ¿Él? — Me miró, aguantando la risa. —De por si, toda la familia descansa plácidamente en la mansión, además de que ese niño tiene el cabello negro— Señaló, dando un paso hacia atrás.

—Puedes comprobarlo fácilmente— La mujer de mi lado propuso. —Usa tú magia más fuerte y poderosa en el cielo, él luego te repondrá todo tu maná— Señaló a la luna.

La otra alzó su mano, soltando una onda de energía que hizo que la mayoría nos doblegaramos por instinto, a la par de unos segundos después, despidiéndose un gran haz de luz desde su mano a la lejanía.

Luego de aquella, aquella presión se nos quitó a todos, levantandonos y viéndola. —Cumplí con mi parte, a duras penas puedo moverme ahora— Dijo a Yoona aquella mujer.

—Haz lo tuyo— Se agachó y con una sonrisa me indicó, procediendo a curar a la que resguardaba la puerta.

— ¿Por qué tanto alboroto? — De la nada una mujer apareció aún bostezando, pero incluso así podía sentirse que con una sola miraba podía generar la misma opresión que la otra con todo su poder.

—Yo… —Antes de sorprenderse por la nueva mujer en la escena, la guardiana de la puerta se miró las manos, luego su propio cuerpo.

—Yoona— Señaló la mujer a la que ya conocía yo. —Seohyun— La señaló también. —Luego de un segundo, recordó algo, haciendo una pose frente a la mujer con un aura tremenda.

—Olvidate de eso, ni tú estás en el ejército ya ni estamos cerca a un edificio militar— Señaló la jefa de aquel lugar.

—Señora… — La guardiana se acercó con incluso miedo. —Ese niño es un arcángel… — Me miró con aún más miedo.

— ¿Eso es cierto? — Preguntó a Yoona primeramente. Asintiendo esta. — ¿Qué significa esto? — Preguntó más seria.

—Espero que no me hayas traído a un niño secuestrado— De un momento a otro todos sucumbimos a su inclemente presión y estábamos arrodillados sin ninguna opción a nada más.

— ¡Lo encontramos a las afueras solo! — Gritó de vuelta, bajando un poco aquello, sintiendo una mezcla de náuseas y miedo por solo su presencia.

—No te traería problemas a ti— Río un poco Yoona. —Tú eres la encargada militar de aquí, y tienes un hijo arcángel, si no es él, sabes cómo lidiar con esto, a mi me ejecutarán por tenerlo sin avisar— Reveló, quitando toda su presión de todos los presentes.

—Ya están los cien arcángeles repartidos, tenemos constancia de ello, además de que no hay noticias de ninguno desaparecido— Racionó sobre la situación.

Me miró, sintiendo algo de su poder solo en su mirada y volviendo aquellos sentimientos, aunque no la sensación de opresión.

Se acercó a mi, agachándose. — ¿Cómo te llamas? — Preguntó más cerca. —Creo que no sabe hablar— Indicó Yoona, ganándose una mirada de quién tenía delante.

—No… — Como pude intentaba hablar. —Lo sé… — Quizá el propio miedo me hacía hablar. —Por lo menos sabe hablar— Se levantó, acercándose a Yoona.

—Lo siento por dudar de ti— Vi como colocó su mano en el hombro de Yoona. —Esta situación no tiene sentido y no te he visto en quizá una década— Se dió la vuelta, dando un par de pasos hacia la mansión. —Te creo sobre que no me quieras causar problemas, pero se dónde encontrarte por si necesito explicaciones— Tomó mi mano, haciéndome caminar suavemente dentro.

—Nos vemos— Empezó a despedirse Yoona de mi.

—Supongo que tampoco sabes de dónde eres— Escuché una pregunta de la mujer que ahora me llevaba. Negué.

—Mañana será otro día— Indicó, pese a ir camino a la mansión, nos desviamos de la entrada, llevándome a una pequeña choza a un lado. —No noto hostilidad o siquiera poder en ti, así que hoy dormirás junto al personal— Dijo aquello agachada a mi altura, abriéndome la puerta e indicando a una mujer presente instrucciones sobre mi.

Kollision - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora