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— ¿Qué harás cuando crezcas? — Cuestionó Jihyo, mientras Minho y Jeongyeon estaban siendo instruidos por Sumni de noche, lleno de antorchas creadas por ella y nuestra profesora.

— ¿Qué puedo hacer? —Pregunté yo. —Quizá un general, si yo puedo optar por ser reina quizá tú puedas ser mi mano derecha— Pensó.

— ¿Qué harás si llegas a ser reina? — Ahora cuestioné yo. Escuché como suspiró, viendo a sus hermanos.

—Nunca más voy a llevarnos a ninguna guerra— Fué su primer y por lo visto más importante punto. —Si vamos a una guerra, quizá muera alguno de los cuatro— Explicó.

—Quiero ser la más poderosa de la existencia para que todos eviten meterse con nosotros— Asintió al decir aquello.

—Aunque el espíritu de la vida sea el más fuerte, me haré amiga de la encarnación de la vida, juntas nadie nos mirará mal siquiera— Siguió con su punto.

— ¿Y si por ser la más fuerte todos se alían para quitarte de en medio? —Pregunté a su plan. —Entonces tendré que ir yo sola y quitarlos a todos de en medio— Me miró ahora.

— ¿Nunca has pensado en el valor de una vida? -— Me cuestionó, a lo que negué. — ¿Vale lo mismo la vida de Minho qué la de un ladrón o asesino? — Puso la balanza, la cual se inclinaba al rubio.

—Si tuvieras que acabar con una persona para salvar diez, ¿Lo harías? — Me cuestionó directamente, a lo que asentí.

—Si tengo que ir a la guerra por todos nosotros voy a ser la más fuerte para pararlos a todos y que no existan más guerras— Volvió a ver a sus hermanos.

—Aunque no sea algo muy propio de la encarnación de la guerra— Sonrió al decir aquello.

— ¿Qué tanta diferencia habría entre ser una encarnación y no serlo? — Cuestioné, al no entender tanto aquello. —La diferencia es de dioses contra humanos— Señaló al cielo.

— ¿Crees que alguien normal podría parar las estrellas si caen? — Empecé a mirarlas. Negué. —La encarnación más débil es capaz de partir montañas en minutos— Explicó.

— ¿Y la más fuerte? — La miré, notando como seguía mirando al cielo. —Lo mismo pero en segundos— Comparó rápidamente.

—Nuestro rey fué fuerte, de hecho la encarnación más poderosa de su época, pero ahora no sabemos mucho, solo que la encarnación de la vida tiene un año más que yo y al despertar su divinidad se sintió hasta por aquí— La miré sin entender.

— ¿No has leído los libros de la biblioteca? — Cuestionó, negando yo. —Hay uno donde habla de estas cosas, han existido muchas generaciones y se sabe todo de los espíritus— Se señaló jugando.

—Cuando una o más posibles encarnaciones son elegidas se siente un retumbar grande, mientras más lo sea, más poderosa será— Volvió a mirar a sus hermanos.

—El mío y Soojin se sintió hasta la capital, estamos algo lejos, pero dicen que la de la vida se sintió desde el interior de su país hasta aquí— Empezó a recordar algo.

—También hablaba algo de unos espacios divinos que solo tienen divinidades, pero casi nunca los han usado, ya son tan poderosas que no lo necesitan— Frunció el seño un poco.

—Había otro libro que era más una leyenda— Paró a pensar otra vez. —Quizá un cuento más que otra cosa, además de los espíritus qué normalmente reencarnaron, hubo una excepción, el mundo había llegado a un punto que ni los espíritus podían sostenerlo— La tenue luz de las antorchas le daba aún más impacto a sus palabras.

—Según ese libro, el mundo una vez se borró, fué cuando nació la mismísima muerte— Se giró muy poco a poco mientras iba diciendo aquello, dándome una mirada aterradora.

—Así como para el amor existe el odio, la paz para la guerra— Iba acercándose más y más, casi imperceptible por estar sentados ambos. —También existe la muerte para toda la vida— Levantó sus manos.

—Si ya de por sí el espíritu de la vida tiene mucho más poder que todos los otros… — Paró un momento. Esperaba un seguimiento a aquello, pero se me tiró encima, poniendo sus manos en mi cuello, aunque con una mínima fuerza. —La muerte arrasó con toda la existencia una vez— Me soltó al decir aquello, riendo ella, quizá de lo asustado que si que me puse.

—Creo que es solo un cuento para asustar a los niños pequeños— Se enderezó, seguido de mi. —Así como a ti— Giró rápidamente la cabeza hacia mi.

— ¿Y si la encarnación de la vida tiene tanto poder por la muerte? — Pregunté, no quedándome claro si era un cuento o no. —Hace mucho las reinas lucharon contra los elfos, perdieron y la siguiente generación expandieron el lazo hacia nosotros, siendo aún más poderosas en la tierra— Volvió a pensar.

Parecía tener toda la biblioteca en la cabeza más que ser solo fuerte.

—Una vez hace mucho— Alzó un dedo recordando algo interesante. —Hubo un salto de poder muy grande entre generaciones, aunque no pasó nada— Se le fué apagando la emoción al recordar que no era del todo interesante.

—Quizá los espíritus solo nos presintieron de antes y les dieron aún más para equilibrarnos, tú y yo vamos a ser los más fuertes— Me dió un pequeño empujón.

—No puedo usar magia sin partirme los huesos y controlo el aire— Suspiré, sabiendo que ella ya tenia gran control del fuego y tenía tanto maná que el retroceso de cualquier magia era casi nulo.

—Ya escuchaste a la profesora, no es cuanto poder tengas, si no, el cómo lo usas— Se levantó. Me dió la mano para levantarme también.

—Nunca hemos peleado en serio, siempre te he corregido o enseñado cosas— Se fué separando de mi poco a poco.

—Creo que ya podemos practicar— Jihyo se imbuyo de fuego de un momento a otro. —Tú tienes tu espada de luz, yo tengo esta— Empezó a ondear sus manos, creando una figura, esta comenzó a brillar incandescente, había creado una espada de fuego mismo.

—Leí que estas son mucho mejores que cualquier arma básica— Todo el fuego que había salido de su cuerpo se concentró en su espada, brillando aún más.

Sabiendo su nivel, pensé en mi arma, apareciendo y yéndose a mi mano.

Kollision - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora