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— ¿No te aburres? — Cuestionó Jihyo. Volteé, negando de primeras, repetí el ejercicio de antes, volando un par de hojas del arbusto de prácticas. — ¿Qué hay afuera? — Pregunté seguido de aquello. —Más personas, animales, el bosque— Ví como jugaba con sus pies recordando aquellas cosas.

—Llevas seis meses aquí, podríamos escaparnos un día, no conoces ni la entrada a la mansión siquiera— Sonrió de manera juguetona.

— ¿Cómo podríamos salir? — Cuestionó Minho, saliendo de lo que él mismo denominó «ocultar presencia» asustandonos un poco.

— ¿Ya puedes volar? — Preguntó Jihyo, viéndome específicamente. Miré mis manos, luego pies, cerré los ojos, controlando las corrientes de aire, expulsandolo en el orden correcto, empezando a levitar, seguido mantenerme estático en el aire.

—Creo que puedo volar por unos minutos— Dije mientras volvía a descender. — ¿Por qué no me habían dicho de que puede volar? — Nos cuestionó a ambos.

—No puedes ir por ahí revelando todas tus cartas— Bajó de la rama baja dónde estaba sentada. —Hazme volar— Indicó, quizá sin entender bien como funcionaba aquello.

—Yo te ayudo con mis llamas— Indicó, quizá entendiendo más de lo que habría imaginado.

Teniendola en mi mira, empecé a envolverla de aire, usando ella sus llamas para calentar mi aire y empezando a subir. —Te lo dije— Soltó al controlar la temperatura y quedar estática en el aire.

—Me dan miedo— Opinó Minho al vernos combinar habilidades.

—Él me da miedo— Solté todo el aire de su alrededor, aterrizando Jihyo suavemente. —Yo lo necesito para calentar su aire, el lo calienta por si mismo, es más pequeño que nosotros y ya está desarrollando su segundo elemento— Explicó la mayor de entre nosotros.

—Tambien puedo hacer esto— Puse mi palma extendida en dirección de ambos, primero juntando mucho aire, luego enfriandolo, creando una corriente hacia ellos, probando el aire mucho más frío.

De primeras, ambos empezaron a relajarse y gozarlo, puesto que estábamos en época de mucho calor en el ambiente.

Luego de que se dieran cuenta de lo que estaba pasando, empezaron a mirarme raro. Miré mi mano, buscando el error.

— ¿Juntaste el agua para enfriar el aire? — Cuestionó Minho. Hice un gesto de no entender bien. Este se posicionó a mi lado. Poniéndose inverso a mi anterior posición.

—Junta el aire otra vez, yo lo mezclo con agua— Indicó, siguiendo sus instrucciones, está vez había canalizado más aire, sintiendo como el agua del ambiente empezaba a brotar, poco a poco enfriando el ambiente, siendo el objetivo Jihyo.

— ¿Podrían seguir así un par de horas? — Cerró sus ojos, visiblemente gozando aquella brisa. Ambos paramos después, quitándole el buen ánimo.

—Los veo aquí en la noche— Se fué un poco enojada, dejandonos a ambos solos allí.

— ¿No eres capaz de usar llamas o mover el agua? — Cuestionó el chico, negando yo. —Es cómo si solo pudiera usar esas cosas uniendo al viento— Miré mis manos.

Apunté al cielo, creando una bola de aire, luego calentandola hasta lo máximo posible, viéndose claramente el dorado de la combustión, solo que con muchas esquirlas amarillas del viento de por medio.

— ¿No puedes hacer esto? — Se echó para atrás, empezó a mover las manos, generando agua alrededor, poco a poco está juntandose en sus palmas, una vez allí, moldeandola como una espada.

Intenté copiarlo, aunque con el aire, pero disipando cualquier cosa que pudiera intentar, levantando rocas pequeñas en el proceso.

—Para ser un niño sin entrenamiento, podrías estar a nuestro nivel pronto— Indicó. — ¿Qué pasará conmigo si llego al nivel de ustedes? — Pregunté sin entenderlo bien.

—Quizá te vuelvas el guardaespaldas de Jihyo o mío— Empezó a practicar un poco con su arma de agua. — ¿Y si no llego a estar a su nivel? — Cuestioné. —Quizá te vuelvas un arcángel de batalla— Paró un momento. —Lo mejor sería que estés con nosotros siempre— Me miró, sonriendo levemente, deshaciendo su agua.

—A veces tienes que hacerte fuerte para cuidar a los demás, no para hacer daño— Miró el muro que rodeaba la mansión.

—Si vamos a salir un rato, necesitas aprender a desaparecer de la vista de los demás— Pareció inspirarse de pronto.

Luego de quizá dos horas de práctica y error, me había finalmente enseñado su técnica más nuevo y de la que más había estado alardeando.

Luego de un par de horas, al recién caer el sol, los tres estábamos en el sitio acordado, haciendo volar primero a Minho, quedando justo encima del muro. Luego Jihyo, dejándome de último a mí, mirando ambos como hacia el proceso yo solo.

Nuevamente repetimos el proceso y el orden, aunque en vez de elevar, era más bien descender suavemente.

—Bien, ocultemos nuestras presencias— Indicó Minho, a lo que ambos lo hicimos, pero no habíamos tenido en cuenta a Jihyo. —Mejor vayamos así, ella no puede usarlo ni aunque lo aprenda, tiene demasiado poder como para ocultarlo— Suspiró, a lo que empezamos a caminar, siguiendo a la mayor realmente.

Un rato después, habíamos empezado a ver las luces del pueblo, aquel que ví una sola vez antes de internarme en la mansión.

Aunque aquella vez no había realmente nadie, quizá por la hora, estaba lleno de vida incluso después de haberse escondido el sol, algunos cantos desde la plaza, luces iluminando el camino, la propia luna ayudando, personas de un lado a otro, alguna que otra carrera impulsada por un caballo.

—Te encontraron saliendo del pueblo, ¿No? — Cuestionó Jihyo, tomándome de la mano y empezando prácticamente a correr, casi cayendome en el proceso.

Kollision - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora