Capítulo 16

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Narra Flavia 

En cuanto desperté noté que Javiera seguía dormida sobre mi regazo, tenía los brazos pegados al pecho, parecía que hasta dormida tenía miedo de que algo la molestara. Me aleje un poco de ella y la acomode en el colchón. 

La mire unos cuantos segundos antes de decidirme por quitarle la ropa para lavarla, me levanté de la cama y caminé hasta su lado, la destape y desabroche su pantalón, Javiera se removió pero no se había despertado. 

– Quédate quieta Javiera– no se si hable para ella o para mi, poco a poco deslice el pantalón por sus piernas, dejando su piel cremosa y trigueña expuesta ante mis ojos– Dios– mire hacia arriba– no me pongas tentaciones 

Pase una de mis manos despacio sobre el vientre de la morena en la cama, acariciando la piel debajo de mis dedos, tomé el borde de su camiseta y la quite despacio de ella, dejándola solo con su ropa interior, tenía un conjunto de encaje que se le veía hermoso. 

Javiera se acomodó en la cama haciendo que volviera a la realidad, tiré del cubrecama debajo suyo y volví a taparla con el. 

Baje las escaleras y lleve la ropa de Javiera directamente a lavar, volví a la cocina dispuesta a preparar un buen desayuno para las dos, en cuanto lo hice vi a Miranda ya sentada en su lugar. 

– Buenos días Miri 

– Buenos días mamá– tomó un poco de su café antes de volver a mirarme– ¿qué hace la inspectora en la casa? 

– ¿Qué?– evité mirarla, puse el agua a calentar mientras preparaba las demás cosas.

– Si, se que esta en la casa, la vi llegar pero no irse 

– ¡Miranda!

– Me gusta ella– siguió hablando sin importarle nada– ¿la conoces? 

– Si– aunque sea le daría algunas respuestas– conozco a la inspectora Cáceres hace años, ella es… una buena amiga 

– Ah ya– termine de preparar el café y puse unas tostadas con palta en la bandeja además de unos vasos con jugo– la Martita salió a hacer las compras y yo iré un rato con Pascal y la Nicole 

– Miri… 

– Prometo volver temprano y no le diré a nadie que la inspectora estuvo aquí 

– Está bien, ve– subí hacia mí habitación cuando abrí la puerta Javiera recién estaba despertando, sonreí al verla parecía un poco confundida de donde estaba. 

– Te despertaste

– Perdona, no debí haber venido– deje la bandeja en la cama y ella se acomodó bien 

– No digas eso Javiera, me hizo bien que vinieras hasta acá– la mire unos segundos, estaba mordiendo su labio inferior 

– ¿Y mi ropa? 

– Decidí que debía lavarla– le pase la taza con café 

– Invítame a una cita primero

– No es una cita, pero prepare el desayuno para las dos, ¿qué dices? 

– Esto está genial– tomó un poco del café– aun te acuerdas como me gusta 

– Claro– prepare una de las tostadas y la partí en dos, le pase una de las mitades, ella solo sonrió al verla

– Odiabas tanto esto

– Me pegaste algunos de tus gustos con la comida 

– Espero que los bueno 

– Oh sí, ni creas que esos raros– sonreí mientras le quitaba los restos de palta de los labios y lo probé– delicioso– Javiera se quedó mirándome con la boca abierta durante unos segundos– toma el café o se va a enfriar 

– Te gusta provocarme 

– ¿Lo logre?– Ella no dijo nada, solo se limitó a tomar el café 

Cuando terminamos de desayunar levanté las cosas de la cama, Javiera seguía tapándose con las sábanas. 

– ¿Tienes que ir a trabajar? 

– En la tarde, tengo la mañana libre hoy 

– Toma una ducha así te relajas– busque una bata y se la pase– Duchate 

Javiera sonrió, agarró la bata y se la puso, me miró unos segundos antes de entrar en el baño. Me quedé unos cuantos minutos pensando cuando me decidí por entrar, abrí la puerta despacio. 

Se veía hermosa, lo único que nos separaba era la mampara transparente, el jabón y el agua caían de forma delicada por su cuerpo, la observe un momento, camine despacio por el lugar tratando de no hacer ruido. 

Quité cada una de mis prendas, sentía mis manos temblando pero quería hacerlo, deslice despacio la puerta de vidrio y entré detrás de ella. 

Deje que mi cuerpo se acostumbrará al agua unos segundos antes de acercarme más, pasé mis manos por su cintura hasta su vientre donde hice unas pequeñas caricias. Javiera se apoyó en mi pecho y sonreí al sentirla. 

– No deberías haber entrado Flavia 

– ¿A quién le importa?– Hice que girara para verla de frente- te quiero a ti y es lo único que me preocupa ahora 

– ¿Y si no se si es amor? 

– Entonces, lo descubriremos juntas– seguí haciendo unas ligeras caricias en su cintura, Javiera sonrió levemente y puso una mano en mi mejilla

– Hace tantos años prometimos encontrarnos, pero las cosas no salieron como lo planeamos– seco una lagrima que caía– sigues siendo tu, la misma mujer a la que amé y la que de igual forma me lastimo 

– Estoy muy arrepentida de ello y te juro que hay una explicación 

– Lo sé– se acercó un poco más a mí hasta que unió nuestras bocas. 

Era un beso mucho más calmado; con paciencia; delicadeza y esa mezcla de cariño e incertidumbre que nos había envuelto últimamente. Mis manos se mantenían con firmeza en su cintura mientras que las suyas se pasearon vagamente por mi espalda. 

No había tapujos, miedos ni vergüenza, éramos solo nosotras dos reencontrándonos 25 años después, más maduras, con nuestras vidas prácticamente hechas y con una mezcla de sentimientos y recuerdos. 

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N/A: Buenas, como están?, nuevo capítulo. Espero que lo disfruten y recuerden la historia no sigue completamente lo que nos contaron en demente así que seguramente vaya a haber algunos saltos en cuanto a estos capítulos con los de la teleserie.

No se si es amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora