Confía en mi

Capítulo 4: Te doy mi palabra

—Lamento mucho no llegar a tiempo Kiyomi San,  nadie esperaba semejante ataque. Es claro que estaba totalmente dirigido a la familia real...y la princesa

Eren, el Barón de Eldia, colocó la mano sobre su pecho y se acercó a Kiyomi, quien aún tenía dificultad para ponerse de pie.

—Nadie esperaba un ataque de ningún tipo, señor Yeager. No en Hizuru. Hemos sido una nación pacífica todos estos años—la tristeza se notaba en la voz de Kiyomi, a pesar de mantener un volumen moderado y sereno.

—Le aseguro que haremos pagar a Marley por esto—continuó Eren

—Aún no estamos seguros de que haya sido Marley—la suave voz de Armin se escuchó al fondo.

Eren y Kiyomi giraron la vista hacia la puerta al verlo entrar.

Armin había nacido en Eldia, pero había sido adoptado y criado en Hizuru desde los nueve años. Se había convertido en un estudiante prodigioso, aprendiendo todo tipo de medicina avanzada de dicha nación.

Después de todos esos años, había aprendido su estrategia de defensa y política pacífica.

Además de convertirse en uno de los principales filósofos y estrategas de Hizuru, a sus veintiún años de edad, también era uno de los mejores amigos de la princesa. Habían crecido, jugado y estudiado juntos.

Ahora Armin también lucía decaído. Era excelente negociando y planificando. Pero sus problemas de salud crónicos no le habían permitido convertirse en el hermano mayor que él hubiera querido ser para Mikasa.

Afortunadamente la medicina oriental lo mantenía estable, pero nunca pudo ser partícipe de los entrenamientos de lucha y manejo de armas.

—Señor Arlert—Eren saludó con una breve reverencia con la cabeza—Encontramos una navaja dentada dentro de la habitación de la princesa. Nadie más utiliza ese tipo de navajas, excepto los bárbaros que siguen al Lobo de Marley. No son el ejército oficial, pero obedecen al Rey...y el Rey es indulgente con él, porque le consigue victorias, no importa la clase de métodos sucios y violentos utilice. Estoy seguro que ellos tienen a la princesa.

Kiyomi se enderezó en su silla—¿De verdad cree que siga con vida, Señor Yeager? Ha pasado tanto tiempo.

—Si hubiera muerto, ya hubieran hecho alarde de ello, Kiyomi —respondió Armin—aunque han tardado en negociar su liberación.

Kiyomi suspiró y bajó la mirada.

—Kiyomi, no se preocupe, yo llevaré hombres de Eldia conmigo...y si Hizuru se une a nosotros, acabaremos fácilmente con ellos, los superaremos en número y...

—No creo que sea buena idea, al menos no por el momento—interrumpió Armin—es sabido que el ejército del Lobo ha ganado aún superados dos a uno y no necesitamos perder más vidas de Hizuru. Los ciudadanos aún caminan con miedo por las calles.

—Yo me aseguraré de que no sea así—replicó Eren—Rescataremos a la princesa y acabaremos con ellos.

—Entiendo la urgencia por rescatar a Mikasa, señor Yeager—insistió Armin—pero esa opción debería ser la última, pondría su vida en peligro. Créame, yo también quisiera poder rescatarla hoy mismo.

—¿Qué es lo que sugieres Armin?—cuestionó Kiyomi, mostrando que estaba de acuerdo con lo mencionado por él.

Armin miró a Kiyomi y después hacia Eren. Se enderezó y unió sus manos detrás de su espalda.

—Pueden enviarme a mi y tal vez tres soldados más. Podemos mezclarnos entre ellos, seremos sigilosos. Una vez que ubique a la princesa, me será más fácil definir cómo sacarla de ahí.