Capítulo 25

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Capítulo 25

Flor

Lo veo salir por la puerta y siento un enorme vacío. ¿Qué acabo de hacer? Quiero decir, ¿qué mierda acabo de hacer? Me refiero a lo que ha pasado en las últimas horas, desde que llegué...

Nate... su nombre y rostro vienen a mi mente de inmediato. ¡Oh, Nate! Paso mis manos desesperadamente por mi cara, intentando comprender qué me está pasando y cómo seguir adelante. ¿Cómo sigo? ¿Qué hago con Nate? ¿Qué hago con Ed y esta nueva personalidad que ha surgido en él? ¿Qué hago si sigue siendo el mismo idiota de siempre? ¿Qué hago si para él solo fue una noche? ¿Cómo lo enfrento mañana? ¿Debo contarle a Nic? ¡Dios mío! Me siento al borde del colapso. Necesito aire.

Decido ir al jardín, así que salgo casi de puntillas para que nadie me oiga ni me siga. ¿Estoy desarrollando paranoia ahora? Bien, esto va mejorando...

Bajo las escaleras que llevan a la cocina y salgo al jardín a través del ventanal, lo cierro para evitar que entre agua, sigue lloviendo intensamente. Me quedo bajo el espacio cubierto y me siento en la mesa de madera. No sé si quiero llorar o gritar, no sé qué siento. Cubro mi rostro con mis manos y escucho la ventana abrirse. Mi corazón se detiene y prefiero no mirar.

—Hey, ¿qué haces?— pregunta alguien. Reconozco esa voz, es James.

Me pongo nerviosa y no sé qué decir. ¿Habrá escuchado algo? ¿Ed le habrá contado?

—Na... nada, me gusta ver cómo llueve— respondo sin saber muy bien qué decir.

—Es bonito, ¿verdad?— dice acercándose y sacando un cigarrillo de su bolsillo trasero.

Asiento y él se acerca con la intención de sentarse a mi lado. No sé qué hacer, no quiero hablar con nadie en este momento. ¡Ojalá me tragara la tierra!

—Nic aún se siente mal— comenta James en tono preocupado—. No sé si debería llevarla al médico.

—Ah, no, con algo para el estómago y la cabeza estará bien. Solo tiene que controlarse...—le digo y él asiente.

—Sí, tienes razón. Me siento un poco culpable— confiesa.

—No, James, ella sabe las consecuencias. No es culpa tuya y no eres su niñero, tranquilo.

—Puede ser...—dice pensativo.

Hay un silencio entre nosotros, solo se escucha la lluvia caer y me pierdo en la forma en que las gotas golpean la superficie de la piscina.

—¿Te gusta?—pregunta James de repente.

Quedo helada. ¿A quién se refiere? ¿A Nate o a Ed? ¿Y qué debo responder a eso?

—No entiendo, ¿a qué te refieres?- pregunto para que me especifique.

—Nate...- dice clavando sus ojos en mí.

—Bueno— carraspeo un poco—, no lo sé, hace una semana que lo conozco, es un buen chico, no sé.

—Si, es muy buena persona, sobre todo eso— añade.

Yo respiro hondo y me empiezo a sentir mal, muy mal. Una culpa me invade todos mis sentidos y quiero irme de esta situación.

—Si— digo un poco casi sin voz—, voy a dormir, estoy un poco cansada— me levanto de la escena y el asiente.

—Si, yo igual, termino esto y me voy a la cama— dice señalando su cigarro ya casi consumido.

Le ofrezco una media sonrisa y me dirijo hacia la cocina. Abro la ventana y veo a Ed bajando las escaleras con el torso desnudo

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